Tres años atrás

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He vuelto a robar la moto de mi padre... Lo necesitaba, la arena entre mis dedos, el agua del mar y la soledad a mitad de la noche.

Mis labios tiemblan y mis puños se aprietan en los bolsillos de la chaqueta de cuero. Hace frío pero no importa, es el mismo lugar todos los años en la misma fecha "Veinte de Octubre". Mis pulmones se llenan de aire, dejo escapar largos suspiros y una lágrima rueda por mis mejillas.

Me despojo de la chaqueta y me adentro de a poco en el mar oscuro, sentir las olas golpeando mi rostro me alivia y sumergirme por completo, aún más. Los recuerdos me invaden... pero mis gritos no se escuchan bajo el agua.

Solo tienes 15 años mi amor. Ya habrá tiempo para eso, pero un bebé ahora echara a perder tu futuro.

—Claro que no —respondí con lágrimas gruesas en mi rostro entrelazando las manos de mi madre. —Estudiaré y trabajaré al mismo tiempo, muchas mujeres lo hacen.

—Pero tú no tienes necesidad de eso mi amor.

—Yo lo quiero mamá. —sus manos abandonaron las mías, poniéndose de pie

—¡He dicho que no Becca, no mientras vivas bajo mi techo!

Me estoy quedando sin aire bajo el agua, pero esta sensación de ahogamiento no es nueva, así que sigo nadando adentrándome más profundo.

[...]

—Dime algo por favor Cristian.

—Estoy feliz por los dos mi amor, solo que no esperaba que este momento llegara tan pronto.

—Dijiste que sueñas con casarte y tener una familia... conmigo

—Así es preciosa pero si decides abortar —senti un estruendo al escuchar esas palabras, era otra grieta abriéndose paso en mi corazón. —Yo te apoyaré.

—Yo quiero tenerlo Cristian, es nuestro bebé

—Entonces... —vaciló antes de continuar —Igual te voy apoyar en tu decisión.

Tú decisión, esas palabras retumbaban en mi cabeza, quería que la decisión fuera de ambos. Aunque no lo haría, era obvio que quería salir corriendo.

[...]

—Que bendición seré abuelo, mi hija me dará un lindo nieto —alardeaba mi padre con las manos alzadas.

—Sí que bendición —ironizó mi madre mientras yo veía detrás de la puerta. —Ni siquiera puedes mantenerte en pie, dame esa botella. Mi hija no se arruinará la vida por ser madre como hice yo. —sus ojos se desviaron hacia la puerta, quedando expuesta mi presencia.

—Becca... yo

—Tranquila sé que siempre he sido una carga para ti, que no terminaste tus estudios por mi culpa y que mis abuelos te obligaron a casarte y tenerme en contra de tu voluntad. La diferencia es que yo sí quiero tener a mi bebé y nunca diré que me arruinó la vida.

—Claro que no lo dirás, porque no lo tendrás. ¡Por encima de mi cadáver!

[...]

—No llores amor, quizás tu madre tiene razón. Piénsalo bien, yo no tengo un buen trabajo y las carreras de motos son arriesgadas, así que las tendría que dejar y tú estás estudiando. Nuestra vida es perfecta así. Piensa en la adrenalina de las carreras cuando vas detrás de mí, las locuras, las fiestas. Todo se acabaría.

—Es lo más importante para ti ¿no? —reclamé entre lágrimas —Entonces márchate —señale la puerta

—Becca no enti... —no lo deje terminar.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora