8. La prueba

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Habían pasado tres días desde que Izuku había despertado luego del enfrentamiento con la mantícora el problema era que la mancha donde estaba el golpe se había extendido como una maraña oscura bajo la piel del principe. Katsuki había hecho todo lo posible para tratar la herida con hierbas y ungüentos, pero nada parecía funcionar.

Izuku por su parte intentaba no demostrar su dolor cada vez que se sentaba cuando Katsuki le daba de comer, pero era obvio para el cambia forma que algo no estaba bien del todo con su principe.

-Ire a buscar a esa basura – comentó Katsuki luego de que Izuku terminara su comida – esa herida no es normal

-Kacchan, no puedes ir solo – Izuku intentó levantarse, pero el dolor en su abdomen lo hizo detenerse de inmediato.

-Tú no te mueves de aquí, ¿Quedo claro? – gruño Katsuki molesto – encontraré a esa mantícora y si es necesario le sacaré a golpes el cómo curar esa herida – añadió mientras se acercaba a la salida de la cueva.

-Kacchan, cuídate por favor – pidió Izuku recostándose en la cama nuevamente.

-Te vere más tarde mi principe – susurro Katsuki antes de salir por completo de la cueva.

Al salir el cambia formas opto por tomar su forma de Fénix y volar hasta el acantilado donde había encontrado a Izuku, necesitaba encontrar a esa supuesto ser, luego de varias horas de vuelo finalmente encontró a la mantícora, la criatura parecía descansar cerca de un lago.

Katsuki solo actuó por impulso y lanzó una fuerte llamara, la mantícora reaccionó rápidamente y la esquivo, aunque algunas llamas lo alcanzaron.

-¿Quién se atreve a atacarme? – gruño la mantícora buscando la fuente de las llamas y observó al fénix descender del cielo

El fénix descendió y antes de tocar el suelo tomó su forma humana, su ceño estaba muy fruncido – Yo soy Katsuki Bakugo, guardián del principe Izuku – hablo con autoridad y fuerza – ¡Y no permitiré que nadie, ni siquiera una mantícora de pacotilla, le haga daño a mi principe sin conocer mi irá!

-Así que has venido a desafiarme, fénix – hablo con voz gutural - ¿Crees que puedes derrotarme solo porque posees unas alas y fuego?

El cenizo se molestó por el comentario de la mantícora, extendió sus manos donde comenzaron a salir pequeñas explosiones – ¡No me subestimes! – gritó lanzando una serie de poderosas explosiones a la mantícora.

La mantícora esquivo la mayoría de las explosiones, pero unas lo impactaron de lleno, gritó de dolor, pero a pesar de eso se lanzó al ataque intentando rasgar la piel del cambia formas, pero Katsuki era muy hábil y lo esquivo con facilidad.

-No solo soy un fénix, soy el guardián del principe y hare lo que sea necesario para protegerlo – Aseguró Katsuki.

-Eres valiente, fénix, pero eso no salvara a tu principe – la criatura se lanzó sobre Katsuki pero en un descuido el cenizo terminó en el suelo donde la mantícora puso sus patas delanteras sobre su pecho y con su cola de escorpión amenazó el corazón del guardián.

-¡Déjame ir, maldita sea! - gritó Katsuki, luchando por liberarse.

La mantícora sonrió siniestramente. - Dime, guardián, ¿qué harías para salvar a tu príncipe? ¿Estarías dispuesto a sacrificar tu propia vida? - Sus palabras estaban cargadas de veneno.

- Haría lo que fuera necesario, pero no pienso morir aquí, no dejaré solo a la única persona que me importa de verdad.

-Vaya, ¿así que tu corazón desea al principe? – preguntó con burla - ¿Qué sucedería si te dijera que la mancha que se extiende por su estómago poco a poco comenzara a consumir su energía vital

El corazón de Katsuki se detuvo un momento al escuchar las palabras de la mantícora. - ¿Qué demonios estás diciendo?

-La verdad – replicó la mantícora con una sonrisa maliciosa – tu príncipe está condenado si no se encuentra el antídoto. La mancha es un veneno antiguo, creado para probar la verdadera valía de quienes buscan el poder del fuego eterno.

-Dime cómo salvarlo – exigió – o juro que no saldrás de aquí con vida.

-No estás en condiciones de exigirme nada, intento de guardián, pero está bien – la mantícora levantó sus patas y Katsuki aprovecho para mantener la distancia - Un sacrificio verdadero es lo único que podrá salvarlo.

-¿Qué clase de sacrificio?

-La vida del guardián a cambio de la del príncipe – declaró la mantícora solemnemente

-Si mi vida es lo que se necesita para salvar a Izuku, entonces así será – declaró con firmeza – pero permíteme despedirme de él de alguna manera.

La mantícora observó al fénix durante unos instantes, - Muy bien, fénix, si tu sacrificio es verdadero te prometo que te podrás despedir de él– comentó la mantícora, acercándose lentamente.

Katsuki cerró los ojos, no quería ver cuando la mantícora hiciera su trabajo, pero en lugar de sentir el golpe mortal, sintió una calidez que recorrió todo su cuerpo, abrió los ojos y notó que su cuerpo parecía brillar.

- Tu corazón ha hablado, guardián – comentó la criatura, con voz tranquila - Tu decisión y la del príncipe han mostrado que son dignos de acceder al fuego eterno.

Katsuki parpadeó, visiblemente confundido - ¿A qué te refieres?

-El sacrificio no era más que una prueba – explicó la mantícora – Izuku demostró su valía al no ser capaz de sacrificar a su guardián, y tú has hecho lo mismo al estar dispuesto a dar tu vida por él. Ambos han demostrado un amor y una lealtad que van más allá de cualquier poder.

La mantícora cambio de forma y frente a él apareció un hombre de cabello color salmón, tenía una enorme cicatriz en el rostro en forma de "X", ojos rojos – Mi nombre es Kudo soy el primer guardián quien protegía al primer principe junto con el fragmento del alma de Celes.

-¿Quieres decir que después de todo esto fue una prueba para ver si éramos dignos? – preguntó molesto.

Kudo asintió. – Exactamente, el fuego eterno no puede ser otorgado a aquellos que no tienen un corazón puro y un alma dispuesta a sacrificarse por los demás, ambos han demostrado esas cualidades.

-Entonces, ¿Cómo puedo curar a mi principe?

Kudo alzó su mano y de ella apareció una pequeña botellita dorada – dale de beber esto y pronto se recuperará – comentó – Katsuki Bakugo, vi en tu corazón un secreto muy profundo

Katsuki ignoró las palabras de Kudo y tomo la botellita.

-Tu principe debe saber ese secreto o de lo contrario las cosas se complicarán más para ustedes, no cometas los errores del pasado.

-Izuku no debe saber eso, no aun... - respondió

-Llegará el momento en que sea inevitable y espero que estes listo para aceptar las consecuencias – respondió Kudo – ahora vete, tu principe te espera.

El cenizo asintió, luego de guardar el antídoto se transformó para dirigirse a la cueva donde estaba Izuku

-Una última cosa Katsuki – Llamó Kudo – para encontrar la fuente del fuego eterno deberán seguir el camino del ocaso, buena suerte.

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¿Qué creen que sea eso que guarda Katsuki que no quiere que se entere Izuku?

LOS GUARDIANES DEL ALMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora