Su mirada recorría cada estantería, cada formación de materia en aquél lugar. Movió una pierna, dio un leve paso, seguía observando, más sin embargo no hallaba el resultado que tanto buscaba.
En camino era ancho, largo y profundo, en cada etapa había una puerta. No estaba desacostumbrado a su propio hogar, respiró y exhaló. Por doquier habían jarrones con flores de diferentes colores y tamaños en su interior. Sus decorados eran extraños y de "otro mundo" según Jake. La certidumbre recorrió su presencia, recordándole por quien estaba en ese sitio.Pese a que en su entorno se rebosaba de entradas protuberantes de madera y mármol, no se permitía a si mismo revisar si su objetivo digno estaba. Sus zapatos resonaban con cada pie que ponía en el piso lujoso de brillos adinerados, con su típica excesiva limpieza como era de costumbre.
Recobró sentido, poco a poco la incógnita sobre su primo y su estancia en aquél fino pero penoso lugar.
Recolección de memorias.
Aún cuándo eran más chiquillos, solían jugar a las escondidas, Sunghoon tomaba como repetitivo escondite al sótano.
Era amargo recordar esos valiosos momentos cuando su primo tenía una actitud muy compatible con él. Eran buenos primos, buenos familiares, y principalmente excelentes amigos. Una porción de absoluta tristeza lo invadió. Estaba confuso de la temible personalidad de Park. Eran días grisáceos sus presentes, pero sentía que el se inundaba, se hundía, y finalmente se ahogaba.Una expresión de sorpresa adquirió en su tímido rostro, de otra forma su vista no se arrancaba de ahí.
Estaba aliviado, tal vez en su cabeza pasó por un mínimo momento el hecho de que Sunghoon le estuviera hechando una severa pero algo graciosa broma. ¡Era eso! <<¡El sótano!>> Pensó como un molesto tintineo en su oídos interiores.Apresurado subió a una andrajosa butaca de un peso ligero, tomó la llave del sótano que su madre escondía por el vergonzoso momento de que hace 2 años se quedó encerrado en el polvoroso y grasiento sótano.
Estaba emocionado, el hecho de encontrar a su primo le traía sentimientos de orgullo y felicidad.
Estaba a punto de llevar la llave al cerrojo de la armoniosa puerta, cuando escuchó una arisca risita.
Fue un susto terrible para el pequeño, volteó audazmente y lo miró fijamente.Estaba inmóvil e impactado, pero sus ojos se iluminaron y detonaron alegría, sutilmente sonrió. El expresaba la propia delicadeza angelical del paraíso que nadie puede retener.
—Eres un completo idiota, ¿Aún crees que soy un estupido niño que se esconde en un anticuado sótano?— Park sonaba arrogante, lo era; su mirada no era amigable y con cada palabra que sacaba, la sonrisa de Jake se borraba.
—No... Yo no soy un... Tonto— se defendió, al mismo tiempo que desbordaba en miedo, por el fuerte tono de voz del mayor.
—¡Te dije idiota, no tonto!— gritó despiadadamente.
—M-Me asustas...— confesó auténticamente aterrado.
—¡Eres un asqueroso marica!—.
Sunghoon lucía de alguna manera fatigado, estaba molesto, muy molesto.Por otro lado, Jake ya no pudo más, el pequeño niño rompió en llanto. Los sentimientos le arrebataron la fuerza y el equilibrio, por lo tanto cayó al suelo lastimandose sus rodillas. Por impulso no solo sollozaba, sino lloraba amargamente.
Le costaba respirar, lo atribuía a eso.—¡Cállate de una maldita vez! ¡Me hartas, tu y los demás, me hartan!—.
Sim miraba con temor a Park, estaba temblando, encogido para sentirse seguro, al tanto de también juguetear con sus dedos nerviosamente.
Sombrío Sunghoon lo observó, estaba tan cabreado con su madre. Quería desquitarse con alguien, y si era incluso mejor matarlo.
Ahí estaba Jake, tirado en el piso hecho un llanto tan bellamente armonioso para sus sensibles oídos.
Estaba experimentando algo nuevo, su infantil expresión, se sentía preso de el castaño. Cómo si el lo aturdiera, cómo si lo encadenara. Se sentía como un grotesco acosador sexual maniático que tenía nuevo juguete.Su interés surgió más y su rencor se convertía de un inigualable deseo carnal que se apoderaba de el. Nunca supo cómo abstenerse a algo que le gustara, no se retracto en pensar algo repugnante. Con extrema presión formó un plan malévolo. Se quería divertir con su pequeño primo, y claro que lo disfrutaría.
Miro a su entorno, no había testigos; Y una sonrisa pícara se le añadió.
—Jake lo siento... Perdoname por tratarte así —.
El menor permaneció en aquella posición, pero levantó la cabeza.
Sunghoon estaba con una bonita sonrisa, centellaba como un príncipe de cuento de hadas.
Mágicamente y con encanto Jake le devolvió la sonrisa de oreja a oreja.
Pensó que Park notó que se porto bastante mal y le pidió perdón, ahora solo volverían a tener su linda relación de antes.Sin embargo Park lo levantó del frío piso, por suerte la habitación de Jake estaba cerca y con libertad de dirigieron allá.
Semejante a los aposentos de un consentido príncipe, era amplio y sumamente limpio. Con un agradable olor. Sus conceptos era de pinturas vibrantes y animadoras. Resaltaba el rosa...
Ambos se observaron mutuamente, Hoon sonrió con sus alineados dientes, tan lindos.
Cómo un célebre ser celestial.—¿Qué te parece si jugamos?— cuestionó amablemente.
Jake al oír esto se convirtió en un bollo de saltos emocionados.
—¡Si!—.El mayor sonrió de lado. -Entonces espérame, ahora vuelvo -.
Park Sunghoon salió de la habitación, fue en busca de la rebanada de postre que quedó abandonada en mitad del pasillo, la sostuvo en sus blancas manos y regresó al cuarto.
—Ven,— invitó con gentileza
—¿A qué vamos a jugar? ¿De qué se trata el juego? ¿Es divertido?— Jae-yoon no paraba de hacer preguntas.
—Es un juego que le gustará a tu cuerpo y al mío—.
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ᴅɪʀᴛʏ ʙᴏᴅʏ
Fanficᴰⁱʳᵗʸ ᵇᵒᵈʸ ─Mami mi cuerpo está sucio, muy sucio; Él lo ensució─Decía el pequeño jake llorando desesperadamente abrazando aún más fuerte a su madre─Sunghoon lo ensució─.