𝗢𝗢𝟴

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—¿Te gusta? —Changbin susurró a su oido.

—Mhg, sí, se siente genial —Christopher respondió cerrando los ojos.

—¿Quieres que vaya más lento?

—No, lo estás haciendo bien.

—Si te lastimo dímelo y me detendré.

—Solo continúa —el menor pidió tirando la cabeza hacia atrás, dejándose consentir, pues, Changbin se encontraba haciéndole un pequeño masaje en los hombros con el único propósito de consentirlo y hacerlo sentir mejor puesto que esa misma mañana Chris había amanecido con fuertes cólicos a causa de su periodo que recién empezaba, solía ponerse delicado en aquellas ocasiones y el dolor que sentía lo empeoraba todo.

Obviamente a Changbin no le gustaba verlo así, solo quería devolverle su sonrisa, por lo cual esa mañana él mismo se había encargado del desayuno y de hacerle un té calientito que pudiera calmar un poco los dolores de cólicos, le trajo una mantita y estuvo a su lado en todo momento por si a el menor se le ofrecía algo más, para así poder cumplírselo al momento.

Cuando Changbin terminó, éste volvió a acurrucarse al lado del menor para mantenerlo abrazado mientras acariciaba su cabeza, era su pequeño lobito y debía cuidarlo bien.

—Gracias por todo —Christopher agradeció acurrucándose contra él para abrazarse de su brazo derecho.

—No es nada, Channie, solo quiero que estés bien —Changbin respondió acercando un poquito más a Christopher.

—Eres tan bueno conmigo, aún no entiendo cómo alguien como tú decidió quedarse para lidiar con todo mi desastre.

—Yah, Christopher, he dicho que te quiero, eso es suficiente para quedarme a tu lado, ¿no es así?

—Pero... No quiero que pierdas tu tiempo en mí, además por las tardes debes ir a dar clases, estás desperdiciando tus mañanas.

—Oye, oye —Changbin le llamó tomando su rostro entre sus manos para enfocar su ojos en él y notó como algunas lágrimas amenazaban con salir de los ojos del menor—. No debo ir todas las tardes, y aunque así fuera, estar contigo es agradable, ¿sabes lo aburridas que eran mis mañanas antes de conocerte?

Christopher formó un puchero.

—No quiero dar pena —el australiano murmuró casi inaudible. Sin embargo, Changbin sí logró escucharlo.

—No me das pena —"me gustas" qué difícil era decir aquellas palabras—. Escucha, es normal que algunas veces tengamos inseguridades, pero no deberías dejar que eso sea tu prioridad, tú vales demasiado, Christopher Minatozaki.

—Es fácil decirlo cuando no tienes una inseguridad así de grande —el menor insistió.

—Por supuesto que la tengo —Changbin afirmó.

—Pero pareces un hombre perfecto —los ojitos de Christopher seguían llorosos.

—Pues no lo soy.

—Entonces... ¿Cuál es tu mayor inseguridad? —Christopher se separó un poco para mirarlo de frente.

Changbin fue tomado por sorpresa, ¿debería decirlo? Porque él temía ser juzgado, después de todo había conocido a Christopher hace apenas tres semanas, aunque inexplicablemente sentía como si lo conociera desde toda la vida pues la confianza que tenía con él era demasiada.

—Yo... —Changbin tomó un respiro—. Soy gay —lo había soltado, él había dejado ir aquella carga.

—¿Y por qué te avergonzarías de eso? —Christopher preguntó mirando a Changbin, el cual yacía con los ojos cerrados esperando a ser juzgado.

𝗲𝘀𝘁𝗲́𝗿𝗶𝗹  ✧  𝖻𝗂𝗇𝖼𝗁𝖺𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora