Pilar de la paz ≠BNHA

Ep 12

Jadeaba para recuperar el aire perdido, su pecho dolía con intensidad por el agotamiento y sus piernas temblaban como todo su cuerpo. Preparar su cuerpo para utilizar tantos Koseis como pudiera no era fácil, nunca lo había sido. Utilizar el mismo Don para destrozar su cuerpo y llegar más allá con él era extremo para muchos, pero para ella no había opción, destrozar su cuerpo lo era todo. Las fibras de sus músculos se lesionaban en cada entrenamiento, fortaleciéndose en el proceso y durante sus periodos de descanso, volviéndolos más resistentes.

Su cuerpo debía ser fuerte para soportar el peso de su poder.

El peso de tantos.

-Terminamos por hoy, no será bueno si te excedes... Además, tu ropa está hecha un desastre, se romperá en cualquier momento y no me apetece ver a mi amiga desnuda. -soltó con un gran suspiró, también estaba cansado de usar tanto su Don para entrenar a la azabache. -Te traeré algo...

-Siempre tan considerado, flamitas. -Jadeo agotada, viendo como el pelirrojo salió de la sala en busca de algo para ella, esperaba que le trajera algo para beber, estaba exhausta. Salió al pasillo para tomar aire, la habitación estaba tan calurosa que estaba sudando como si estuviera en un sauna.

Un mueble con cuadros llamó rápidamente su atención, camino hacia este curiosa, pese a que ya había pasado un tiempo de su regreso, aún no había tenido el tiempo para explorar la casa del pelirrojo. Cuando llegó a este su suave sonrisa desapareció, mirando aquellos cuadros con amargura, en estos se encontraban fotos de sus pequeños renacuajos, había fotos grupales e individuales, pero una llamó más su atención que todas las demás.

Su pequeño Touya sonreía a la cámara con un balón entre sus manos, con sus cabellos rojizos y albinos desordenados.

Tomó con su mano libre la fotografía, Touya sonreía alegre en ella, sonrió para ella misma mientras recordaba con pesar y melancolía todas esas tardes que pasó junto a la familia Todoroki. Recordar como sus sobrinos energéticos corrían por los pasillos jugando entre ellos, la reconfortaba de cierta manera. Suspiro con pesadez, porque ahora sabía que sus pequeños no habían tenido una gran infancia como ella esperaba o suponía, como ellos habían expresado.

Porque ahora sabía que la mayoría de sus charlas habían sido una mentira bien planeada por parte de quien creía conocer por completo.

Porque en todo ese tiempo la necesitaban y ninguno de ellos tuvo el valor para acercarse y delatar el pensamiento erróneo de su progenitor, que ahora sabía que prácticamente los había engendrado para ser mejores que él, mejores que All might. Solo unos peones a los que utilizar para llegar hasta el rey.

Suspiro con pesadez, debía aceptar lo sucedido.

Porque su pequeño sobrino había muerto hace mucho, y recordar el día que Enji tuvo que decírselo le dolía, porque ni ella había podido protegerlo de las acciones de su progenitor. Se culpaba internamente por los sucesos terribles que no solo habían pasado sus pequeños sobrinos, si no aquellos a su alrededor que terminaron por cortar lazos por el dolor de la pérdida, que la propia confianza de la azabache había provocado. Termino de mirar aquella fotografía enmarcada con pesar, para volver a colocarla en su sitio con sumo cuidado para no arruinarla.

-Natsuki... -le habló el pelirrojo, había vuelto por ella con una toalla en la mano para encontrarla mirando aquella fotografía con nostalgia. No supo bien cómo reaccionar, hace muy poco le había contado el porqué Touya no estaba por ningún lado, y eso la había destrozado tanto que había quedado afónica por unos días, no podía sacar sus gritos desconsolados de su mente.

-Ya voy, ya voy... solo me entretuve un momento, fogata con patas. -respondió con una cálida sonrisa, acercándose al y aceptando la toalla para secarse, mientras caminaban de vuelta al comedor donde tenía sus pertenencias.