𝟎𝟗. Kelitis, dragón.

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「 𝟎𝟗. Kelitis, dragón. 」

HARRENHAL ERA UN LUGAR TENEBROSO PARA CUALQUIER VISITANTE, LOS DÍAS ahí siempre eran nublados, las noches eran lluviosas y confusas, llegando al punto de acabar contigo

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HARRENHAL ERA UN LUGAR TENEBROSO PARA CUALQUIER VISITANTE, LOS DÍAS ahí siempre eran nublados, las noches eran lluviosas y confusas, llegando al punto de acabar contigo. Debías ser inmune a eso o muy fuerte como para no terminar delirando.

La habitación de Rhaegar estaba goteando, apenas se había acostado en la cama y sus ojos seguían abiertos, su espada estaba al lado suyo; alerta a cualquier sonido que fuera extraño.

Sus ojos comenzaron a pesar, demasiado cansado por todo lo que había estado pasando en los últimos días.

Entonces comenzó a pensar en Daenaera, preguntándose cómo estaría y que podría estar haciendo en ese momento.

Quería pensar que ya estaba dormida, pero conociéndola estaría haciendo cualquier otra cosa o incluso ya preparándose para hacer alguna tontería. Ese último pensamiento lo preocupo, aunque jamás lo admitiría, al menos no a ella.

Suspirando se decidió por dormir un rato, por lo que cerró sus ojos y se acomodó de manera más cómoda en la cama, aún con su espada a su lado.

Y cuando volvió a abrir sus ojos ya no estaba en Harrenhal, si no que estaba en Kings Landing.

Con confusión se levantó de su cama, notando que aún era de noche, sin pensarlo dos veces tomó su espada para luego abandonar su habitación. Sus ojos recorrían todos los pasillos por los que caminaba, asegurándose de que no hubiera nadie cerca.

Luego de unos minutos de una tensa, larga y silenciosa caminata, Rhaegar terminó por llegar a la sala del trono de hierro.

Dudando un solo segundo, término por adentrarse.

Entonces sus labios se abrieron con sorpresa, perdiendo el aliento durante algunos segundos.

—¿Qué haces aquí, Daenaera? —él preguntó, bajando su espada mientras la veía con confusión.

La platinada estaba sentada en el trono de hierro, usando la corona de su madre.

—¿Por qué pones esa cara, Rhaegar? ¿No te alegra verme? —con un falso puchero ella le preguntó, aún sentada en el trono.

—Esto... no tiene sentido. —el platinado negó, llevando su mano izquierda a su sien.

—¿Por qué no tiene sentido? —su voz se volvió más suave, preguntándole con falsa confusión.

Rhaegar se quedó en silencio durante unos segundos, tratando de recordar que había hecho para llegar a Kings Landing.

Entonces se dio cuenta de que estaba delirando.

𝐖𝐀𝐑 𝐎𝐅 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒    ✧     Aemond Targaryen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora