CAPITULO 2: EL CONSEJO DE UNA AMIGA

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Eloise se paseaba por su habitación con una energía frenética, llegando hasta la silla de su escritorio solo para levantarse de nuevo y retomar su recorrido por la estancia. Se detenía momentáneamente junto a la ventana, lanzando miradas hacia fuera, antes de volver a su silla, sentarse y luego levantarse de nuevo con un bufido frustrado.

—¡No puedo creer que Colin haya hecho eso! —protestó, con su voz cargada de incredulidad—. Mi hermano no es tan estúpido, ¿verdad? —Añadió, agitando los brazos con frustración y buscando en Penélope una confirmación a sus palabras.

Penélope, sentada en el borde de la cama, miraba sus manos con una mezcla de tristeza y resignación.

—Eloise, Colin ya es un adulto. Tiene todo el derecho de casarse con quien él estime conveniente —respondió, intentando sonar razonable, aunque su corazón estuviera en una constante angustia.

Eloise dejó escapar un suspiro exasperado, sentándose nuevamente en la silla solo para levantarse de nuevo casi de inmediato.

—Ya sé que es un adulto, uno muy estúpido, a decir verdad. Pero sabes que no es eso, Pen —dijo mientras retomaba su paseo por la habitación—. Es solo que fugarse así, no está bien. Nuestra madre está furiosa con él, al igual que Anthony y Daphne, ¡y yo! Siempre pensé que Colin tendría la confianza de contarme estas cosas, ¿sabes? —Reconoció, su voz quebrándose ligeramente mientras se volvía a sentar frente a Penélope.

—Eloise... sabes que tu hermano estaba enamorado de mi prima —replicó Penélope en un susurro.

—Sí, lo sé, todos lo sabemos. Pero, aun así —se dejó caer en la silla frente a Penélope, mirándola con intensidad—. ¿Cuál es la necesidad de fugarse con alguien a quien ya le pidió matrimonio abiertamente y sabía que se casarían en poco tiempo? —Hizo una pausa, sus ojos abriéndose de par en par mientras una idea cruzaba por su mente—. ¡Pen! ¡Colin debe haber comprometido a Marina! Esa es la razón.

Penélope saltó de su cama, sus manos temblando ligeramente.

—¡Claro que no! —exclamó—. Él no es capaz de hacer tal cosa. Tu hermano es un caballero y un hombre de bien, no es capaz de hacer tales cosas.

Eloise la miró, su expresión suavizándose un poco mientras se acercaba a Penélope.

—Tal vez tengas razón, Pen. Pero, aun así, algo no encaja en todo esto —dijo, colocando una mano reconfortante sobre el hombro de su amiga—. Necesitamos averiguar qué está pasando realmente.

Penélope asintió, sus ojos aun brillando con lágrimas no derramadas, sabiendo claramente que nunca le diría la verdad a Eloise, sobre el embarazo de Marina.

Los siguientes días pasaron lentos y pesados para Penélope. No podía dejar de pensar en Colin y en cómo, a estas alturas, estaría pronunciando sus votos matrimoniales con Marina. Su corazón se apretaba dolorosamente con cada pensamiento de lo que estaba sucediendo.

Todo el mundo en la casa Featherington notaba que algo le pasaba. Su madre había ido a verla a su cuarto más veces de lo habitual, y en una ocasión le llevó algo de comer. Incluso sus hermanas, quienes solían molestarla sin cesar, habían disminuido sus burlas y comentarios.

—¿Pero qué demonios te está pasando estos días? —le dijo Prudence, con un tono que denotaba más preocupación que burla, algo inusual en ella—. ¿Es que han matado a alguien o qué?

—Nada, solo que no me siento bien —dijo Penélope, intentando esconderse en el sillón mientras fingía leer un libro. No podía concentrarse ni siquiera en las letras. Nunca habría imaginado que un corazón roto podría ser tan doloroso.

Unidos por el Destino (Polin Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora