𝐖𝐎𝐇 ! I can't help but love you, even though I try not to.
Daenaera Velaryon sabía que su madre
terminaría siendo reina, al igual que sabía
que su destino sería casarse con algún Lord
...
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ESA MISMA NOCHE, RHAEGAR PARTIÓ DE DRAGONSTONE PARA IR HACIA SU PADRE en Harrenhal, para así reclamar el castillo. Daenaera solo durmió dos horas y en la mañana tomó un baño rápido para luego partir sin siquiera despedirse.
La muerte de Ser Erryk la había afectado de alguna manera.
No estaría para su funeral y el de su hermano, después le haría honor. Pero ahora que estaban en medio de una guerra, debía pensar con la cabeza fría y no dejarse llevar por sus emociones.
Desde hacía unos días se le había echo costumbre el salir en su dragón para buscar a Luke. Sabía que era estúpido, pues su madre ya había encontrado el ala de Arrax y la capa de su hermano, pero tenía la pequeña esperanza de encontrar algo que le dijera que él seguía con vida.
Esa era una manera de no perder completamente la cabeza; se hacía creer que su dulce niño podía seguir con vida.
Mientras volaba en Rhaegal pudo ver a dos "grupos" de personas.
Los Blackwood y los Bracken.
Todos los siete reinos sabían de la enemistad que había entre ambas casas, ahora más que estaban en diferentes lados en la guerra.
Manteniéndose en las alturas, Daenaera observo cómo peleaban, con una pequeña sonrisa al haber logrado oír a un joven Blackwood defender a su madre.
No podía interferir en la batalla, ya que eso provocaría que los verdes usaran sus dragones contra ella y su familia, por eso solo veía.
Cuando finalmente terminaron de pelear, decidió que era momento de hacer una entrada.
Le ordenó a Rhaegal que aterrizara, asustando a muchos de los caballeros que quedaban con vida, pero ella pudo ver cómo el joven pelinegro sonreía.
Dando un salto bajo de Rhaegal, viendo a todos los que quedaban ahí con una sonrisa. Era una imagen imponente; Daena con su dragón detrás suyo, sonriendo ante la guerra.
—Buena batalla —halago, viendo que nadie más hablaría.
Con cuidado camino sobre los cuerpos, dirigiéndose hasta el joven desconocido para ella. Todos la veían, algunos asustados, otros cansados y otros dando su último aliento.
—¿Quien eres tú? —le preguntó al muchacho una vez estuvo frente a él, dándole una sonrisa ladina y alzando su ceja con intriga.
—Benjicot Blackwood, mi princesa —contestó con algo de timidez, pero aún así sonriéndole.
Daenaera asintió, paseando su mirada por todos los cuerpos—. Haz perdido a tu padre en batalla —señaló, notando el cuerpo de Samwell Blackwood en el suelo.
Los ojos de él se dirigieron a donde ella señalaba, su mirada cambiando en segundos; primero fue de tristeza y después de enojo.
Daena lo observo atenta, notando en él una chispa. Algo le decía que él era diferente a todos los chicos de su edad. O tal vez se estaba dejando llevar por la manera en que defendió a su madre.
