Subestime el pasado

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Becca

Mordía mis labios mientras lo miraba fijamente y mis manos sudaban entrelazadas sobre mis piernas.

—¿Cómo estás? —inocencia; para algunos virtud y para otros defecto, para mi hermosa y para todos irrecuperable... Así se veía él, mientras preguntaba con mejillas rojas y voz temblorosa.

—Bien

—¿Y cómo te sientes? —definitivamente Luka no era el robot, en el que se ha convertido, la vergüenza justificaban sus comentarios ilógicos que me hacían reír. Aún no sé si disfrutaba viendo la pena en su rostro, o me gustaba porque se sentía real.

—Es lo mismo —respondí, escapando de su mirada para aguantar la risa en mis labios, que se retorcían, simulando que no me hacía gracia el comentario.

—Supongo que sí, no tienes que disimular, yo... —no pude aguantar reír después de eso, aunque entiendo que para el resultó incómodo.

Lo siento no me rió de tí, bueno si pero es que me causaste gracia; es decir la pregunta —ni siquiera sabía que decía, ver el dolor en sus ojos después de reírme, me puso más nerviosa y solo terminé causando más dolor.

—No era necesario llamarme para burlarte lo hubieses echo tú sola —se levanto de su asiento, dio tres pasos rápidos para mirar hacía atrás y proseguir. —dile a Valeria que no me moleste más en tú nombre. —sí, ella era mi cómplice, intentando reparar mi estupidez y terminé por arruinarlo aún más.

Mi cuerpo se movió por inercia, levantándome de la silla y mi lengua escapó en un intento de arreglar algo.—Si quiero ser tú novia Luka, por eso te he llamado; ayer me pusiste nerviosa... es decir me puse nerviosa.

—Entonces te pongo nerviosa, ¡¿Eh?! —esto si no ha cambiado, siempre a sido un aprovechado. Y ahora se aprovechaba de la situación.

[...]

—Becca, Becca —una voz femenina me hacía despertar de mi sueño, en realidad recuerdo, sobre la mesa del instituto.

—¿Qué pasa? —pregunte a Val, estrujando mis ojos.

—Examen

—No me jodas —respondí con voz baja y entre muecas.

Luka llegó a nuestro sitio, pasando las hojas del examen, es el alumno selecto del profesor y esta exonerado de las pruebas por su desempeño; comentan que incluso ayudo a preparar el examen. Ya ha pasado una semana después que decidió jugar con mis sentimientos y aún me pongo nerviosa en su presencia pero ya no puedo mirarlo a la cara.

—Aquí tienen —comenta pasándonos las hojas de prueba.

Dije que desaprovaria Matemáticas, ¿Cierto? Pues me alegra informarles que pase la materia con 96 puntos, eso para mi amerita una fiesta, sin embargo ahora sé que me equivoqué, es Inglés, la que desaprovaré.

—¿Porque yo tengo dos hojas y tú una? —pregunto a Val, en voz baja y disimulando ante la mirada del profesor, que esta enfrente de la clase.

—No lo se, yo tengo sólo una.

Aprovechando el despiste del profesor, paso la hoja de abajo hacia arriba y quedó anonadada. Son las respuestas a las preguntas del examen y con la letra de Luka.

—Permiso profesor —comunico dejando el asiento y sin esperar respuesta camino hacía Luka, quien esta a su lado, espiando a los alumnos como aves de rapiña.

—Esto te pertenece —le entrego su hoja de fraude, la cual abría aceptado hace una semana, pero no quiero deberle nada al diablo.

Todos miran en silencio y curiosos, excepto el profesor que mira con desprecio a Luka y este baja la cabeza.

—Estas loca —reclama Val en tono bajo, cuando tomó asiento.

—No sabes cuanto.

—En realidad, si lo se. Son siete años de amistad querida, pero tú tienes el don de seguirme asombrando.

[...]

Es receso y la cafetería esta llena, adoro sentarme con mi amiga, pero desde hace una semana que hizo el amor locamente con Axel, mientras Marcos agonizaba, no he podido acercarme a ellos, sin querer vomitar: Muñeca por aquí, amorcito por allá, en fin imposible no empalagarse, viéndolos cinco minutos.

Me alegro que Axel no fuese espulsado, aunque ahora debe quedarse a limpiar el instituto completo después de clase y Val se queda a ayudarlo. Marcos decidió cambiarse de instituto afortunadamente, eso calmo un poco las habladurías al respecto.

La única desgracia que me ha acompañado esta semana es Brayan. Es muy guapo y eso causa que todas las chicas volteen a ver a nuestra mesa pero su estupidez es cansona.

—Observa como lo hago —comenta, mientras hace otro truco con las cartas ¿Debería decirle, que ya me lo se todos?

...

—Así no Becca, tienes que ser rápida o se darán cuenta.

—Siempre se me caen las cartas, me rindo —Luka me da un pequeño beso es la mejilla, mientras estamos sentados en el pasto verde de nuestro escondite, un lugar que hallamos cerca de la secundaria buscando cerezas. Yo lo abrazo y caemos tendidos en el pasto, uno al lado del otro, con las manos entrelazadas.

—¿Puedo darte un beso? —pregunta mirando al cielo.

Umju

Él se inclinó sobre mí, acarició mi rostro con una mano y unió sus labios con los míos tiernamente, derritiendome como algodón de azúcar.

Recuerdo mientras creó que subestime el pasado, subestime a mi primer novio, y fue fácil hacerlo con la escusa de que solo teníamos trece años y con tantos traumas y problemas que surgieron en los últimos años, después de él. No había tenido tiempo para detenerme a pensarlo. Mis primeros años de preparatoria fueron marcados por drogas y motocicletas, cosa que no muchos saben ya que siquiera asistía al instituto y cuando lo hacía era un fantasma. Ya lo he superado hasta cierto punto, pero siempre me deprimo un poco cuando se acerca la fecha que aún no quiero recordar.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora