Ahora eres mía Becca Thompson

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Luka

Sé lo que pasara ¡Nada!. Becca solo se atrevió a decir esas cosas, porque estaba alcoholizada. Así que me conformaré con cumplir mi promesa y olvidarme de su existencia.

Camino al instituto sin ganas de llegar, gracias a este pensamiento que no se borra. Creo que una parte de mí quiere que ella se quede.

Al llegar tomo mi lugar, pasa el primer turno de clases y aún no llega, ¿Esta chica no podía llegar temprano al menos hoy?. Muevo mi lápiz de un lugar a otro rápidamente, no debería sentirme esperanzado mientras espero por ella, pero al fin pasa:

—Buenas días profesor.

—No, Buenas tardes estudiante, tome lugar y póngase al día.

Becca camina con las mejillas rojas y mirando a todos lados, hasta que llega a mi lugar entregando me algo azul que llevaba estrujado en su mano. Lo tomo rápidamente y lo guardo en la mochila, mientras se dibuja una sonrisa que intento disimular.

El profesor de Ciencias Sociales sigue dando su clase como si nada, ya Becca tomo asiento e intenta tapar su rostro con un mechón de pelo, evadiendo las miradas curiosas que nos rodean.

El momento incómodo pasa rápido, el salón realiza una tarea del profesor y todo sigue en silencio. Todo excepto mis pensamientos que me invaden de curiosidad. Estoy seguro de que guardé en mi mochila el panty de Becca, no pensé que se atreviera a hacer algo así. La mente intrépida y algo pervertida de esta chica, me hace sonreír como niño y desearla como hombre.

Alcance a ver bordes de encaje, con mariposas antes de guardarlo, y me imagino la figura de Becca con algo así puesto. Dibujando una sonrisa en mi rostro.

—Alumno nos quiere decir que le causa risa

—No —Odio a este hombre.

—Entonces retirese

Me dirijo a la terraza del instituto que a esta hora esta vacía y luego de fumarme un cigarrillo y relajarme abro mi mochila. No podía esperar más para saciar mi curiosidad, y efectivamente es el panty de Becca completamente de encaje en la parte delantera, y muy delgado en los bordes y la parte trasera, desprende un olor a perfume suave pero bastante sensual.

—Puesto me queda mejor —susurra a mi oído, extremesiendo mi piel, la voz inconfundible de la chica.

Volteo y le contesto mirándole a los ojos. —Deberías usarlo para mi pequeña. —Ella se queda mirándome fijo sin saber que decir, y no paro de mirar sus labios perfectos.

Paso saliva y tomo su rostro con una mano, mientras la otra recorre sus nalgas. La beso desenfrenadamente, no como la primera vez y dejó salir varios suspiros, puedo sentir la respiración acelerada de Becca y leves gemidos, sus uñas se clavan tímidamente en mis espaldas provocando el deseo de una fiera en tiempos de sequía. Muerdo la parte baja de sus labios y juego con ellos entre mis dedos para seguirlos besando. El aroma que desprende, lo suave de sus labios, su cabello rebelde igual que su actitud, esos ojos causantes de estragos y la perversión oculta tras su inocencia. ¡Esta conexión que deja sin aliento!. Me hacen sentir que ya estoy lejos de escapar del huracán que se avecina, lo mejor de todo es que no quiero hacerlo, aunque sé que saldré perdiendo. ¿Quién no a pagado caro el amor?, Y no hablo de dinero. Perder en sus brazos ya sería un triunfo, y quedarme en ellos es mi codicia.

—Nunca había deseado tanto a una mujer Becca —admito.

Ella mordisquea su labio inferior y contesta —Entonces hazme tuya.

Ahora el que quiere pedirle que  escape conmigo soy yo, esa carita tierna y esa mente pervertida son para mí, lo mismo que una atracción para un niño. Demasiado emocionante como para no caer.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora