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Virgen!Megumi, que literalmente no puede guardarlo en sus pantalones cuando está borracho.
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Era la temporada de dar regalos, fiestas navideñas y ponche de huevo con alcohol. Dato curioso: Fushiguro no tenía idea de que era alcohol antes de su tercer vaso, pero hasta ahora no lo había afectado realmente y esta bebida estaba diluida con leche y crema, por lo que no podía ser demasiado malo, ¿verdad?
Incorrecto.
Una serie de notificaciones comienzan a sonar en tu teléfono mientras entras a tu departamento, y todas son de Fushiguro, tu novio. Él no suele hacer explotar tu teléfono de esta manera, pero tú lo apagaste y lo guardaste en tu bolsillo. "Hola nena, yo... oh".
Está tirado en el sofá, con la cabeza echada hacia atrás y el rostro enrojecido como un animal en celo mientras se acaricia la polla a través de los vaqueros. No es propio de él, y la vista te desconcierta tanto como te excita. "Jesús", resopla, levantando la cabeza. "¿Por qué tardaste tanto? Te he llamado un millón de veces". Es evidente que no ha llegado del todo bien, imaginaste que Gojo o Itadori serían los culpables de este desastre
"Vamos, vamos a llevarte a la cama" dices arrastrando las palabras, con la esperanza de que te comprenda en tu estado actual. "No" te atrae hacia su regazo, sentándote a horcajadas sobre su erección. Maldiciones silenciosas caen de tus labios cuando él te rodea con sus brazos con fuerza. "No me iré a ningún lado hasta que arregles esto."
"Megumi, eres un..." interrumpe, "virgen, lo sé. Basta de eso, haz algo de una vez..."
Nunca lo habías visto tan necesitado, prácticamente rogando por ello. «Hambriento de contacto» ni siquiera era la forma correcta de describirlo, era una excitación tan profunda que olías las feromonas que emanaban de su piel.
"Bésame, chúpame, fóllame, lo que quieras, linda chica."
