(8) ininteligible

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Extremo, fuerte, intenso.
Dolor, ardor, picor.
Precisamente a causa de esos labios, del cual fue expulsada una profunda desgarradora frase.

"Mírate das asco"

Una benevolencia no enmarcada, un bullicio en sus oídos, tan impertinente como se consideraba a si mismo en su punzante corazón de abandono y burlas. No era más que una chistosa burla, ya que naturalmente las burlas son chistosas; Graciosas como su ser, requería de reírse de si mismo. En el espejo reflejante como todos los espejos demás en el inestable mundo lleno de éxtasis como amantes prohibidos sin carecer de mutuos sentimientos.
Sombrío y sin fuerzas, como la corriente de un río sin dirección, repleto de almas podridas de gente débil con rencores y menosprecios.
Él, él lo había menospreciado.
Entre tanto de fugadas razones de sentido común, sus sospechas, sus malas intenciones. Aún así, Park lo desechó.
Sus pupilas observaban el retrato en un reflejo en el espejo. Experimentando algo que próximo sería frecuente, como la lluvia del pronóstico de pasado mañana.
Sus lagrimales estaban goteando, se expresaba su rostro perturbado, mentalmente fatigado. Pronto se desbordó, pero no se inmutó, ni un mínimo ruido, ni un sueve jadeo, ni un hipido. Su rostro escurría en lágrimas, tan bello niño hecho un mar de lágrimas pero inmóvil.
Así permaneció un buen rato, hasta que al borde de los lamentos se interesó en su propio aspecto.

Era repulsivo, carecía de alegría, entusiasmo y amor. Estaba sucio, mugroso como el moho de un céntuplo de años. Estaba condenado; Sin querer encadenado a Sunghoon, y Sunghoon a el.

Estaba grasiento, hecho un vil reguero, grotesco como un delito, y maldito pecador, como un ser humano.

Recobró sentido, pese a su alrededor, y andrajoso se movió camino al baño. La puerta se abrió, el niño consideró que el baño estaba más limpio que el, muchísimo más limpio.
Arrasó con sus lágrimas pavorosas y con su mano abrió la llave de la ducha.

Sus labios relataban al agua que caía, lo sucio que se sentía. Con la voz cortada, ese niño bastardo lo ensució. Pero el lo amaba, era integrante de su familia, y en su inocencia se autorizó la ternura hacia aquella sabandija.

Con temor, fue tan lentamente despojando sus prendas, y cuándo más tarde estuvo completamente libre de ropa, tuvo una extraordinaria sensación. Tal cual una vergüenza a su cuerpo y los ojos, los toques, y los monstruos.
Lo asumió a él, el terror de su desnudez, aquél rostro pintado línea por línea, detalle por detalle, permaneció en su mente. El desespero de no saber ni quien era en ese momento, su mente estaba inmoralmente amarga.

A tirones de si mismo se posó debajo del agua, y no bastó ni un segundo en romper en llanto. Ahora no estaba aturdido. Semejante a un humano o una perdición. Posteriormente se inclinó y lloró sobre todo. No existió el autocontrol. Se abrazaba fuertemente y rasguñaba sin cuidado. Sólo entonces cuando comenzó a enjabonar su repugnante y sucio cuerpo pero amado por su primo.

Colocó sus manos en sus oídos, para olvidar la arrogante voz de Sunghoon, porque él le apuñalaba el corazón, el modo de sentir y percibir su propio mundo; Qué ahora era un lugar gris, frío y sin colores. Algo nítido sin expresiones libres, ahora solo encarceladas. En una posición llena de lástima a quien lo observara, Jake era víctima de su cerebro. Sin vitaminas que tragar para recobrar fuerzas, en el nuevo y muy raro sitio, destrozado en un rincón oscuro y punzante que arrancaba su piel imaginaria en un dolor inimaginable.
Bajo la lluvia de sangre se inclinó, se acarició y encogido siguió chillando.

Era como un especial episodio de ensoñación eterna. Inevitable igual que caer en ese espiral de cosas sin formas y sin dominios. Llenos de vapor y contracciones nerviosas.

Pero estaba hundido, en el fondo; sus aguas tan espesas y contaminadas. ¿Qué era? ¿Se trataba acaso de pensamiento flotantes y sentimientos vacíos desesperantes?, no tenía sentido físico, solo el astral. Aún costado tres puntos, 9 voces y un central.
Eran sus ojos, el reflejo del alma; la regresiva, de antes de cometer su error, o más bien el proceso de hacerlo.

Tomarse un buen respiro y olvidar no era tan fácil.
No para Jake; ni para algún ser vivo que enfrenta un acto así.

El cuerpo de un humano en un ataque, un ataque causado por otro, y al final el mismo se remata.

Si vivía con un ser maligno, su aura en figuras de humos, tienen sensaciones en él. ¡Es Park!
Abrazalo, disfruta su ser pasar, acariciar y finalmente atravesar tu cuerpo.
Negar, pero querer.
¿Jake, que pasa por tu mente?

Desea ver su sonrisa de nuevo, de prisa, estaba entusiasmado. ¡Es Sunghoon!

En su fatiga total, óptima. No cierres lo ojos ve la realidad, pero él aunque la vea. Siempre hará una ilusión.
Pincelada a su favor, tan alegre que le gusta. ¡Es Hoon!

Su cuerpo está sucio, y cae en cuenta de eso, pero se siente bien. ¡ES HONNIE!

"Es él, por qué el me quiere".

La inocencia escapó. Huyó lejos, a las colinas para nunca dejar verse otra vez.

A Jake no le importaba el dolor de su piel quemándose, mientas se lavara todo rastro de pastel y otras cosas.
Pero, sin embargo, seguiría sintiéndose insatisfecho, en un hondo, muy hondo pozo.
Sin poder lograr salir, aún si escalar desgastara sus uñas o quedara sin brazos.
Su meta...
Al llegar a observar el jardín de las flores con grandes incógnitas, y saber sus respuestas a cada una de ellas. Saber cada secreto, cada misterio sería resuelto; Ese lugar dónde se imagina junto a Sunghoon, pero a diferencia del mundo real, este lo trata como el ser más amado.

Jake estaba en medio, en la mitad de un espacio dónde había un círculo y ahí él. En la mitad más confusa, de el no saber si lo odiaba o lo amaba.
Pero el sólo era un pequeño niño.

Un niño de materiales frágiles.

El era frágil, más frágil que lo más frágil de lo delicado.

Pero aquél de rostro neutro, pero precioso ángel caído inigualable. Estaba creado con el fin de ser esclavizado para ser un demonio de carne o, ¡Al contrario! El dios del infierno.
Del infierno de Jake.

Un infierno presentado como una ciudad.
Solitaria y oscura. Jake paseaba buscando vidas, almas, personas, seres, dioses, vivos, animales, a su madre; Algo con lo que convivir, menos al que el hilo en su dedo le guiaba.
Si lo seguía el estaría allá, del otro lado viéndole. Pero le quería ver sonreír, aún si eso le costaba.

Observó el hilo carmesí, y lo siguió, caminando, pero prestando atención al camino.
Habían figuras. Figuras raras y negras, como sombras deformes, que le saludaban y despedían.
Y Jake, con un sonrisa, interactuaba de vuelta.

Algunas de estas peculiares formaciones parecían preocupadas, e incluso las hoteleras.
Porqué estaba colocado ahí un hotel áspero, quería saber que se encontraba ahí dentro, pero su conciencia despertó.

De regreso, al húmedo baño y su rara sensación nostálgica y vaga.

Buscando la causa de porqué se sentía inentendible.

ᴅɪʀᴛʏ ʙᴏᴅʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora