Hola a tods!Lamento mucho la demora, pero no tenía nada de imaginación y lo poco que tenía no sabía cómo proyectarlo en vuestra lectura. Se me hizo muy difícil crear este capítulo, ya que no es lo mismo que volver a reescribir uno. En fin, espero que me perdonen.
¡HE TARDADO DEMASIADO!
¡Y otro aviso más!
¡Por fin le he encontrado un nombre digno a nuestra protagonista! ¡Su nombre será, Natsuki! El cual significa esperanza. Espero que su nombre les agrade
Sin más, ¡Comencemos el capítulo!
¡Lloren conmigo querids!
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El hospital comenzaba con sus labores y los pacientes despertaban de sus sueños, el desayuno estaba siendo repartido por todas las habitaciones. El hospital aún se encontraba conmocionado por el repentino despertar de una de sus pacientes en coma, las enfermeras se mostraban sorprendidas cada vez que la veían despierta y mirando por la ventana a su costado derecho, como si no hubiera pasado mucho tiempo.
Ya a las 7 de la mañana las puertas del hospital se abrían para las visitas, un rubio vestido con una camisa de color blanca y su saco de color negro sobre sus hombros, entraba con una sonrisa al hospital, subió por el ascensor y entro a la habitación de la azabache, dándole lo buenos días. La azabache sonrió al verlo entrar.
– ¿Cómo has estado? Natsuki. –sonrió el rubio, cautivando a la pelinegra.
–Toshinori, has llegado bastante temprano... siento ser una molestia –sonrió triste, sentía que ahora era una carga para el rubio. El otro al notar esto, tomo con suma delicadeza su mano.
– No eres una molestia, Natsuki. Además, he llegado temprano para poder estar más tiempo a tu lado, también hoy es tu prueba de caminata... quisiera ayudarte con eso.
– ugh... ¿prueba de caminata? Demonios, se me había olvidado. –Aparto la mano del rubio y se cruzó de brazos– Además, ¿para qué rayos necesito una prueba? ¡Soy capaz de todo! ¡¿Por qué nadie me dijo que tenía una prueba hoy?! ¡¿AH?!
Toshinori soltó una sonora carcajada llamando la atención de la pelinegra, la chica había vuelto a ser como era hace un momento, demostraba su fortaleza y su pequeña terquedad. El rubio no podía dejar de reír al escuchar todas las palabrerías y groserías que la azabache lanzaba al aire, por un momento se había ahogado con su propia saliva alarmando a la pelinegra y haciendo que dejara de hablar para ayudarlo.
Después de tanto parloteo, llego una enfermera con una silla de ruedas para llevarla a la zona de rehabilitación que tenían para ella, toshinori ayudo a colocarla en la silla de ruedas al tomarla a estilo princesa, ella se sujetó de su cuello para no caer en el proceso. El rubio "manejaba" la silla de ruedas mientras que la enfermera revisaba su estado y le hacía algunas preguntas las cuales ella respondía inmediatamente, toshinori sonreía cada vez que la escuchaba reír por alguna estupidez que ella misma había dicho.
Ya habían llegado a la zona de rehabilitación que habían asignado para la pelinegra, la cual estaba algo emocionada por todas las cosas que se encontraban en la habitación, todo había sido completamente rediseñado para ella. La enfermera le explico el funcionamiento de la máquina que utilizarían ese día, la azabache se encontraba algo nerviosa, aquella maquina era especialmente para que recuperara la fuerza –al igual que la movilidad– que había perdido en sus piernas a lo largo de los años en los que había estado en coma.
Aunque ella no lo demostrara sentía miedo y toshinori lo había notado, toco su hombro en señal de apoyo. La chica al sentirse lista asintió, la enfermera estaba lista para comenzar a explicarle lo que ella intentaría, o haría. Fue levantada de la silla de ruedas por toshinori para que la enfermera colocase un arnés alrededor de su cuerpo, el cual la mantendría en pie gracias a que este se engancharía en la parte superior de la máquina. Al tener todo listo, la azabache se sujetó de las dos barandillas que estaban a sus costados para intentar caminar, era difícil.
La pelinegra tomaba ambas barandas con fuerza para no caer, su cuerpo pesaba y sus brazos ya no tenían la fuerza de hace unos años, aunque ella no pudiera hacer mucho, toshinori se mantenía a su lado. La miraba preocupado, y ella se dio cuenta de ello, no podía decepcionarlo. Él había esperado que ella despertara por años, no podía rendirse ante su –ahora– debilidad. Tomo las barandas con fuerza y decidió moverse, sentía como si un edificio entero estuviese sobre ella, impidiéndole moverse, impidiéndole avanzar, debía sobrepasar ese obstáculo. Su cuerpo no respondía como ella quisiera, pero no se rendiría, siguió intentándolo.
Hasta que pudo moverse.
Una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo hasta llegar a todas sus extremidades, movió con fuerza uno de sus pies y logro avanzar. Cuando lo logro miro de inmediato la cara de su compañero, aunque no se esperaba ver la reacción de este. El rubio la miraba orgulloso, casi al borde de las lágrimas y con una sonrisa que no se borraría de su mente en mucho tiempo.
–Lo logre... ¿lo viste, Toshinori? ¡Logre moverme! –reboso de alegría la azabache, casi al borde de llorar, al igual que el rubio.
–Lo se... lo has hecho muy bien, natsuki. –sonrió el rubio, soltando una suave risa cargada de sentimientos que solo la azabache podría comprender.
Esa tarde fue la mejor que ambos compañeros habían tenido, la azabache había logrado completar su desafío, había llegado al final de aquella prueba. Ambos habían terminado llorando abrazados mutuamente, alegres por el progreso y esperanzados por otros próximos. La recuperación de la pelinegra avanzaría rápido, dominando la caminata a pocas semanas de su alta, y a pocas semanas de su día esperado. Lo que le alegraba a la pelinegra, era que vería a sus viejos amigos nuevamente.
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Pilar de la paz ≠BNHA
FanfictionEs él quien busca proteger a todos. Es ella quien busca protegerlo a él. ¿Podrán ambos cumplir sus promesas? En un mundo de héroes y villanos, jamás se debe esperar nada bueno. Incluso las promesas, que pueden ser desechadas tan rápido cuando ace...