El Alma del Mar

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Salió a la cubierta, el día era brillante y agradablemente fresco.
El resplandor del sol hizo que entre cerrara los ojos y picaran por dentro. Aún no había podido descansar bien, y ahora que SeongHwa estaba bajo el cuidado de JongHo, quizás podría dormir unas horas con YeoSang, que además, estaba usando su habitación, su cama, sus caracolas, sus libros. Un abuso en su ausencia. Sonrió de todos modos, sabía que hicieron todo lo posible para llegar vivos a la colonia, y YeoSang aún necesitaba un buen descanso, al igual que él.
-¿Sobrevivirá?- preguntó YunHo a su lado. ¿Hacía cuánto estaba ahí? HongJoong lo miró-. Al príncipe, me refiero.
-JongHo no sabe. Dijo que la sirena era su arma mortal.
-El perro mordió al dueño.
-Hum- expresó HongJoong.
-Yo no lo haré, si es lo que te preocupa, y no soy venenoso. ¡Tampoco soy un perro!
HongJoong rio ante la declaración de YunHo
-Le dije a JongHo que les pida lo que necesite. Ve a ofrecerle un baño y ropa, y si quiere comer habla con WooYoung. Iré a dormir, te encargo el rumbo del barco- dijo, alejándose del ahora timonel.
-¿A dónde vamos?
-A dónde sea. Saludó con la mano antes de cerrar la puerta del camarote principal. Le costó adaptar su vista en el interior, pero se dirigió con urgencia a su recámara.
Encontró a WooYoung sentado en el borde de la cama, peinando a YeoSang. HongJoong se acostó del otro lado, apoyando su cabeza entre el hombro y el cuello de YeoSang.
-A mí también- dijo HongJoong.
WooYoung sonrió, desató sus trenzas y comenzó lentamente a desenredar su cabello. En algún momento HongJoong se quedó profundamente dormido.

Estaba en las profundidades del mar nadando con sus pies descalzos, podía respirar debajo del agua, de colores verdes y azulados en la lejania, tan cristalina que veía la arena blanca y pura de abajo, iluminándose en brillantes ondas con el sol de la superficie.
Seguía a alguien, una sirena. Podía ver los colores de su cola varios metros delante de él, verdes y azules como el mismo mar. Supuso que era YeoSang, pero no estuvo seguro hasta que la sirena se giró hacia él, las piedras tornasoladas brillaron en sus trenzas cuidadosamente atadas. Sonrió al saber que WooYoung se las habría hecho. YeoSang le hizo un gesto con la mano, "ven", le decía, internándose con seguridad en el azul profundo de una grieta que se extendía hasta donde la vista de HongJoong lograba ver y más allá.
Dudó en meterse allí, se sentía pequeño e indefenso sobre la misma grieta, que era tan profunda que el fondo, si es que había, se veía completamente negro.
YeoSang lo esperaba más abajo, las escamas de su cola aún resplandecían con la poca luz que llegaba a él. Descendió lentamente, sintiendo la presión de la profundidad en sus oídos.
La sirena lo guió, incluso donde HongJoong no se veía a si mismo, aún seguía viendo a YeoSang, que se iluminaba con una tenue luz, HongJoong no entendía por qué seguía brillando en tanta oscuridad.
La sirena lo esperó en un lugar y cuando llegó, mirando a su alrededor sin ver nada, YeoSang extendió su mano hacia adelante, tocando una pared que parecía haber sido hecha por humanos, o sirenas, iluminándose en luces rectas que se deslizaba poco a poco, serpenteantes y tranquilas, como si fuera un código. YeoSang lo miraba feliz, HongJoong le devolvió la sonrisa, entonces la sirena habló, HongJoong había comprendido sus palabras, aunque no había sonido. Entonces las luces de la pared se apagaron inmediatamente, y HongJoong comenzó a ahogarse, haciendo todo lo posible para subir a la superficie, perdiendo la noción del espacio, sin saber hacía donde debía ir.
-¡YeoSang!
-Aqui estoy- le dijo la voz suave de la sirena.
HongJoong abrió los ojos, estaba en su cama, aún sobre el pecho de YeoSang, que tenía una mano apoyada en la parte de atrás de su cabeza. HongJoong respiraba agitadamente y no podía moverse.
-¿Era una pesadilla?- preguntó la sirena.
HongJoong movió uno a uno sus músculos, apretando la mano de YeoSang. ¿Le estaba hablando o aún seguía soñando?
Se apoyó sobre sus codos, mirando a la sirena a su costado. YeoSang le devolvió la mirada, estaba despierto.
El capitán mantuvo los ojos fijos sobre la sirena, sacudiendo la cabeza para alejar los vestigios del sueño. Observó a YeoSang, no se veía esplendoroso como en su sueño, pero HongJoong creía que tenía un poco más de color, y sus ojos dorados no estaban tan apagados como antes.
-Estás despierto- le dijo, pasando suavemente la mano por sus trenzas, que seguramente WooYoung habia armado.
-JongHo y un puré verde asqueroso, me siento un poco mejor, aunque aún tiemblo si quiero levantarme- dijo con pena.
-No te esfuerces- le dijo HongJoong.
-¿Por qué me llamabas?- preguntó la sirena.
HongJoong desvío la mirada, recordando el sueño.
-Nadábamos debajo del mar hasta una gran grieta, por dónde bajamos. A pesar de la oscuridad podía ver tu cuerpo como si tuvieses por dentro una luz, tu cola brillaba tan hermosa como el sol. Luego tocabas una pared, y ésta se iluminaba en líneas, como si fuera algún tipo de escritura. Sé que me dijiste algo, te entendí en el sueño, pero en ese momento me daba cuenta que como humano no podía estar en el agua tanto tiempo, y me ahogaba. No sabía hacia dónde estaba la superficie y te pedía ayuda.
-Por eso me llamabas- dijo seriamente.
HongJoong se agarró la cabeza, golpeándola suavemente contra la almohada.
-Lo que me dijiste en el sueño era importante. ¿Por qué no puedo recordarlo?
-Hay una leyenda entre las sirenas- murmuró YeoSang-. Hay un lugar en las oscuras profundidades que brilla tanto como el sol, una cueva, llena de tantos tesoros que no alcanzarían cien vidas para verlos a todos. Pero el más importante de todos es el Alma del Mar, una esfera que ha encapsulado el agua y la arena, formando olas dentro de sí.
-¿Para qué sirve el Alma del Mar?- preguntó HongJoong.
-Poseidón la tenía.
La respiración de HongJoong se aceleró de nuevo.
-Ningun hombre ha podido llegar- continuó, algo decepcionado-, solo las sirenas conocen el camino, y solo las sirenas pueden entrar en la cueva.
-¿Donde está?
-Justo yo no soy la sirena que sabe su ubicación- rio YeoSang.
El capitán sintió un calor enorme en su pecho, hacía mucho que no escuchaba la risa de YeoSang, se rió con él, y luego se acomodó de nuevo en el espacio entre el cuello y el hombro de la sirena, pensando en el Alma del Mar.
-HongJoong- lo llamó la sirena, sacándolo de sus pensamientos, colocando sus débiles y delgadas manos sobre las del capitán-, ¿cómo sabes hablar sireno?
-No- rio-, yo no sé, Yeo. He intentado aprender, pero es realmente difícil.
-Cuando me llamaste, varias veces por cierto- HongJoong enrojeció-, era sireno, y te respondí de la misma forma. Sé que me entendiste.
Alguien golpeó la puerta y entró sin que nadie le diera permiso, sentándose en el borde de la cama.
-Hora de la cena- les dijo.
-¡Que bien! Muero de hambre- exclamó HongJoong.
-Para ti no, para Yeo- río YunHo mientras sacaba un pequeño cuchillo y hacia un pequeño corte en su muñeca, colocándola en los labios de YeoSang, quien tomó el brazo con fuerza, empujando la cabeza hacías atrás mientras sus ojos se volvían blancos, tensando todo su cuerpo. Su respiración se volvió ruidosa y pesada mientras succionaba y tragaba lentamente.
HongJoong se alarmó.
-Fue así antes también- dijo con voz tensa, parecía sentir algo de dolor, pero no sé quejó-, aunque con la sirena parece ser peor- explicó YunHo.
-Con WooYoung no fue tan fuerte.
-Quiero creer que se está recuperando entonces... ¡Ah! ¡Despacio, Yeo!- aunque la sirena no parecía oírlo-. Decidimos darle nosotros también, ante la sugerencia de JongHo. Él no podría alimentarlo durante todo el tiempo, se quedaría seco.
-¿SeongHwa?
-Parece estar mejor. Las algas de JongHo han ayudado, al menos ya no es una sopa de calamar.
El capitán se levantó de la cama, observando por la ventana el mar y el atardecer que se teñía de naranjas y violetas.
-YunHo- lo llamó, con voz de mando-, atracaremos en el primer muelle que encontremos. Necesito información.
-¿Información sobre qué?
-Tuve un sueño, y YeoSang me contó una leyenda. Hay elementos que coinciden- explicó, buscando algo en su biblioteca-. Buscaremos el Alma del Mar.
-Oh, ¿nos embarcaremos de nuevo hacia la muerte por un sueño que tuviste y una leyenda?- preguntó con ironía, levantando una ceja.
-Puedes quedarte en el puerto si no quieres venir- le dijo despreocupado, abriendo un libro y desplegando sus hojas hacia todos los costados, un enorme mapa quedó abierto en su escritorio.
-¿Y dejarte solo con tus locuras? Ni muerto. Eres un peligro para la humanidad, las sirenas y todo lo que habita el mar y las costas, HongJoong.
HongJoong miró al subcapitán y se acercó a él, tomando su brazo e intentando soltar los dedos de YeoSang que lo sostenían con fuerza.
-Suéltalo, Yeo- le dijo suavemente, acariciando las trenzas de la sirena.
YeoSang soltó la muñeca de YunHo y se quedó inmóvil en la cama unos momentos, respirando profundamente mientras volvía en si, cerrando los ojos y abriéndolos nuevamente con sus iris dorados.
-Estás muy pálido- le dijo HongJoong a YunHo mientras vendaba su muñeca-. Hay que controlar cuánta sangre toma.
YeoSang se incorporó en la cama, confundido.
-YunHo...
-Está bien, Yeo. No me pasará nada- se levantó de la cama, y tras un paso en falso cayó nuevamente en el colchón, agarrándose la cabeza y sonriendo-. A excepción de esto.
-Te traeré un té y algo salado- le dijo HongJoong, saliendo de la habitación y dirigiéndose a la cocina, encontrándose a WooYoung y JongHo en ésta-. YunHo necesita un té dulce y algo salado- le dijo al cocinero-. YeoSang lo absorbió- dijo con gracia, aunque estaba algo preocupado- ¿Cómo estás, JongHo? ¿Te encuentras cómodo en el barco?
JongHo estaba comiendo un pan con carne salada con una jarra, HongJoong esperaba que sea de agua.
-No he tenido inconvenientes, Capitán, todos han sido muy serviciales, gracias- dijo educadamente el Guardia.
-¿SeongHwa?
-Ha mejorado un poco, creo que es cuestión de tiempo. Esperamos volver pronto al mar.
-YeoSang no volverá con ustedes- sentenció WooYoung con la bandeja para YunHo en las manos-. ¿Verdad, capitán?
-Quisiera que se quede con nosotros, pero al final es su elección, WooYoung.
El cocinero resopló y salió de la cocina.
-Queria hablar de eso con ambos, cuando SeongHwa esté mejor. ¿Se ha levantado?
-Aún no, pero parece escuchar a YeoSang ahora, eso es bueno. Las toxinas están desapareciendo de su cuerpo.
HongJoong se sentó frente a JongHo con determinación, JongHo le devolvió una mirada de sospecha y curiosidad.
-¿Que sabes del Alma del Mar?
JongHo se ahogó con su bebida.
-¿El Alma del Mar? ¿El poder de olas contenidas en una piedra?
-Si, esa misma.
-Un cuento de niños- dijo cortando la carne finamente-. No creerás en esa leyenda.
-Tuve un sueño, y YeoSang me contó la leyenda. Algunas partes coinciden.
-¿Creerás en un sueño?
-Vi los códigos que se iluminaron- prosiguió HongJoong, los labios de JongHo se apretaron en una línea recta, pero se mantuvo en silencio-. Sabes de eso.
-Las sirenas han tallado códigos por todo el océano, es una forma antigua de escritura. Algunos se pueden leer en las rocas de las submarinas, algunos por los movimientos de la tierra y las corrientes, se han borrado, y otros han sido preservados en las profundidades del océano. No es fácil acceder allí, y dicen que ninguna sirena puede verlos, por la profundidad, ni tocarlos, porque no son en relieve.
-Los de mi sueño se iluminaban cuando YeoSang tocaba la pared de la grieta.
-Fue solo un sueño- finalizó JongHo, levantándose para lavar la vajilla utilizada-. Dormiré con el Príncipe, si no es molestia.
-Por favor, JongHo- dijo, siguiéndolo-. Si está despierto hablaré un momento con él.
SeongHwa estaba despierto cuando HongJoong y JongHo entraron en la habitación. Los ojos de la sirena lo siguieron en todo el recorrido desde la puerta hasta la cama.
-Me dijo JongHo que estás mejor- comentó HongJoong, sentándose en el borde del colchón.
SeongHwa observó a HongJoong con una suave sonrisa, algo cercano a la que HongJoong recordaba de sus pocos días en la colonia de las sirenas.
-Lo estoy, gracias- dijo SeongHwa.
-El Capitán quiere saber sobre el Alma del Mar- dijo JongHo, que se había acostado en la cama de al lado.
-¿El Alma del Mar? ¿Cómo sabes de eso?- indagó SeongHwa, los ojos se abrieron sorprendidos.
-Tuve un sueño y YeoSang me contó una leyenda. ¿Sabes algo de eso, así sea un mito?
-Dicen que el Alma del Mar se formó en el corazón de una tormenta titánica, donde las aguas furiosas se alzaban hasta el cielo y los relámpagos iluminaban el mundo submarino. En el centro de este caos, la joya nació, forjada por la ira y la tristeza del océano, y por las almas de los marineros, aventureros y criaturas marinas que encontraron su fin en las profundidades. Se decía que quien la poseyera podía comandar las mareas, calmar las tormentas más feroces y sanar las heridas más graves. Quien escuchara sus susurros podía volverse loco de tristeza y desesperación. Pero este poder tenía un precio: la joya se llevaba el alma de quien la usara.
>Durante siglos, el Alma del Mar fue codiciada por reyes, piratas y sirenas. Muchos intentaron encontrarla, siguiendo mapas antiguos y leyendas susurradas, pero pocos regresaron. Aquellos que lograron verla, describieron un brillo que parecía contener todo el dolor y la belleza del océano. La joya sigue perdida en las profundidades, esperando a aquel que sea digno y capaz de entender su verdadero propósito.
-¿Cuál es su propósito?- preguntó HongJoong emocionado. SeongHwa se encogió de hombros-. ¿Dónde está?
-En alguna de las miles de grietas y cuevas que hay en el océano- respondió el Príncipe de las sirenas.
-No la encontraría nunca, debe haber alguna pista- comentó HongJoong en voz alta.
-¿Para qué la quieres?- indagó SeongHwa-. Es una joya con mucho poder, si es que existe, ¿para qué la quiere un simple capitán? ¿Deseas gobernar los mares?
-No- rio HongJoong, esa idea era demasiado ambiciosa, y jamás la había considerado-. La usaría con YeoSang, para curarlo.
SeongHwa lo miró sorprendido y preocupado, esforzándose por sentarse en la cama.
-HongJoong, ¿entendiste lo que te dije? Toma las almas de las personas que la usen. No importa el propósito.
-Si, entendí- exhaló el capitán-. Si la tuviera, no dudaría dos segundos en usarla, con cualquier persona o sirena que está en mi tripulación.
-Quizas deberías meditarlo... - respondió SeongHwa en tono lúgubre.
-No lo haré- dijo divertido el pirata-. Ya tengo muchas respuestas... Pero no te preocupes, Príncipe, que de todas maneras es una leyenda, ¿verdad?
-Si, si lo es- afirmó la sirena, acostándose nuevamente sobre las almohadas.
HongJoong veía que el Príncipe de las sirenas por algún motivo estaba preocupado. Arrugó el entrecejo varias veces mientras miraba el techo.
-YeoSang está despierto de nuevo- comentó.
-Se ofrecieron a alimentarlo. No es lo mismo, pero se va recuperando.
-Pronto podré ayudarlo también. Su dieta no puede ser solo humana, pero tampoco voy a poner en peligro la vida de JongHo, o la de YeoSang si mi sangre aún es tóxica.
-Ni quiero que lo hagas- negó HongJoong, apoyando su mano sobre el hombro del Príncipe, que suspiró profundamente ante el toque.
HongJoong observó a la sirena, se veía tranquila y su rostro había dejado de ser gris ceniza.
-¿Volverás al mar?- preguntó HongJoong, algo triste.
-Debo volver, es mi lugar. Aún hay centinelas...
-Solo son ustedes, ¿qué harán contra los cardúmenes?
-Armaré un equipo de nuevo.
-Si quieren quedarse pueden hacerlo, YeoSang estaría feliz.
-Podemos, quizás un tiempo sería bueno.
-¡Excelente!- sonrió el capitán-, buscaremos el Alma del Mar.
-HongJoong- dijo severamente.
-Es broma, por ahora- dijo, levantándose de la silla y saliendo por la puerta guiñándole el ojo al Príncipe-.
Los dejaré descansar- dijo, mirando hacia JongHo que estaba profundamente dormido echo un ovillo en la cama de al lado.






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No puedo creer que todo lo que imagino está en Pinterest 😐

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