Capítulo 19: La Muerte de Kara Fuller

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[ADVERTENCIA: El siguiente capítulo contiene violencia. Lee bajo tu propia responsabilidad]

Forestwolf, madrugada del 14 de septiembre

"Salgo corriendo del auto en cuanto mamá se detiene frente al garaje.

—¡Fletcher! —la ignoro.

A mitad de camino de regreso de la escuela me entraron unas ganas terribles de cagar. No tarde mucho en darme cuenta que mamá se sentía de una manera similar, porque ella venia moviendo los dedos contra el volante y en cuanto se ponía el rojo, movía las piernas hasta que otra vez el semáforo cambiaba a verde. Así que como yo había tenido ganas primero a mi correspondía usar el baño primero.

En cuanto me siento en la taza, escucho como mamá cierra la puerta.

—¡Fletcher, ven aquí y recoge esa mochila! —grita.

—¡Ya voy!

Escucho el tono de la contestadora. Beep.

—Kara. —es la voz de mi padre. Por la hora todavía debe de estar en la librería, aunque su voz se escucha demasiado agitada para el trabajo bibliotecario. —Volvió, Demetri nos encontró. Trataré de alejarlo de ustedes tanto como sea posible, pero tienen que irse, ahora. Váyanse a cualquier otro lugar no importa donde, los encontraré. Todo esto es mi culpa, lo siento tanto. Realmente espero que escuches esto antes de llegar a casa.

No estoy seguro acerca de lo que están hablando, solo entendí que habíamos llegado demasiado tarde. Y que debíamos huir. El pánico me invade.

Me muevo rápidamente, en un minuto salgo corriendo del baño, bajo las escaleras y me encuentro frente a mi madre, congelada, mirando el teléfono.

—¿Mamá? —mi voz la saca del trance, su mirada azul grisáceo esta sobre mí, la preocupación brillando en sus ojos. Tengo miedo. —¿Mamá qué está pasando?

—Su...Sube y empaca las cosas de tu hermana y las tuyas. Nos vamos en cinco minutos. —ahora el congelado soy yo. Tengo miedo, ¿Por qué tenemos que huir de nuestra casa? —¡Fletcher! —mis ojos se encuentran con los suyos.

Mi padre suele decir que mis ojos le recuerdan a mi madre, claros y puros. Yo digo que no se parecen mucho que digamos, si bien los dos tienen un matiz gris, los de mi mamá son azules mientras que los míos tienen matices azules y cafés. O al menos eso dice Danielle.

Nunca había creído que nuestros ojos se parecían hasta ahora, cuando ambos pares están llenos de miedo, preocupación, abiertos, resaltando el gris.

—Todo va a estar bien, mi bebé. —"Mi bebé", siempre me ha llamado así, pero en este momento, se siente como un mal augurio. —Sube a empacar.

Esta vez hago que mis piernas den media vuelta y subo corriendo las escaleras. Encuentro una mochila vieja de Danielle y echó ropa ahí, justo antes de cerrarla meto el peluche de conejo que está al lado de su cama. Hago lo mismo con mis cosas, excepto por el peluche.

Me topo con mi mamá en el pasillo y puedo ver en su cara que algo malo está pasando. Esta tensa de pies a cabeza y carga ella misma una mochila en el hombro; en un segundo me tiene tomado de los hombros a pesar de que ahora soy más alto que ella, y me mira con los ojos nublados, toma varias respiraciones profundas y el miedo se instala en mi estómago.

—Escóndete en el baño, pon el seguro y bloquea la puerta, si es necesario sal por la ventana de tu habitación y corre tan rápido como puedas, ¿entendiste?

Soy presa del pánico y las palabras se quedan atrapadas en mi garganta. No tengo idea de lo que está pasando, solo sé que es como una película de terror y quiero salir de ella cuanto antes.

Contigo a la Luz de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora