Capítulo seis | "Tentadora."
Addie.
Sí el peligro tuviera nombre y rostro, ese definitivamente sería el de Kai Morozov que parece haber emergido de las sombras. Si verlo con máscara me revolucionó las hormonas contemplar ese hermoso y cruel rostro terminó de acabar con mi estabilidad emocional. Con el pelo tan negro como la noche que le cae en mechones rebeldes sobre la frente, acentuando su misteriosa apariencia. Sus facciones angulosas, con la mandíbula fuerte y marcada que denota determinación y fuerza. Sus labios, rellenos y definidos, parecen siempre dispuestos a esbozar una sonrisa burlona o un gesto malvado.
Pero son sus ojos lo que me atrapan: su azul tan claro que parece hielo, fríos e insondables, como si guardara todos los secretos y toda la maldad del mundo en ellos. Está vez si pude ver que en su brazo izquierdo hay un tatuaje de una serpiente que se enrosca alrededor de su brazo en intrincados diseños. El contraste entre la palidez de su piel, el negro de su cabello y el azul gélido de sus ojos crea un aura irremediablemente aterradora a su alrededor, como si estuviera rodeado por sombras incluso en plena luz del día. Es como la miel, y yo una abeja.
Vale, puede que me haya pasado los últimos dos días sobre pensando en ese hermoso espécimen masculino pero es casi imposible no hacerlo si lo tengo pegado a mi todo el día. Las clases parecen ser mi único respiro de su devastadora presencia porque como cosa caprichosa del destino— aunque sospecho que en realidad es de él— ahora, mágicamente, compartimos la mayor parte del día en el mismo círculo social. Además, no han dejado de aparecer las rosas marchitas ahora junto a notas extrañas en ruso con la palabra moya zhena, que al traducsirloal inglés significa mi mujer, hagamos de cuenta que mi principal sospechoso no es el ruso. Lo que aún intento descifrar es cómo mierda logra colarse en mi habitación. Nuestras peleas pasivo-agresivas llegan al punto de ser insostenibles llegados a cierto punto en el que la tensión sexual alcanza hasta a las personas que nos rodean. Como ahora por ejemplo.
—¿Estudiaste psicología y no me había enterado?
—No, pero tomé un curso y sé lo suficiente del tema como para saber que no son normales ciertas actividades tuyas.
—¿Y a ti qué mierda te importa?— le espeto, ya completamente hastiada de que intente meter su nariz donde no lo llaman.
—¿A mi? Todo, en realidad. Además de que me encanta cuando te pones furiosa y le das riendas suelta a tu afilada lengua.— estoy segura de que mi cara debe ser un completo poema porque el se recuesta en la taquilla que está junto a la mía y sonríe encantado.
—Apártate. De. Mi. Camino.— mi voz parece hacer efecto en el, porque frunce el ceño y se hace a un lado.
—Tú a mí no me das órdenes, kisa.
—Deja de llamarme así.— siseo.— Y la próxima vez que te intentes meter en mis asuntos te voy a cortar la lengua en el medio del campus y me va a importar una verdadera mierda la policía.— cierro mi casillero con más fuerza de la necesaria, incluso algunos estudiantes se voltean a ver que sucede, pero nada más que notan mi aura toman la decisión de mirar a otro lado.
—Tienes fuertes inclinación por la violencia, eso tampoco es sano y…
—¡No soy tú maldita paciente, así que deja de analizarme, cabrón!— hago puños las manos cuando comienzan a temblar y acelero el paso para despistarlo cuando se me empieza a dificultar respirar.
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Almost Paradise | +18
Teen FictionKai: Ella es mía. Incluso antes de nacer ya era mía. Fue creada para mí y solo para mí, mataré a quienquiera que se atreva siquiera a verla. No me importa si me odia, su cuerpo me desea y con eso me basta, por ahora. Porque del odio al amor hay un...