Un deseo inesperado [Sheennant]

Capítulo 11: ¿Culpa?

La luz del amanecer se filtraba suavemente a través de las cortinas, bañando la habitación en un resplandor dorado. Michael abrió los ojos lentamente, sintiendo el calor del cuerpo de David a su lado. Su mente estaba nublada por los recuerdos de la fiesta de la noche anterior. Había bebido más de la cuenta y ahora apenas podía recordar los detalles. Sentía una ligera punzada de dolor en la cabeza, señal de la resaca que lo golpeaba.

Se quedó quieto por un momento, tratando de ordenar sus pensamientos, pero solo lograba captar fragmentos dispersos de risas, música y luces brillantes. Todo lo demás era un borrón. Lentamente, se giró para mirar a David, quien aún dormía a su lado. La escena le recordaba a un fanfic típico, especialmente con esa incómoda sensación en su trasero. Entonces, se dio cuenta de que ambos estaban desnudos y que David estaba abrazado a él.

Con delicadeza, Michael despertó a David, quien se sentó y bostezó, abriendo los ojos lentamente. Estaba a punto de decir algo como "Buenos días", pero lo único que vio fue el cuello y los hombros de Michael, cubiertos de mordidas.

David, ¿recuerdas qué pasó ayer? —preguntó Michael mientras se acomodaba el cabello desordenado.

Y-Yo... —La mente de David comenzó a maquinar desde el momento en que decidieron ir a aquella fiesta hasta encontrarse aquí, juntos en la cama.

Flashback 1

Ambos caminaban alrededor del parque, observando a las parejas. Algunas parecían felices, mientras otras se mostraban molestas o recelosas. David intentaba animar a Michael, quien se había entristecido al ver unos patos. Todos sabemos a quién le recordo, lo que le generaba gracia a David, pero si lo decía, seguro dormiría en el sillón.

Michael había estado callado durante unos quince minutos, lo cual desesperaba a David. El escocés intentaba iniciar conversaciones, pero Michael no colaboraba; a veces no le escuchaba y otras veces solo respondía cortante. Llegaron a una esquina del parque, y Michael finalmente habló.

Mira, una fiesta —dijo, mirando la temática de los años 80 y 90—. Pensé que ya no había personas a las que les gustara esa temática.

Podemos ir —sugirió David, haciendo que Michael lo mirara con ilusión.

Está bien, pero tú invitas los tragos —sonrió Michael con gracia mientras se dirigían a la discoteca.

De acuerdo, pero solo dos vasos para cada uno. No tenemos un auto para volver a casa —respondió David mientras llegaban a la discoteca.

Ambos entraron, pagando su entrada. El interior de la discoteca estaba decorado con imágenes de cantantes famosos de la época y algunos pósters de conciertos en buen estado. A medida que se adentraban más, la ambientación se volvía más nostálgica. Se sentaron en la barra y pidieron dos whiskys de etiqueta negra, tomando sus vasos y comenzando una charla inusual.

Estos días que hemos dormido juntos, he soñado con una boda —inició la conversación Michael, haciendo que David lo mirara intrigado.

¿Una boda? —intentó calmar su ansiedad, pero no pudo evitar preguntar—. ¿Con quién te casabas o bueno, quién se casaba? —no pudo ocultar el nerviosismo en su voz. ¿Qué le pasaba?

¿Yo? —Michael se quedó pensando, recordaba la decoración de la boda hasta la comida que servían, pero no recordaba con quién se estaba casando—. La verdad, no creo que sea mi boda. A veces solo sueño que estoy entre el público, bueno, también en el altar.

Tal vez era Anna —susurró David mientras pedía otro trago—. Es tu pareja, después de todo.

Michael lo miró por unos segundos, notando una pizca de tristeza en su mirada. También pidió otro trago para acompañar a su amigo, sin responder a David. Anna era su pareja, pero ya no hablaban como antes. Pensándolo bien, no había hablado con ella en los últimos diez días. Pidió otro trago, pero David se lo quitó.