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FIESTA

Junio, 2015

Frené en seco el auto y acomodé mis lentes de sol mientras arreglaba mi cabello. "El cabello más rubio de toda la escuela secundaria." solían decir muchos; aunque la verdad no sabía si lo hacían porque de verdad lo pensaban o para acercarse más a mí y ser mis amigos. Desventajas de tener un porcentaje de popularidad mayor al resto.
Salí del auto sacando una caja llena de cervezas en lata y vino, tratando que las botellas de cristal no se rompieran ni quebraran. En parte por Tessa y su humor, pero también por el hecho que no quería que mi auto oliera a alcohol. No, nunca.
Con ambas manos ocupadas me dirigí a la puerta, cruzando el pequeño jardín delantero, plantándome justo delante del pórtico y, tras dejar las bolsas en el suelo, toqué el timbre.
Hacía bastante tiempo que no iba a la casa de Michael Clifford. Bastante tiempo en realidad. Recordaba que la última vez tenía una pequeña sonrisa en el rostro e iba a todas partes de la mano de...
-Oh, no. ¿Tú aquí?
La puerta se había abierto y al frente mío estaba la persona en la que estaba pensando. Y al mismo tiempo a la que menos esperaba.
- ¿Qué mierda haces aquí?-pregunté, arrugando levemente la nariz por el disgusto.
-Es la casa de mi amigo-respondió él, entornando los ojos-. Si hubiera sabido que vendrías créeme que no habría venido hasta la fiesta.
-Admiro tu honestidad-dije simplemente-. Y ahora, ¿me dejarías pasar?
Luke frunció levemente el ceño y arqueó una ceja. Luego, con un suspiro pesado, abrió la puerta de par en par, dejándome pasar.
Entré agarrando las bolsas de compra que me habían encargado, lo que hizo que me tambaleara un poco por lo pesadas que eran, aunque Luke Hemmings-como el caballero que era (nótese mi sarcasmo) - no me ayudó.
Coloqué las bolsas en la mesa más cercana y me froté rápidamente los adormecidos brazos.
- ¿Tessa está aquí?-pregunté, colocando mis manos en mi cintura, mirándolo.
-No.
- ¿Michael?
-Tampoco.
- ¿Ashton?
-No-dijo una vez más, empezando a irritarse.
- ¿El otro idiota de tu amigo?
-Calum tampoco está.
-Vuelvo a repetir-dije-, ¿entonces qué haces tú aquí?
-Michael me dijo que alguien iba a venir para traer las bebidas-respondió él-. Y tenía que ir con Tessa a traer las luces así que me dejaron a mí a cargo. Obviamente no sabía que ibas a ser tú, me hubiera lanzado por la ventana antes.
- ¿Y los demás?
-Ashton y Calum odian organizar fiestas-respondió él-. Y creo que están alistándose para la noche, y yo no tenía nada que hacer salvo jugar FIFA. Así que era esto o estar aburrido toda la tarde.
-Pero ahora estás aburrido y solo en la casa de Michael.
Luke pareció reflexionar un poco sobre eso y asintió.
-Mierda-dijo finalmente.
-Entonces, ¿vas a estar acá esta noche?
Él asintió.
-La fiesta va a estar más que genial-dijo-. No me la perdería por nada del mundo, ni siquiera porque tú vas a estar aquí.
-Te recuerdo que fuiste tú el que me invitó.
-Lo hice por Lucie-respondió-. Así que no te emociones mucho.
-No voy a emocionarme por ti, bájate de tu nube-dije con un bufido.
- ¿No? ¿Entonces qué haces acá, haciéndome conversación?
Me mordí la lengua.
-Solamente trataba de ser amable-respondí secamente.
- ¿Tú? ¿Amable?
Sacudí la cabeza y avancé hacia la puerta.
-Tienes razón. No debería ser amable contigo-dije-. Adiós, Hemmings.
-Celeste-me llamó él.
Me volví, a tan solo unos cuantos metros de la puerta, y ladeé la cabeza.
- ¿Qué?
Y por un momento, por solo un momento después de tanto tiempo, vi el reflejo del chico que en algún momento me había dicho que era la chica más linda de toda la escuela. Y yo lo había creído. Por más cliché que sonaba, lo creía, y era suficiente ser linda para él. Varios chicos y chicas me habían dicho lo mismo pero cuando esas mismas palabras salieron de la boca de Luke Hemmings todo en mí se erizó y mi corazón se paró, para luego latir fuertemente. Como experimentar el renacimiento.
-Nada-dijo él, volviendo la cabeza, dándome la espalda-. Adiós.
Me quedé en la puerta unos segundos más y luego salí finalmente, dando un firme y estruendoso portazo antes.
Pasos firmes. Así caminaba yo. Con pasos firmes que hacía que mis tacones se escucharan a distancia. Fuertes y firmes. Como yo.
Sin tambalearse por nada ni nadie.
Me metí a mi auto y arranqué con más fuerza de la necesaria.
Tomé un respiro hondo y parpadeé más rápido.
Mierda.
No funcionó.
Pasé el dorso de mi mano por mis ojos, limpiando rápidamente las gotas que caían por mis mejillas hasta que desaparecieron.
¿Por qué? ¿Por qué tenía que llorar cada vez que hablaba con él?
* * *
¿Si me sentía en mi ambiente? Sí y no al mismo tiempo.
Cuando vivíamos en Londres e incluso en nuestras cortas estadías en Los Ángeles no era un secreto que íbamos de fiesta en fiesta. Nos divertíamos, no de una manera sana, pero éramos jóvenes y queríamos disfrutar cada momento de todo, era lo normal. Hablábamos con personas, conocíamos gente, conocíamos chicas, y tomábamos un poco.
Bueno, en realidad mucho.
Así que realmente disfrutaba ese momento, el poder de nuevo estar rodeado de gente, poder bailar, tomar, y escuchar música a todo volumen. Pero al mismo tiempo no me sentía lo suficientemente cómodo como para disfrutar todo de manera plena, aunque no sabía exactamente por qué.
Sí, sí lo sabes.
Ashton se acercó a mí, con un vaso lleno de líquido dorado en la mano, y se apoyó conmigo en la pared junto a la barra que habían puesto para las bebidas.
- ¿No vas a bailar?-preguntó él.
-No sé-dije vagamente-. No tengo muchos ánimos.
-Puedes bailar conmigo-dijo él, dándome un pequeña sonrisa.
Se la devolví.
-Siempre termino bailando contigo-dije-. La mayoría de veces. Y eso a ti no te gusta.
-Prefiero un millón de veces bailar con una chica sexy que contigo, es cierto-dijo Ashton-. Pero si tú estás solo pues aquí estoy yo para hacerte compañía.
Asentí con la cabeza.
-Gracias por ser mi amigo, Ash.
-No te vuelvas emocional, Calum-dijo él, poniendo una palma en alto-. No estoy para esas mierdas.
Lancé una risa y le quité el vaso de cerveza que tenía en la mano, tomándola de un sorbo.
-Eso es mío-me reclamó él, alzando la voz en una octava.
-Siento que ahora lo necesito.
-Oh, mira ahí está Tessa-dijo él, señalando a la puerta.
Ella entró y pude ver cómo una persona con el cabello teñido de un rojo luminoso (se había teñido el pelo de otro color para la fiesta) desde el otro extremo de la sala se dirigía hacia ella casi corriendo, para luego abrazarla y besarla suavemente en una mejilla. Todavía no eran oficialmente novios pero estaba seguro que otra sería la historia en unas pocas semanas.
-Michael tiene mucha suerte.
-Oh, sí.
Tessa estaba con una falda pequeña y uno de sus típicos tops que dejaban ver un poco de la piel de su bajo estómago. Las botas que tenía le llegaban hasta los muslos y, podía notar como Michael trataba de no concentrarse mucho en eso; era algo para perder totalmente la cabeza.
-Y ahí está Celeste-dijo Ashton.
La chica entró con unos tacos con los que-francamente-no sabía cómo se mantenía en equilibrio por lo grandes y sumamente delgados que eran.
No podía negarlo. Celeste estaba espectacular. Su cabello rubio caía por sus hombros y el vestido azul de fiesta en el que estaba moldeaba de tal manera su cuerpo que no podría desentonar en las alfombras rojas a las que habíamos asistido.
Esa era Celeste. La chica que de alguna forma siempre resultaba ser el centro de atención, tanto si lo trataba como si no.
Ashton y yo volvimos la cabeza para ver a Luke, en el otro lado de la sala. A él tampoco le había pasado desapercibido el ingreso de Celeste, en realidad a ninguno de los hombres que nos encontrábamos ahí. Todos la mirábamos, no sentía nada especial por ella pero se debía admitir lo hipnotizante e impactante que era.
Luke no podía despegar su mirada de Celeste. Los ojos azules de mi amigo recorrieron todo su cuerpo.
Me reí quedamente viendo las reacciones de Luke.
-Alguien se está arrepintiendo por haberla dejado-comenté.
-Oh, joder-exclamó Ashton, con la mirada puesta en la puerta.
- ¿Qué?-pregunté, volviéndome.
Ashton me bloqueó la vista, agarrando de mi cabeza.
- ¿Qué rayos estás...?
-Advertencia, Calum, advertencia-empezó a decir Ashton-. La imagen que estás a punto de presenciar puede causarte sudor intenso, total inmovilización, garganta seca, y puede incluso que una erección.
- ¿De qué estás hablando?
-Solo mira quién acaba de entrar.
Y me volví hacia la puerta.
Había visto a muchas chicas atractivas y sensuales en las giras que tuvimos por casi todo el mundo; se podía decir que lo había visto absolutamente todo. Y a pesar de eso no pude imaginarme una cosa más sexy que Lucie Bennet en ese pequeño vestido negro.
Ella entró, sin parar de mirar a través de sus pestañas a todas las direcciones posibles, caminando detrás de Celeste. La gran mayoría seguía viendo a Celeste, es verdad, pero muchos ya habían volteado la mirada y habían visto a aquella pequeña preciosidad morena que pasaba con pasos cortos e inseguros la habitación. Me encargué personalmente de lanzarles una mala mirada a esos muchos, pero no por mucho tiempo.
Porque no podía despegar la mirada de ella.
Estaba simplemente hermosa. Y radiante. Y más sexy que...que la chica más sexy del mundo. Mi cerebro no funcionaba bien en ese momento.
Para empezar, ¿cómo así accedió a ponerse ese vestido? No es que me molestara-no me molestaba en absoluto-pero ella no solía usar vestidos. Lo más seguro era que pertenecía al armario de Celeste o de Tessa.
Bendito sea ese armario. Bendito sea.
No tenía mucho escote, no como el de Celeste, pero ese maldito vestido hacía que sus pechos realzaran aún más, pegándose a su cuerpo, haciendo que las líneas de sus caderas se notaran mucho más de lo usual. Y más aún la curva que había en su espalda baja.
Diablos. Diablos.
Me di cuenta que no solo tenía sentimientos muy profundos y especiales por Lucie-más de lo que había sentido, sentía y sentiré por cualquier otra chica-, sino que también era la única que podía ponerme de esa forma con solo mirarla, que también sentía un gran deseo por ella, la deseaba en todo ámbito.
-Calum-sentí que me llamó Ashton, trayéndome de vuelta a la realidad.
- ¿Eh?
-Sí, sabía que ibas a quedarte mirándola como un tarado.
-Está tan...
-Caliente. Sí, lo sé.
Volví mi cabeza y quedé mirando a mi amigo, al lado mío.
-Solo digo la verdad-dijo él, levantando las manos-. Puedes preguntarle a cualquiera aquí, todos te dirán lo mismo.
Volví a posar mi mirada en ella, estaba junto a Celeste, Tessa y Michael. Simplemente conversando y riendo. Los ojos de ella estuvieron actuando tal y como lo hicieron en un comienzo, cuando ingresó. No paraban de escanear todo el lugar, recorriéndolo con una barrida de sus ojos azules hasta que se detuvieron. Y fue en mí.
Los segundos parecieron minutos. En realidad no había hablado con ella desde aquel día en el centro comercial y casi ni la había visto-tampoco la había buscado-, y las pocas veces que lo hacíamos-porque de alguna manera debíamos encontrarnos al vivir al frente uno del otro-volvíamos la mirada, posándola en otra parte, o cambiábamos de dirección.
Seguía molesto con ella, y ella conmigo. Eso no cambiaba nada. No podía entender como ella prefería seguir con un chico que-estaba seguro-no quería realmente, como no quería admitir lo que sentía, la manera en la que estaba impidiendo que un nosotros vuelva a existir y todo por terquedad y orgullo.
Pero muy en el fondo no la culpaba. Dos años de silencio son muchos, y nada justifica lo que hice; estaba en todo el derecho a mandarme a la mismísima mierda apenas pisé Sídney y, pues, no lo hizo.
Sus ojos estaban en mí, y los míos en ellos. Estábamos en lugares opuestos, cada uno al otro extremo de la gran sala y esa mirada fue tan íntima que casi pude creer que si estiraba la mano sería capaz de tocarla y decirle que lo sentía, que lo sentía por todo. Y besarla, una vez más, aunque eso me costara un empujón y una bofetada.
Pronto sus ojos se retiraron y de nuevo se posaron en Tessa quien estaba hablando de algo animadamente, con Michael aferrado a su cintura y mirándola con una sonrisa.
Algunos tenían suerte en eso llamado amor. Otros no.
-Anda-dijo Ashton.
- ¿Eh?
Él rodeó los ojos.
-No dejas de mirarla. Pareces un maldito acosador. Anda y habla con ella o sácala a bailar.
-No sé. No creo que acepte. Nunca le ha gustado mucho bailar.
-No pierdes nada intentándolo-urgió él, dándome un empujón-. Por todos los cielos, Calum, deja de ser un gallina y anda por ella.
Di un paso adelante, haciéndole caso a mi amigo. Tenía razón. No perdía nada si iba a hablar con ella y le decía que lo sentía por lo que pasó en el centro comercial. Quizá diría que ella también lo sentía y estaríamos bien. Me sonreiría y le sonreiría.
Todo podía estar bien. Así que di un paso más.
Y entonces mi pequeña burbuja se reventó.
James Skyner apareció y tomó a Lucie por la cintura sorpresivamente, besándola urgentemente y recorriendo con sus dedos la fina tela de su espalda.
Apreté los labios firmemente y retrocedí el par de pasos que había dado, sin dejar de rugir en mi interior. Y sin dejar de sentir una vez más como si una bomba hubiera explotado en mi pecho y el humo estuviera invadiendo mi garganta.
¿En serio? ¿Seguía con él? ¿A pesar de todo?
Moví la cabeza, cruzando mis brazos en mi pecho y los volví a ver.
James le estaba sonriendo a Lucie mientras le decía algo en el oído, y ella le devolvió nerviosamente la sonrisa, asintiendo con la cabeza. James la agarró de la mano y, tras decirle algo a Celeste por sobre el ruido de la música, la llevó por los pasillos.
Su mirada se encontró con la mía, la de Lucie. En esos dos segundos que duramos mirándonos el uno al otro lo único que pude pensar era en la manera en la que ella era capaz de hacer esto sabiendo que estaba yo presente, así que en esos dos segundos hice que toda mi molestia e incluso cólera se viera reflejada allí. Ella no era tonta, y se dio cuenta, así que pronto apartó la mirada, viendo fijamente hacia el suelo.
¿Por qué me estaba haciendo esto?
James la llevó hacia la pista de baile y empezó a moverla y a moverse al compás de la música. Él la sostenía, la agarraba de la cintura, le sonreía y en ocasiones la besaba.
-Calum, para-escuché decir a Ashton. Me había olvidado de su presencia.
- ¿Parar qué?
-Deja de ser tan masoquista y deja de mirarlos-exclamó él-. No sé qué ganas haciendo eso, además de hacerte daño.
Me quedé callado porque él tenía mucha razón. Presenciar eso me hacía recordar las veces en las cuando habían fiestas y bailes en el colegio a los que nosotros casi ni asistíamos porque ambos odiábamos bailar, pero cuando lo hacíamos nos quedábamos a un rincón de la pista de baile, agarrándonos el uno al otro y meciéndonos torpemente, pero de una manera suave por más que la música fuera rápida; ella en ocasiones se reía de sí misma y eso me parecía tan adorable que era algo totalmente inevitable el querer abrazarla y besarla.
Y en ese momento seguía siendo adorable, adorablemente sexy, por supuesto. James la guiaba-ella nunca había sido espléndida o grácil bailando, siendo honesto-y ella se dejaba, aunque con inseguridad y un poco de incomodidad. No era su ambiente, no era su lugar.
Y no me refería a la fiesta, sino a la persona.
Y ella lo sabía. Y no hacía una mierda para cambiar eso, sino que prefería quedarse ahí bailando con su novio, sabiendo que yo estaba ahí y que no podía quitar los malditos ojos de ellos.
En una de las vueltas ella me miró, resignada y triste, quiso abrir la boca para gesticular algo pero James la volvió y ella quedó de espaldas a mí.
Entonces, ¿así va a ser, Bennet? Perfecto.
-Ashton-lo llamé, viendo a Luke en el otro lado de la sala con buena compañía-. Vámonos de aquí.
- ¿A dónde?-preguntó él, confundido.
-Tú solo sígueme.
Me encaminé hacia un rincón lleno de muebles en donde varias personas estaban reunidas, y entre ellas Luke, quien encabezaba el grupo. Se notaba que sobrio ya no estaba, por lo menos no de manera total. Y alrededor suyo había unas cinco o seis personas. Personas muy lindas.
Me di la libertad de sentarme en uno de los muebles, entre un par de ellas.
-Hola, chicas-saludé con una sonrisa y un rápido guiño. Ashton también dio una sonrisa y se sentó.
-Chicos-dijo Luke-, ¿a qué debo su amable compañía?
-He decidido que esta noche quiero olvidarme de toda la mierda de mi vida y disfrutar-dije, encogiéndome de hombros-. ¿Quisieran ayudarme?
Las dos chicas más cercanas a mí me sonrieron, agitando sus cabellos con una mano y dándome una de esas sonrisas que conocía muy bien en este tipo de chicas. Y no dude en devolverles una similar.
Lo siento, Lucie. Tú empezaste.
* * *
- ¿En serio?-me preguntó James riendo-. ¿Vas a quedarte aquí más tiempo?
-Creo que sí-confesé-. Tessa me lo ha pedido y también Michael; no me gustaría rechazarlos.
-Pensé que te irías a las dos horas-rió James, dándome una vuelta en la pista de baile-. Siempre haces eso.
-Hoy no puedo-dije encogiéndome de hombros-. Aunque quisiera en realidad, no me siento muy cómoda.
- ¿No estás cómoda conmigo?-preguntó él, haciendo que su labio inferior sobresaliera un poco.
-No, no es eso-respondí-. Pero sabes que odio todo esto; soy una maldita antisocial nada femenina, por lo que ahora estoy muriendo con estos tacos.
-Me gustan las antisociales y anti-femeninas-dijo James con una pequeña sonrisa.
-No, no lo creo-dije-. A nadie le gusta.
-A mí sí-dijo, acercándose un poco y dándome un corto beso.
-Pues deberías ir al psicólogo y ver que está mal contigo.
-Ya, deja de hablar-dijo él con otra sonrisa aún más amplia y dándome otro beso, que duró más. Mis manos se quedaron en sus brazos y los de él empezaron a recorrer mi vestido, de mi espalda a mis caderas.
No quería eso. No porque James besara mal-en realidad todo lo contrario-sino porque me sentía excesivamente incómoda al hacer esto delante de...delante de una persona específica.
Lo había visto apenas entré, y en ese instante me arrepentí de no haber fingido cualquier enfermedad o malestar y haberme así evitado a mí misma toda esta situación. Sentí su mirada prendida en mí durante varios minutos y una sensación entre escalofríos y calor se extendió desde la puntas de los pies hasta mi cabeza. Todo mi cuerpo me llamaba a él, a que me acercara y conversara, tratando de aclarar las cosas que nos dijimos ese día en el solitario piso del centro comercial; y todo porque detestaba el hecho de estar así con él, distante y molesta.
Era ridículo que estemos así después de tanto tiempo de haber perdido contacto, estábamos desperdiciando momentos por tonterías.
Sabiendo que debía hacer lo correcto, volví la mirada hacia donde se suponía que estaba él, pero no lo vi. Y tampoco a Ashton, quien había estado a su lado. Y antes de que pudiera escanear mejor la sala, James me dio dos repentinas vueltas rápidas que hizo que me mareara y riera.
-No vuelvas a hacer eso-dije-. Voy a caerme.
-Lo siento-murmuró él, riendo-. Es solo que vi bailar así a Tessa y Michael y los quise imitar.
A solo unos metros de nosotros estaban ellos, bailando de una manera tan energética y viva que me sorprendí. Michael, por lo que recordaba, no era exactamente un buen bailarín en la escuela pero al parecer el haber asistido a muchas fiestas los últimos años había pulido de una manera muy notable su técnica de baile. Se movía bien, y Tessa era espléndida; le sonreía de una manera tan sugerente mientras bailaba que se podía decir que era la mejor pareja de la noche.
-Me agradan-dijo James, asintiendo-. Tessa y Michael. Se ve que él tiene ojos única y exclusivamente para ella.
-Sí-comenté, viéndolos con una sonrisa. Me sentía más que feliz y satisfecha al ver juntos a dos de mis amigos.
-Él es el único que va por un solo camino, ¿verdad?-comentó James con una sonrisa torcida-. Me refiero a la banda.
- ¿Qué? ¿Qué quieres decir?
-Que al parecer los otros tres no son muy diferentes a Jordan-dijo él, mirando por encima de mi hombro-. Solo míralos.
Me volví y la imagen que presencié me dejó inmovilizada en mi lugar.
Estaban en un rincón tapados por las sombras y eso sumado al hecho que a esa hora ya casi todos los invitados estaban casi ebrios hacía que pasaran desapercibidos.
Luke tenía a una chica con rubios rizos al lado suyo; estaban sentados y él la agarraba de la cintura, atrayéndola constantemente hacia él y ella no dejaba de sonreír y de cruzar las piernas, haciendo que sus muslos saltaran a la vista.
Ashton también estaba sentado, solo que su chica estaba en su regazo, colocando su rostro a solo unos cuantos centímetros de él e inclinándose de una manera que evidentemente hacia que él tuviera una gran vista de su amplio escote.
Todo lo anterior casi me produjo nauseas pero ni se acercó a cómo me sentí cuando vi al último integrante.
Tardé mucho más en ubicarlo-por más difícil que sea de creer-y fue porque no estaba sentado. Estaba parado, en la esquina más recóndita, casi invisible y tragado por las sombras y las luces, por lo que era casi imposible verlo en una primera vista. Pero lo reconocí.
Sentí un total y grande nudo en la garganta en cuanto vi aquella escena.
Calum estaba de espaldas-pero era él, era él, estaba segura-y tenía las manos alrededor de una chica que sinceramente no había visto antes. Y la besaba. La estaba besando. Ella tenía las manos alrededor de su cuello, y él la sostenía contra la pared, con sus manos explorando sus caderas. La chica era alta y sus piernas parecían medir toda una carretera, por lo que no fue exactamente un buen aporte a mi ánimo, siendo yo terriblemente pequeña.
Mis ojos no tardaron en escocer y antes de que pudiera evitarlo, ya estaba llorando
-Bueno, supongo que en su mundo las cosas ya son así-dijo James, a mis espaldas-. Tienen a un montón de chicas a sus pies. No es que yo quiera eso, claro.
Lo sentí reír un poco, y me obligué a hacerlo también, secándome lo más rápida e imperceptiblemente las pocas lágrimas que había logrado derramar.
Me volví hacia James y seguí balanceándome con él a compás de la música por algunos segundos más. Evidentemente no se había dado cuenta de mi pésimo estado de ánimo porque no me preguntó nada.
Cuando dimos una vuelta tuve un vistazo de Calum, de nuevo con la chica, pero esta vez su boca ya no estaba sobre la de ella, sino que seguía la línea del mentón, y ella tenía la cabeza hacia atrás, con los ojos cerrados.
Me aparté demasiado bruscamente de James. No podía soportarlo más. No podía seguir allí y fingir que todo estaba bien conmigo cuando me sentía desmoronarme y romperme lentamente en mil fragmentos.
- ¿Qué pasa?-preguntó él, preocupado al ver mi expresión-. ¿Hice algo malo?
-No, no, no-repetí-. Es solo que...me siento mal. Debo ir al baño.
Sin esperar una respuesta suya salí casi corriendo de la pista de baile, incluso en algún momento tropecé con mis propios pies pero no me importo y seguí andando.
Pasé por el lado de Celeste que estaba hablando animadamente con su novio Jesse. Y al lado estaba Jordan con dos chicas al lado que le hablaban agitando sus manos y cabellos, pero él me estaba mirando con el ceño un poco fruncido, pensativo y analizando; lo cual era extraño de parte de él, generalmente escuchaba muy interesadamente-o por lo menos lo fingía así-a las chicas con quienes salía.
Entré al baño en el primer instante y supe que quizá había sido una mala idea.
Voy a vomitar, voy a vomitar, voy a vomitar.
Y no podía vomitar estando así vestida y en un baño que no era mío, así que respiré profundamente.
Me apoyé en el lavadero y evité lo más que pude mirarme en el espejo. Y fue ahí cuando las lágrimas empezaron a caer, sin detenerse en ningún instante. Felizmente el delineador que Tessa me había puesto era a prueba de agua.
El dolor era algo que simplemente no podía soportar, era casi de la misma magnitud de lo que había sentido cuando él me dejo física y anímicamente-puede que incluso más fuerte-, y tuve que taparme la boca firmemente para evitar que los sollozos salgan.
¿Por qué él me hacía esto? Sabía que yo estaba ahí, ¿por qué estaba haciendo esto conmigo?
Él no era la clase de chicos que son vengativos y quieren pagar con la misma moneda. Sé que había hecho mal en estar con James en frente de él pero no era excusa para que hiciera eso.
A menos que estuviera cumpliendo lo que dijo en el centro comercial. Me estaba dejando en paz y estaba retomando su vida con otra persona, disfrutando todo. Porque ya se había olvidado de mí.
¿No es eso lo que querías, estúpida? ¿No es eso lo que querías que él hiciera? Ahí lo tienes, se te concedió el deseo.
Abrí el cerrojo y el agua empezó a caer, me eché un poco a la cara y supe que iba a sentirme mejor, me restregué los ojos a fin de que ya no estuvieran rojos, haciendo que un poco de rímel y delineador negro manchara la baja piel de mis ojos. Intenté quitar un poco con mi uña pero no fue suficiente, así que me di por vencida con un gruñido.
Me recosté en la fría pared del baño y di algunas respiraciones para hacer que las lágrimas no vuelvan a salir de nuevo, aunque algunas-a pesar de todo eso-aparecían y resbalaban por mis mejillas.
La puerta se abrió de repente y una figura apareció en el marco de la puerta, mirándome fijamente y con cautela.
Casi bufé.
-Jordan, ¿qué haces aquí?-pregunté-. Mira, ahora salgo, ¿de acuerdo? Así que puedes venir y follar con alguna de las chicas si eso es lo que quieres...
Él se acercó rápidamente hacia mí y me dio un abrazo tan fuerte que mis hombros dolieron y por algún momento deje de respirar. Era un abrazo protector y amoroso, esa clase de abrazo que me hacía recordar a como mi papá me solía abrazar cuando me había golpeado con algo de casualidad. Ese era Jordan para mí, el hermano mayor que nunca había tenido y siempre había querido.
-Diría que es un hijo de puta-comenzó él-. Pero conozco a su madre y es una muy buena y dulce persona; así que diré que es un completo idiota y desgraciado.
Lo abracé de vuelta con casi la misma fuerza, apoyando mi cabeza en su pecho y permitiendo que las lágrimas vuelvan.
- ¿Los viste?-pregunté quedamente.
-Sí-contestó él, cortante-. Y, por si te sirve de consuelo, esa chica no es la gran cosa. Estuve con ella un par de veces; nada del otro mundo. Tú eres mucho mejor que todas ellas juntas. Es evidente que lo que quiere Calum es captar tu atención con cualquier cosa que tenga a la mano. Y no me importa si estoy siendo cruel con decir esto. Debiste haberme dejado romperle la cara en la primera oportunidad, si quieres puedo hacerlo ahora con mucho gusto...
- No, no, no-dije apresuradamente-. No armes ningún escándalo, Michael y Tessa se esforzaron mucho para que la fiesta sea perfecta y no sería justo que se lo arruinemos. Pero gracias por venir aquí.
-Claro que iba a venir. Eres mi mejor amiga, me importas demasiado, voy a estar ahí para ti y Celeste siempre que quieran y necesiten.
-Gracias. Eres el mejor amigo que una chica puede tener.
-Eso lo sé, no es ninguna novedad.
Reí y me aparte de él suavemente, mucho mejor que antes y con una sonrisa.
-Así me gusta verte-comentó él, devolviéndome la sonrisa-. Ahora sal de este baño y disfruta la fiesta. No permitas que ese idiota te arruiné la noche, demuéstrale que no te afecta en lo más mínimo lo que él está haciendo.
-Pero sí me afecta.
-Demuéstrale lo contrario, finge sonreír y estar bien. Porque si se da cuenta lo mucho que te afecta, entonces él habrá ganado.
Asentí firmemente, alzando la barbilla. De acuerdo, sabía que Calum no estaba haciendo esto con coherencia, no está razonando ni pensando en ese instante, él no era esa clase de persona generalmente, pero Jordan tenía razón. Sería dejarle ver lo mucho que me dolía, y eso sería dejar humillarme por él. Y yo me humillaba por nadie.
Salí del baño con los pasos más firmes y decididos que di en toda la noche, y Jordan me siguió con-estaba segura-una sonrisa de orgullo en su rostro.
* * * * *
Holaaaa. Bueno estoy de vuelta. Les dejo este capítulo. Disculpen y avisenme si se ve muy junto o hay algún error o signo omitido. Por ahora no tengo mi laptop y estoy escribiendo y publicado desde mi celular. Besos Xx.

Yellow (Calum Hood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora