11. La llama eterna

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Izuku se sorprendió al ver al hombre que lo había atacado y amenazado en Luminaria, aun no podía ver con claridad su rostro, más que esos enormes ojos carmesí que lo observaban con odio.

-No, no iré contigo, no te ayudare a obtener lo que se me encomendó proteger – respondió con seguridad.

El necromante soltó una risa siniestra - ¡Oh! Joven principe, tienes espíritu, pero eso no te dará lo que necesitas, el poder sagrado será mío y Celes y el mundo humano me pertenecerá.

- Yo protegeré a Celes y a la Tierra de ti, no importa lo que cueste - respondió Izuku

-¿Sabes porque eres tú el elegido de tal poder? – preguntó con una sonrisa siniestra – La profecía habla acerca de una persona que murió antes de tiempo, ¿recuerdas cómo fueron tus últimos momentos en el mundo humano, Izuku Midoriya?

El semblante del principe cambio a uno sin expresión, no se había puesto a pensar quien era antes de llegar a Celes, quien fue en su pasado, pero parece que eso está ligado al poder sagrado.

El necromante sonrió al ver el semblante del peliverde, había creado una brecha de duda en él - Tu muerte en el mundo humano fue trágica, joven príncipe, ¿quieres que te diga cómo fue?

-¿Cómo podrías saber eso?

-Porque yo sé cómo paso, yo estuve ahí justo cuando tus ojos perdían ese brillo en tus ojos

-¡IMPOSIBLE! – gritó el peliverde sintiendo el nerviosismo en su cuerpo, también había miedo – Yo tengo actualmente quinceaños, es decir, que para llegar a Celes han pasado mínimo tres décadas

-la magia oscura tiene sus formas de transcender el tiempo y el espacio – respondió el necromante - ¿quieres que te enseñe?

No espero respuesta de parte del peliverde y con un movimiento de su mano apareció un especie de portal donde podía verse a sí mismo, corriendo, era una noche muy oscura, la lluvia caía como si se tratara de un diluvio, la versión detrás del portal parecía huir de algo o de alguien.

-¡No podrás escapar de mí, Izuku! – se escuchó el grito de aquel que lo iba persiguiendo – Un relámpago iluminó el cielo y el principe reconoció a su perseguidor, tenía los mismos ojos que su guardián,

-No... - susurro Izuku - ¡NO! – grito sosteniéndose la cabeza con fuerza

El necromante estaba disfrutando la situación, estaba consiguiendo lo que necesitaba, sembrar la duda en el principe para llegar a su corazón.

-No puedes escapar de tu pasado, Izuku – hablo el necromante – lo que te mostré es la verdad, todo es cierto y sé que en el fondo lo sabes.

Izuku cayó de rodillas, sus lágrimas salían sin control, había miedo, se sentía solo, desesperados, esos ojos que veía en el portal no podrían ser los de él, no eso no era cierto, cada palabra dicha por el necromante parecía golpear con fuerza su espíritu, sentía que en cualquier momento iba a ceder ante todo lo que el necromante le decía.

-No puede ser... esto no puede ser cierto – susurró para sí mismo, tratando de convencerse.

-la verdad puede ser cruel, príncipe – continuó el necromante con una malvada sonrisa - No puedes huir de quién eres ni de lo que fuiste, ven conmigo principe, dame lo que deseo y a cambio te daré la libertad que desea tu corazón.

Izuku estaba a punto de ceder, pero comenzó a sentir una calidez en su pecho, y escucho aquella voz que le daba seguridad y lo ayudaba siempre, desde que hicieron su juramento como principe y guardián de Ignatia, quien lo salvo de la prueba del guardián Kudo "Cuando te sientas perdido, recuerda que estoy contigo, juntos salvaremos a Celes, mi principe" – la voz de Katsuki resonaba cual faro que alejaba la oscuridad.

Izuku se aferró a esa calidez, Katsuki ha estado siempre con él, apoyándolo y guiándolo cuando se siente perdido, y esta no era la excepción, se limpió las lágrimas que aun resbalaban por sus mejillas, y con algo de dificultad se puso de pie.

-No, no me rendiré, yo jamás te daré el poder sagrado – declaro con seguridad – no importa si ese fue mi pasado, eso no determina quien soy ahora, y si ese fue mi destino es porque yo soy el único que lo puede cumplir

El necromante intentó dar un paso, pero Izuku sacó su espada y se preparó para luchar, en ese momento el necromante desapareció, y todo en el lugar cambio, ahora era cálido, aunque todo estaba blanco.

-Has pasado la prueba, joven principe – se escuchó una dulce voz y frente a él apareció una figura etérea que parecía ser una mujer de cabello plateado y ojos rojos, llevaba puesto un hermoso vestido en tonalidades rojas y blancas – La llama eterna, requiere de un corazón puro y de una voluntad inquebrantable.

El peliverde observó a la persona frente a él y de su bolsillo el fragmento del alma brillo, Izuku la tomó en sus manos, y al mismo tiempo la mujer levantó la mano y en su palma apareció una cálida llama dorada, con un movimiento la llama se fusionó con el fragmento del alma, haciendo que este cambiara de forma, parecía una pieza de rompecabezas

-Ahora, joven príncipe - continuó la mujer con una dulce voz -debes seguir tu camino. La llama eterna es solo una parte de lo que necesitas para proteger a Celes y a la Tierra, debes encontrar la tormenta etérea, así que busca a tus compañeros para guiarte en esta misión.

-Gracias – agregó Izuku con una leve reverencia y poco a poco todo a su alrededor comenzó a desaparecer.

Sintió una calidez a su alrededor, como si algo lo estuviera sosteniendo con ternura, una mano rasposa pasaba por una de sus mejillas mientras seguía con los ojos cerrados.

-Ya han pasado varias horas y no despierta – hablo Katsuki - ¿no hay forma de que pueda ir con él?

Kudo negó – Eres más impaciente que yo, joven fénix – hablo de manera tranquila – La prueba no es fácil, pero sé que él podrá salir victorioso.

El fénix resoplo lo que hizo que Kudo se riera de él, pero el cenizo lo ignoro y observó el semblante tranquilo de Izuku en sus brazos, en ese momento un leve quejido y el movimiento de los parpados del peliverde alertaron a Katuski.

-Izuku... – susurró

El peliverde comenzó a abrir sus ojos, parpadeo un poco antes de poder enfocar en los cálidos ojos rojos que le devolvían la mirada, sentía el calor del cuerpo del fénix, estaba en sus brazos y eso no le molestaba, se sentía cómodo.

-Kacchan, conseguí el fuego eterno – comentó mientras sacaba de su bolsillo el fragmento del alma que ahora tenía la forma de la pieza del rompecabeza

-Sabía que lo lograrías, Deku – respondió el fénix, sacando una risa sin gracia de parte de Kudo quien sabia lo nervioso y preocupado que estuvo Katsuki, pero el cenizo lo ignoró.

-El siguiente paso es encontrar la tormenta etérea – agrego Izuku sin moverse, se sentía tan cómodo en brazos del fénix – tenemos que reunirnos con Denki y Eijiro

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Bien, tengo varias preguntas para ustedes, ¿Ya saben quien es el necromante? ¿Lo que le enseño el necromante será real o fue parte de la prueba? ¿Será que Izuku siente algo mas por Katsuki? Porque Kats es obvio que lo siente pero no lo demuestra (según él)

LOS GUARDIANES DEL ALMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora