𝗢𝗢𝟯

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Christopher seguía sin saber que decir, temía que Changbin se enterara de todo y dejara de hablarle o algo por el estilo.

—No me digas que fue por la caída del lunes —el mayor habló preocupado extendiendo su mano para intentar tocar el labio de Christopher.

—¿Qué? ¡No! Claro que no —Christopher habló rápido tomando el dedo de Changbin con su mano para que este no tocara su herida.

No sabía porqué había reaccionado así, tenía la excusa perfecta para que no se supiera la verdad detrás de esas heridas, pero el ver a Changbin tan preocupado por ser el posible causante de sus lesiones le impidió a Christopher dejarlo con esa culpa.

—¿Entonces? —el coreano preguntó preocupado. Y eso que aún no veía los moretones en sus ojos.
—Yo... —Christopher no sabía que responder.

—Aquí está su desayuno, que lo disfruten —una mesera los interrumpió.

—Bueno, a comer —Christopher soltó una risita nerviosa mientras tomaba una porción del desayuno en su platito, a lo cual, Changbin le siguió. Le gustaba comer, pero si había algo más que le estuviera gustando en estos momentos era tener una idea más clara de cómo era el rostro de Christopher, podía ver un poco los ojos del menor a través de esos oscuros lentes de sol, aunque no lo suficientemente como le gustaría y estaba viendo la bonita naríz y boca del contrario, era demasiado lindo a pesar de esa herida en su labio, la cual no tenía ni la menor idea de cómo el chico se la habría hecho.

Continuaron desayunando de forma tranquila mientras se conocían un poco más, para Changbin aquél chico era alguien muy interesante, se moría de ganas por saber si aquél bonito hombre salía con alguien y si estaba soltero no perdería la oportunidad de intentar algo con el australiano, tal vez llevaba poco tiempo de haberlo conocido, pero a decir verdad el nativo le llamaba mucho su atención.

Hacía mucho que la comida se había gastado, sin embargo la conversación era demasiado entretenida como para acabarla.

Desafortunadamente una alarma interrumpió su agradable convivencia.

Y sí, Christopher había puesto aquella alarma para no arriesgarse a descuidar el tiempo y que Sana lo encontrara fuera de casa.

—Lo siento mucho, pero debo volver a casa —el menor se disculpó comenzando a levantarse.

—Espera... —Changbin lo tomó de la mano para evitar que se fuera—. Fue divertido charlar contigo hoy y me gustaría saber si podíamos vernos mañana también, claro, solo si quieres.

Christopher se sintió feliz por aquello, parecía que al menos una persona se interesaba en él realmente, a pesar de ser un desconocido de cierta forma se sintió bien sentirse
querido.

—Por supuesto —Christopher asintió para intertar colocarse el cubrebocas.

Pero Changbin no se lo permitió, tomó sus manos para apartarlas de su rostro y besó su mejilla en forma de despedida.

—Entonces te veo aquí mañana —se despidió del coreano.

—Claro —Christopher asintió algo avergonzado colocándose el cubrebocas para ocultar su sonrojo.

Si en Australia no era tan común el contacto físico (cada quien iba a lo suyo), para Christopher era aún más extraño debido a que a pesar de no interactuar con nadie, el único contacto físico que recibía eran los golpes de su esposa.

"Tal vez en Corea así suelen despedirse" Christopher pensó y sin más regresó a casa.

Automáticamente recordó preparar el almuerzo para su esposa, optó por hacer un poco de arroz frito con verduras y una vez estuvo listo lo sirvió en un par de platos los cuales colocó en la mesa para esperar hasta la llegada de su mujer.

Y mientras esperaba sentado en el comedor, una loca idea pasó por su cabeza, no tenía ganas de lidiar con Sana, no hoy que había tenido un buen día, entonces: ¿qué pasaría si disolviera una pastilla para dormir en el agua de su esposa? ¿Sería peligroso? ¿Qué pasaría si ella llegaba a enterarse? Violencia la recibiría de cualquier modo, así que, ¿por qué no arriesgarse?

Entonces lo hizo, dejó la pastilla diluirse en el agua y esperó a la llegada de la dueña de la casa. Un portazo notificó cuando este regresó a casa.

—Hola cariño —Christopher saludó.

—¿Qué quieres? —respondió la castaña, cortante.

—¿Cómo te fue en el trabajo? —intentó Christopher llamar su atención.

—No te importa.

Sana estaba a punto de irse a su habitación, pero Christopher lo llamó de nuevo.

—¿No almorzarás? Preparé arroz.

—Almorcé en el trabajo, ya deja de molestar.

Y justo cuando el menor creyó haber fracasado con su descabellada idea vió a su esposa tomar el vaso de agua que le tenía preparado y beberse todo el contenido de un trago.

—Y recoge todo, no quiero desorden en mi casa —ésta habló continuando su camino.

Christopher lo hizo. Al terminar su almuerzo recogió de nuevo las cosas, su esposa por su parte se pasó el resto del día durmiendo. Fue un alivio para Christopher llegar a su habitación y verlo en su cama aún con parte de su uniforme de trabajo, esa pastilla había hecho efecto rápido.

El resto del día, Christopher se la pasó en la cama al lado de su casi inconsciente mujer mientras miraba su celular y hablaba con Changbin sobre lo divertido que había sido el día de hoy, no podía esperar para verlo al siguiente día y fue por eso que decidió dormir y dejar las horas pasar hasta que fuera momento de ver nuevamente al coreano. Entonces apagó su teléfono y se acurrucó de su lado del cama sintiendo el
olor de un suave perfume masculino desconocido, él no era tonto, sabía lo que eso significaba.

Pero dolió más el hecho de escucharlo de la propia boca de su esposa cuando este lo abrazó mientras dormía y susurró el nombre de otro chico.

—Soobin —Sana susurró unas cuantas veces contra el cuello de Christopher mientras la abrazaba.

Y una lágrima resbaló por la mejilla de Christopher, seguida de otra, y otra y otra más comenzando a sollozar. No se contuvo, Sana no iba a despertar de todas formas.

Se sentía insuficiente y en medio del llanto se preguntó cómo es que era ese chico, seguramente era lindo, con una bonita sonrisa y unos ojos atractivos.

"Tal vez él no es estéril" Christopher pensó mientras lloraba y en medio del llanto se durmió.

𝗲𝘀𝘁𝗲́𝗿𝗶𝗹  ✧  𝖻𝗂𝗇𝖼𝗁𝖺𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora