ELIMINANDO A LOS DEMONIOS

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La policía y la ambulancia se aproximaban, manjiro estaba tirado, el abuelo no respondía, se apresuró a ver al rubio, estaba sangrando, trato de identificar en donde había sido la herida, dio un suspiro pesado de alivio, no habían dañado partes vitales, pero aun así el corte de su brazo era profundo.

Las sirenas se escuchaban a tope, manjiro seguía sangrando y takemichi solo podía consolarlo mientras el rubio sollozaba de miedo y dolor.

Cuando las autoridades llegaron al lugar seguido del equipo médico el primero atendido obviamente fue manjiro, otros paramédicos atendieron al abuelo del rubio y takemichi hablo con la policía.

Mientras el pelinegro se subió a la ambulancia, los policías revisaban la escena que habían dejado atrás.

Cuando ya habían llegado al hospital de la comunidad manjiro fue llevado a la sala de operaciones, aunque no fue tan grave la herida requería sutura lo antes posible ya que seguía sacando sangre. El abuelo solo fue atendido y ahora descansaba en una de las camillas de aquel hospital, takemichi solo se quedó a su lado hasta que despertara lo cual no hacía.

Cuando manjiro salió de la sala fue llevado a las camillas, el pelinegro estuvo con el viéndole como dormía, aunque el rubio era más fuerte que él, en ese momento se veía frágil, a punto de romperse, y le dolió, le dolió el corazón como si el fuera el culpable, le picaban los ojos y tenía atorado un nudo en la garganta a nada de explotar, pero lo aguanto y solo pudo dejar salir pequeñas lágrimas de sus grandes y lindo ojos azules, salió de la sala y fue a comprar algo de comer en la cafetería del hospital.

Se dirigía con manjiro, pero escucho un alboroto en la habitación en donde estaba el abuelo, así que fue a ver lo que ocurría.

—¡Déjenme! no hice nada, ¡no hice nada! 

El pelinegro se acercó a los enfermeros y al policía que estaban cerca de la camilla.

—¿Que está pasando? ¿Por qué esta así el señor sano?

—Despertó alterado, dice cosas al lazar. —hablo en policía.

El señor sano escucho la voz del pelinegro y eso a take le asusto un poco, pensó que se le echaría encima, el viejo le jalo la mano y le grito en la cara.

—¡Ayúdame hijo!, por favor — su semblante le hacía ver con miedo y sus ojos reflejaban desesperación —¡No hice nada! yo no hice nada.

Takemichi solo pudo sentir algo de furia dentro de sí, como era posible que el señor sano le dijera aquello, parecía que se burlaba de ellos.

—Señor sano —take solo pudo contestarle con la voz más fría y apagada que pudo salir de su boca. —Realmente dice eso después de atentar contra la vida de su nieto y la mía.

—Takemichi hijo te lo juro, no hice nada... —pequeñas lagrimas surcaron su rostro.

—No puedo creerle señor sano, usted intento matarnos y golpeaba a manjiro, si usted no es el culpable entonces no se quien lo es.

—Tenemos que irnos hijo, por favor tenemos que salir de aquí antes de que mi nieto nos encuentre, debemos huir.

El señor sano jalaba la mano mientras el pelinegro trataba de zafarse de su agarre. 

—Señor sano, suélteme — los enfermeros trataron de tranquilizar al señor, pero este se movía de un lado a otro impidiendo soltarse del pelinegro.

—¡Takemichi! por favor tenemos que irnos de aquí o manjiro nos va a matar — dijo eufórico.

Takemichi se soltó de su agarre y se dirigió a la salida de la habitación.

LA GRANJA || MITAKE ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora