Cuando creces te das cuenta que lo que duele tiende a ser real, mientras más duele más real es.
Cuando eres niño tus padres toman una parte de tu dolor y lo hacen suyo, lo toman y te hacen olvidar que es doloroso; cuando creces, tu solo lidias con tu propio dolor. Es difícil. Muchas veces las maneras de aminorar el dolor no son las correctas, o no son lo suficientemente buenas.
A veces el dolor es demasiado que nada funciona.
Cuando era niño, mi mamá y mi papá tomaban mi dolor y lo hacían suyo. Mi mamá ya no está y mi padre no quiere ni puede estar, yo soy el hermano mayor, se supone que yo debo tomar el dolor de mi hermana menor, ¿entonces quien tomaría el mío? No hay nadie.
Mi padre nos dejó solos a mi hermana y a mí, yo creía que necesitaba espacio para lidiar con su dolor; yo dejé sola a mi hermana y a mi padre porque pensé que necesitaba espacio para superar mi dolor, y tal vez para Danielle fue lo mismo. Todos pensamos que necesitábamos tiempo y espacio para disminuir la ausencia de mi madre.
Cuando nos mudamos, empecé a correr en un intento desesperado de dejarlo atrás, como si con cada paso que me alejaba el dolor se iba quedando lejos. Fui un tonto. Correr parecía ayudarme, de verdad que sí, cuando acababa me sentía renovado, como si me hubiera quitado un peso de encima, pero la verdad es que solo estaba huyendo de él, no lo enfrenté en ningún momento.
Y es por eso que, cuando mi padre me dejó solo nuevamente en esa casa en la que ahora vivimos, atrapado con mis pensamientos y el fantasma de nuestra conversación, sentí que me estaba asfixiando. Con cada segundo que pasaba sentía que las paredes de mi habitación se hacían más pequeñas, mi habitación, el lugar donde más cómodo me sentía se convirtió rápidamente en un encierro.
Literalmente salí corriendo de ahí.
Debí parecer un demente corriendo por las calles de Forestwolf, quien sabe durante cuánto tiempo lo hice, solo supe que me seguía faltando el aire, y al doble, del esfuerzo y de la claustrofobia que sentía. El aire frio que suele calmarme esta vez se quedaba atorado en mis pulmones y el cielo gris me parecía una burbuja que se encogía cada que "respiraba".
En un intento de huir termine aquí, en medio del bosque a quien sabe que hora de la noche, lo sé porque la luna se filtra por las ramas de los árboles. Mi único consuelo es que me siento mejor, lo malo es que tengo el presentimiento que si trato de encontrar la salida solamente me voy a perder más.
Todo esto pasó porque no actué de acuerdo a mi personalidad, yo no soy del tipo que actúa sin pensar, yo soy de los que le dan muchas vueltas a un asunto; claro, las circunstancias tampoco habían sido las normales, sin embargo, hasta ahora, no importaba cuan afectado me encontrara, no me precipitaba de esta forma.
—¿Qué caso tiene pensar en eso justo ahora? —murmuro.
Ninguno, en realidad, pero está claro que ya me estoy sintiendo yo otra vez si otra vez soy capaz de dar espacio a mis pensamientos.
ESTÁS LEYENDO
Contigo a la Luz de la Luna
FantasyLa luz del día y el sol traen consigo verdades ocultas y misterios perdidos en el tiempo, pero es cuando la luna sale y el cielo oscurece cuando los sentimientos se intensifican, transformándose en melodías nocturnas de amor y odio. Sinopsis en la h...