Capítulo 8: Entrenamiento

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El roce de su piel era sumamente suave y excitante. Los labios, uno de los lugares con mayor número de terminaciones nerviosas provocaban un placer que pocas veces experimentó. Esa noche, ni siquiera fue consciente de lo que estaba haciendo hasta que sintió sus labios rozar los de su compañero.

Él dormía a su lado y ni siquiera se había enterado de ese leve acercamiento pero Isagi, al abrir los ojos, se paralizó unos segundos. Se sentía algo sonámbulo en ese momento. No sabía cómo, cuando o por qué había hecho eso pero ahí estaba. Con algo de malestar por lo acontecido, se incorporó y se dirigió al aseo. Necesitaba orinar y sobre todo, aclarar las ideas antes de que Nagi se enterase de lo que había hecho.

Quizá ver a Rin le había removido algo en su subconsciente que le había llevado a besar a Nagi mientras ambos dormían. Era extraño. Él jamás se quedó en casa de Rin a dormir, ni mucho menos, Rin fue a su casa. Los besos entre ambos fueron cuanto menos... escasos. Entonces... ¿Por qué había besado a Nagi? ¿Se podía considerar un beso ese simple roce de labios?

Isagi salió del aseo y observó a Nagi durmiendo en el extremo del futón. Por suerte no se había enterado de nada, algo que agradecía.

Volvió al futón y prefirió darle la espalda. Ahora no estaba seguro de si podría dormir nuevamente. Puede que Nagi no se hubiera enterado, o puede que hubiera fingido no hacerlo, no podía saberlo a ciencia cierta, lo que sí sabía, es que él era consciente de lo que había hecho y no estaba listo para volver a iniciar una relación, no después de lo de Rin.

Tenía miedo, no podía negar eso, tenía miedo a volver a sufrir en una relación unilateral. Odiaba esa sensación de ser el único que tiraba en la relación para que saliera bien, estaba cansado de las decepciones, de que siempre estuvieran ocultos frente a todos... estaba cansado de esa clase de amor.

Si había ocurrido eso con Rin al que conocía desde hacía años, ¿cómo podía confiar en Nagi a quien acababa de conocer? Sólo llevaban viéndose unas semanas y para entrenar. De esa misma forma empezó con Rin, por los entrenamientos.

***

Eran las seis de la mañana cuando su cuerpo decidió que era hora de levantarse. Extrañamente, no se sentía cansado pese a que no había sido ni de lejos su mejor noche. Se despertó varias veces pero... por algún motivo, se sentía relativamente fresco.

Isagi se levantó viendo como su compañero todavía dormía a pierna suelta. Estaba girado en dirección opuesta a él y no parecía que fuera a despertar pronto. Nagi solía estar casi siempre cansado y le gustaba holgazanear. Eso lo descubrió durante sus entrenamientos.

Preparó algo de desayuno para los dos y dejó todo preparado encima de la mesa del comedor. Él no esperó a que Nagi se levantase, tenía hambre y debía ponerse a hacer más faenas, así que desayunó solo.

En el salón empezó a hacer sus ejercicios diarios para la rodilla. La rehabilitación nunca se marcharía ya de su vida, no con esa lesión. Todos los días sin falta debía realizar los ejercicios para fortalecer su pierna. Eran un aburrimiento y cada día le costaba más tener que levantarse a hacerlos pero, le venían bien, por eso seguía día tras día haciéndolos pese al esfuerzo que le suponía.

‒ Has madrugado – escuchó entonces una voz que entraba en el salón.

Nagi acababa de despertarse y su rostro todavía estaba somnoliento. Bostezaba, lo hacía bastantes veces y trataba de cubrir su boca abierta con la palma de su mano. A veces, se estiraba también como si quisiera desentumecer su espaldo y sus músculos.

‒ No podía dormir más – dijo Isagi desde el suelo donde estaba tumbado para hacer los ejercicios de la rodilla.

‒ ¿Rehabilitación? – preguntó Nagi al ver la clase de ejercicios que eran.

Sueños rotos (Blue Lock: Nagi-Isagi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora