Capítulo 5

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Un par de horas después de que Ohm se marchara, Fluke se metió en la cama. No podía creer que estuviera tan cansado después de haber pasado la mayor parte de la tarde durmiendo, pero era una de las advertencias que le habían hecho los médicos. Siendo un embarazo múltiple, tendría que descansar mucho y alimentarse bien.

Sonrió y se acarició el vientre mientras se imaginaba a sus bebés.

Era un alivio pensar en ellos y no en la bomba que Ohm había soltado.

¡Casarse!

El matrimonio no encajaba en sus planes ni en sus expectativas. Ohm estaba fuera de su alcance. En la actualidad, nadie tenía por qué casarse simplemente por haberse quedado embarazado, aunque no podía negar que compartir cama con Ohm el resto de su vida podía ser muy estimulante.

La puerta del dormitorio se abrió y apareció Ohm. Se sorprendió al verlo despierto.

– Es más de medianoche – dijo Fluke. – ¿Qué estás haciendo aquí?

– Esta es mi habitación.

Le gustara o no, tenía que conseguir que Fluke se casara con él y estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para salirse con la suya.

Fluke se había quedado tan asombrado, que se incorporó bruscamente.

– ¿Tu habitación? ¿Por qué estoy instalado en tu habitación?

– Porque todos creen que estamos casados.

– Pero no lo estamos–protestó.

– Nosotros lo sabemos, pero si decimos la verdad, si se sabe que estás embarazado sin que nos hayamos casado, saltará un enorme escándalo y no estoy preparado para eso.

– Oh ...

Fluke entendía su punto de vista, lo que lo enfurecía aún más. Por desgracia, había sido culpa suya que todo el mundo se enterara de que estaba embarazado.

– No puedo permitirlo. Es lo menos que puedo hacer por el príncipe Jalil, mi tío y regente, después del esfuerzo que ha hecho para que la familia real de Zenara sea tratado con cariño y respeto otra vez.

– ¿Otra vez? – preguntó Fluke, antes de sacudir la mano en el aire para descartar el misterio. – ¿No podrías usar otra habitación con la excusa de que no quieres molestarme?

– No. Todo el mundo da por sentado que nos casamos en el Reino Unido y que hemos estado separados varias semanas. Si no dormimos, resultará extraño.

Fluke inspiró hondo y apretó los labios.

– Entonces, estamos atrapados. Pero no tengo pensado quedarme mucho tiempo. Estoy seguro de que podremos arreglárnoslas hasta que me vaya. No habrá inconveniente en que digas que nos hemos divorciado, ¿verdad?

Ohm no dijo nada porque no había nada que decir ante aquella sugerencia tan fuera de lugar. Su cabeza, que hasta ese momento había estado ocupada con la perspectiva de ser padre, tomó repentinamente la dirección opuesta cuando Fluke dejó caer la sábana a la que había estado aferrado. Llevaba algo blanco de algodón. El tejido era tan fino que transparentaba las curvas de su cuerpo y los círculos oscuros de sus pezones. Ohm tuvo una erección al instante y se volvió para que no viera lo que sus pantalones no podían ocultar.

Fluke se movió hacia el lado que había elegido de la cama, decidido a no ver a Ohm desvestirse. Pero lo hizo sin dejar de repetirse que enseguida cerraría los ojos y dejaría de mirar a escondidas como si fuera una persona ávida de sexo.

Después de todo, ya no era un ingenuo. Por alguna razón inexplicable, a pesar de haber visto a Ohm desnudo antes no parecía haber sido suficiente para satisfacer su curiosidad e interés. La camisa cayó al suelo y su mirada hambrienta se deslizó por aquel torso bronceado y musculoso como si nunca en su vida hubiera visto el pecho de un hombre. Una sensación de calor invadió su entrepierna en el mismo momento en que reparaba en sus abdominales nada más quitarse los pantalones. Los pezones se le endurecieron y todo su cuerpo se revolvió debajo de la sábana al reparar en la línea de vello oscuro que se perdía bajo la cinturilla de sus calzoncillos y en el bulto que cubrían. Ese fue el instante en que cerró los ojos con fuerza, reprendiéndose por no haberlo hecho antes.

Los planes del Rey Donde viven las historias. Descúbrelo ahora