Capítulo 1

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Ya estaba anocheciendo, las farolas del parque comenzaron a encenderse, iluminando la zona.

Eren estaba ahí con sus amigos, habían pasado toda la tarde en el parque bebiendo alcohol, escuchando música y practicando algo de skate.

—Entonces, ¿vas a jugar con nosotros esta noche o mañana trabajas?—preguntó Porco.

Jugar videojuegos en modo multijugador era una actividad que solían hacer de manera frecuente en las noches de los fines de semana o en los días en los que Eren no tatuaba a nadie.

Eren retiró la botella de su boca al terminar de vaciarla y así poder contestar. —No, esta semana ha sido bastante ajetreada y descansaré, así que puedo jugar sin problemas —confirmó.

—Estupendo, así podré ganarte esta vez. — Intervino Reiner.

—Eso ni lo sueñes, Braun —dijo Eren.

Tanto el rubio como el castaño siempre peleaban cuando jugaban juntos, siempre tenían esa rivalidad por ser el mejor de todos.

Porco suspiró derrotado y es que no podía pensar que se veían como unos niños estúpidos e inmaduros.

Connie fingió hurgarse la nariz y se acercó a ambos chicos con el índice levantado. —¿Quién quiere que le pegue un moco?

—Joder, Connie, qué asco.— Habló Reiner olvidándose de su pelea con Eren.

—Tu madre lo quiere.

Connie sacó su lengua como respuesta a las palabras del castaño.

Bien, era cierto que era un acto muy asqueroso, pero, extrañamente, siempre funcionaba porque Reiner y Eren dejaban de discutir.

—Bueno, me marcho a casa, pediré algo para cenar y me conectaré con ustedes.

La brisa comenzó a hacer que Eren comenzase a tener algo de frío, no tenía un abrigo o chaqueta, por lo que lo único que pudo hacer fue bajar las mangas de su sudadera, cubriendo así sus tatuajes y las pulseras que tenía en su muñeca izquierda y colocarse la capucha.

El chico estaba sumergido en sus pensamientos, sobre todo en qué iba a cenar esa noche. Sus pensamientos y su desconexión de la realidad se vieron interrumpidos por una voz muy familiar para él.

—¡Eren!— Saludó animada una voz femenina.

El mencionado detuvo su camino, había escuchado su nombre, pero lo que más le alertó fue el timbre de voz de aquella persona y es que sonaba justo igual que la de Mikasa, aquella chica que tuvo como novia desde la secundaria hasta hace unos meses cuando decidieron poner final debido a que ella tuvo que mudarse de Japón a Alemania para poder terminar sus estudios.

Los ojos del chico se agrandaron al ver a la persona que había pronunciado su nombre. Estaba tan asombrado que lo único que logró hacer fue tallarse sus ojos con la intención de comprobar que tanto su visión como su mente no le habían jugado una mala pasada porque sí, ahí estaba ella. Mikasa Ackerman, vestida con sus típicas manoletinas rosas, calcetines blancos con volantes en los tobillos, pantalón corto con encaje de tul floral y de color rosado, una camisa blanca de manga abullonada y aquel lazo grande de color rojo oscuro que funcionaba como coletero para su pequeño recogido y que hacían que se viese como una princesa.

—¿Te acuerdas de mí? —Sonrió inclinando ligeramente su cabeza hacia la izquierda.

—¿Cómo iba a olvidarme de ti? —respondió él finalmente con una sonrisa mientras se acercaba a paso lento.

Escasos centímetros les separaba el uno del otro, estaban mirándose mutuamente con una pequeña sonrisa y en completo silencio.

—No has cambiado nada… quiero decir, tu look sigue siendo el mismo. —Habló Eren en tono calmado rompiendo el silencio.

Love of Contrasting HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora