(9) él

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Caminó hacia el armario, y eligió un nuevo conjunto, realmente igual al que tenía puesto anteriormente, con la diferencia que esta era de un color amarillo con un grande estampado de pollito.

Aún estaba medianamente triste. Aunque si deber era pasarla genial en su cumpleaños, uno con sucesos muy extraños.

Se miró al espejo y supo que había hecho una gran elección, se sentía muy bonito, dio un ronda de círculos para modelarse y verse en el espejo decorado con fresas y pintado de color rosa.
Aprobó su vestuario, era una ¡marea de emoción!
Sobre todo para brillar en la sesión de fotos, su recuerdo de su cumpleaños número 7.
Con acontecimientos poco comunes para el.

Se contempló un vez más, dio brincos de éxito, y sonrió una vez más.
Estaba tan concentrado en si mismo que se exaltó cuando escuchó la puerta ser abierta.

Velozmente su mente le comunicó lo peor,
alguien.

Pero se alivió al ver que era su inofensiva y amorosa madre. Suspiró mientras corría a abrazarla. Y una vez lo hizo, le besó la mejilla.
Algo muy conmovedor, hermoso acto de amor mutuo entre madre e hijo. Pero entre tanto, Jihyo notó algo que no le cuadraba, comenzó a sospechar.
Hasta que se dio cuenta, sonrió algo confusa y consternada.

—Lo siento mamá, es que me caí en un charco de lodo y me bañe por qué me sentía....— y paró abruptamente.

—¿Te sentías...?— preguntó esperando que terminara, pero cayó en cuenta que la facción de su hijo era decaída y triste como algo perturbada—¿Sucio?

—¡Sí! ¡Eso!—.

—Vale, vale. Vamos abajo, ¡Tenemos una sesión de fotos que tomar!— declaró muy fuerte llena de éxtasis.

Al bajar, Jake formó una cara de suma felicidad al ver qué muchas personas acudieron para las fotos, le hacía feliz todo lo que su mamá hacia por él.
Estaba penoso por la multitud, deseaba zambullirse y al final flotar del sentimiento tan bueno que tenía en ese momento.

Todos los conceptos de su celebración especial y única cada año continuamente, eran armoniosos con encantos y muchos admiradores.
Aún que para sus abuelos, tía y él; no lo eran.

Sin embargo, seguiría su paso sin darle ni una pizca de importancia a las tinieblas, estaba claro y decidido a disfrutar el evento.
Aúnque interiormente estaba aturdido. Tal vez tenía un gran talento como actor, eso era un gran sueño —ve y lúcete—.
Entonces con los ánimos hasta los paraísos, pisoteó los pensamientos negativos y miró al frente.
Al parecer todos lo querían, estabas tan alegres por él, no era mal momento para comenzar a olvidar. Después de haber estado como un engendro desgreñado, ahora estaba pensando en como se veía.
Justo entonces se dio cuenta de su resplandor. Un deleite, se encontraba tan atractivo, tan exitado. Era completa felicidad.

Independiente corrió hasta el centro, en dónde multitud lo esperaba impacientes.
Preparado empezó con su labor: Las fotos.

Ahí mismo, en ese instante, cortando todo sentido de aflicción, disfrutó cada mínimo segundo de tiempo que pasó, sonriendo y sintiéndose amado por todos. Las formas en que demostraban su cariño intenso, y como Jake las devolvía. Pasaban cosas lindas y las tomaba, se aferraba y no las soltaba. Inhalaba cada facción de encanto de aquellos que compartían sus acciones amables, las memorizaba y agradecía su compasión, cada que la iluminación del flash de la cámara se presentaba, era cada recuerdo para su memoria.
Seguían las rondas, más gente, más ráfagas en enjambre de éxtasis. La adrenalina de una forma calmada. A veces suelen ser indescriptibles, no conoces el como decirle, llamarle, o apodarle.

O aveces por otro lado observas en la oscuridad y simplemente lo detestas.
Dándole un aspecto diferente a todo, viéndolo desde otros ojos con diferentes ventanales para ver la vida de otra forma. Con otro color y otra posición.
Era su turno, su turno de observar como sus ojos con brillo se apagaban, se iban.
Se largaban y lo dejaban solo. Al parecer eso le agradaba, no había nadie que le llamara tanto como él, que lo atrajera como un imán; Le temblaba todo e incluso lo hacía morir en vida.
Por un lado él lo veía magnífico. Pero por otro... También quería saber.

Cuestiones. Aún no entiendo si hay preguntas que llevan respuestas, si es que es así, entonces significa que me perdí buscándolas.
No encontré el camino de regreso a casa y ahí morí.

"¿Cómo me ve él a mí?"
¿Eres insaciable?
Tal vez si lleva respuesta, él te hace insaciable.

Fue agitado, su madre lo llamaba, lo miraba exigente. Observó y comprendió.

Jake aún seguía pasando una gran situación, pero expulsó una cara de desdicha, angustia cuándo vió a su tormento aproximándose muy espeluznante hacia él. Ni un día se había acabado, y Jake ya lo consideraba una perversa pesadilla.

Solo entonces comprendió la petición, ya había tomado un foto con su tía. Pero con él...no.

Con cuidado se acercó hacia él y no lo miró, estaban juntos y ninguno parpadeaba. Tiesos y con escalofríos, solo se esperó la luz proveniente del artefacto y todo se acabó. Fue cuándo el reclamo del trabajador encargado de la sesión de fotos se hizo presente. Fue expuesta la mala opinión por no sonreír en la imágen, estaban tan serios que no los tomaban en serio (valga la redundancia) . En vez de dar entusiasmo por ellos, solo daba remordimiento, se veían tan raros ¿Qué no saben sonreír?
El señor hizo otro intento, para decir que tampoco funcionó, la paciencia se agotaba y un tumor imaginario le comenzaba a estresar. Cada foto salía peor y los niños estaban a tres metros de distancia de separación. Seguían todos duros y con las caras como rocas.
Hubo un momento en dónde las madres intervinieron, también se produjo una tensión complicada por parte de las dos, pero al final amenazaron entre todos a los chiquillos que no les quedó de otra que fingir la sonrisa.

Era como un dolor terrible de mandíbula, tensos hasta los huesos y más incómodos que todos.
La sala se iluminó por un segundo, el camarógrafo frunció el ceño, no fue poco más y dijo que la tercera era la vencida.
Otra intento, y nada.
El pobre hombre no quería tener que gritarles por el simple hecho de que no sonreían, pero si trabajo era que salieran bien. El resultado que buscaba no estaba presente el las 16 fotos que fueron hechas.
"Ahí lo dejo" y estaba apunto de irse, pero una voz lo detuvo. El pequeño Shim.

Jake se disculpó y pidió otra fotografía, solo una más.
El hombre aceptó, y se colocó para realizar su último oficio.
Y darle fin a la fiesta.

Por un tiempo en que demostraba que no tenía que recordar lo que le hizo, por un instante en qué lo observó y se emocionó, por un segundo en el que lo amó. Por eso él sabía que era él. Park, su querido Sunghoon.

Bajo sus cálidos brazos, ambos abrazándose, con los corazones pegados, inseparables, nacidos el uno para el otro. Sabían lo que era sentirse bien de verdad. En su realidad, su transparencia, su invisibilidad, su todo.
Las sonrisas enmarcadas en sus rostros.
Aferrándose con fuerza, con un sentimiento puro e incomprendido.
Era él, ambos eran ellos.

Tocando sus pieles, en rozes de eternidades, en un amargo pero dulce abrazo.
Y la luz de la cámara, tomando un fotografía en dónde era imposible saber porqué era tan confuso.

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⏰ Última actualización: Sep 09 ⏰

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ᴅɪʀᴛʏ ʙᴏᴅʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora