dieciseis.

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COLOR

—Si das a una persona por perdida pues sí, ya la perdiste—dijo Ashton secamente—. Tú no eres de los que se da por vencido, no sé qué demonios te pasa. En un momento estás con todas las ganas de recuperarla y en el otro lloriqueas porque estás renunciando a ella. ¿Tienes bipolaridad o estás con tu periodo?

—No es gracioso, Ashton.

—Sí, sí lo es, ¿de acuerdo?

Moví la cabeza y fijé mi mirada en nada en particular.

La pista de baile estaba ya casi vacía. Ahora pasaban canciones lentas y solo unas tres parejas estaban bailando suavemente, juntos y abrazados. Los demás o estaban dormido o estaban ebrios. Yo me consideraba en el sector de los ebrios, junto con Ashton; habíamos tomado demasiado y juraba que el piso estaba moviéndose, como si estuviera hecha de olas.

—Oye—dijo Ashton, de repente—, ¿has visto a Luke?

Levanté mi cabeza un poco más, dándome cuenta—como el gran amigo que era—que no lo había visto desde hacía una hora.

—No.

—Se debe haber ido a casa—dijo Ashton—. No está muy lejos de acá en realidad.

— ¿No estás preocupado por él?—pregunté.

— ¿Tu sí? Estamos hablando de Luke, no hace cosas imprudentes ni siquiera estando ebrio. Debe estar en casa, durmiendo, tranquilo. Y el bastardo no se despidió de nosotros, qué amigo de mierda.

Le iba a mencionar que era la segunda vez que escuchaba a alguien decirle a Luke bastardo pero no estaba de humor.

—Celeste también es una amiga de mierda—dijo Lucie, sentándose de repente al lado nuestro.

Hasta ahora me pregunto cómo rayos no me rompí el cuello por la rapidez en la que moví mi cabeza para mirarla y comprobar que no había sido producto de ningún truco de mi mente ni de que era un espejismo producido por la gran cantidad de alcohol que tenía en mi sangre en ese instante. Pero ella estaba allí realmente, el calor de su cuerpo—estando separados por tan solo pocos centímetros—lo podía sentir de tal manera que no fue necesario siquiera el hecho de tocarla; aunque moría en realidad por hacerlo.

— ¡Lucie!—exclamó Ashton de una manera demasiado entusiasmada—. ¿Cómo estás?

—Ebria, aunque solo un poco—dijo, apoyando su cabeza en el mueble—. Y cansada. Y aburrida.

—Somos tres—dijo Ashton—. También estamos ebrios, cansados y aburridos.

— ¿Han visto a Celeste?—preguntó ella, entrecerrando los ojos—. No la encuentro por ninguna parte, se supone que iría con ella a casa.

— ¿También ha desaparecido?—pregunté—. Luke tampoco está.

—Ambos han desaparecido—comentó Ashton tomando un sorbo de su bebida—. Interesante.

—No, es imposible—dije—. Esos dos no pueden pasar ni un minuto juntos sin matarse. Es altamente imposible. No lo creo.

—Sí, yo tampoco—dijo Lucie.

—Ni yo, tienes razón, Cal—agregó Ashton rápidamente.

—Y, entonces—dijo Lucie, mirándome—, ¿te aburriste de esa chica o qué? No la veo aquí.

Por unos segundos me dediqué a observarla, pensando que quizá se olvidaría de la pregunta, pero ella mantuvo mi mirada fijamente. Sus ojos tenían un gran brillo desafiante y su expresión se encontraba tan serena y calmada que al final fui yo el que desvió la mirada.

Yellow (Calum Hood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora