𝐖𝐎𝐇 ! I can't help but love you, even though I try not to.
Daenaera Velaryon sabía que su madre
terminaría siendo reina, al igual que sabía
que su destino sería casarse con algún Lord
...
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DAENAERA HABÍA LAMENTADO TENER QUE INFORMAR DE LA MUERTE DE SU abuela, pero debía hacerlo ella, ya que sería peor si su madre y prima se enteraban por el pequeño consejo.
Rhaenyra la abrazó con tristeza al enterarse, para luego reprenderla por haber seguido a Rhaenys. Sin embargo, Daena solo podía sentirse culpable.
Ella había estado ahí y no había sido capaz de evitar la muerte de la reina que nunca fue.
Ella veía en los ojos de Baela la tristeza que estaba sintiendo, el esfuerzo que hacía por callar lo que estaba sintiendo por la muerte de su abuela.
Y eso solo empeoraba las cosas.
—No fue su culpa, princesa —Mysaria le dijo, mientras Daenaera le daba la espalda.
—Tal vez... —Daena murmuró, jugando con sus manos—, pero en sus ojos puedo ver cómo en una pequeña parte me culpan.
—Está es una guerra de dragones, ellos son los que verdaderamente gobiernan —la mayor le contestó, sin dejar de verla.
Daenaera suspiro, girándose para verla con el rostro sereno, esforzándose por mantener la compostura.
—Esto no está funcionando, Mysaria —Daena murmuro, acercándose a ella, olvidándose de los modales nuevamente—. Y lo sabes.
—¿A qué se refiere, princesa? —Mysaria le preguntó con algo de intriga, sin apartar la mirada.
—El pequeño consejo es leal a mi madre, pero no están de acuerdo con la manera en la que ella ha actuado —respondió aún en un murmuro, quedando cerca de la mujer mayor—. No tenemos noticias de Daemon, por lo que tampoco tenemos un gran ejército; el reclamo de mi madre no tiene la fuerza que necesita.
—En unas horas se sabrá si Aegon ha muerto... —la pelinegra dijo, tratando de mencionar algo bueno.
Eso solo hizo que Daena sonriera ladina, negando con la cabeza, sin darle mucha importancia.
—Tu más que nadie sabes que aún si muere, alguien más ocupará su puesto —con simpleza hablo, cruzándose de brazos—. Eso no es problema para los verdes.
—Pero deberíamos preocuparnos si ponen a Aemond como regente —Mysaria adivino con seriedad, encontrándose con los ojos de la princesa—. Ya entiendo hacia donde se dirige, pero no comprendo porque me mando a llamar.
Daena suspiro—. Es momento de que alguien se dirija a Harrenhal y se asegure de que realmente esté haciendo lo que prometió al partir —ella trago en seco, dudando por un segundo; asustada de que Daemon hubiera cambiado de opinión.
