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Había pasado un mes desde el día en el que Draco decidió abrirse a Harry. El pelinegro se encontraba en su habitación, leyendo solo, alguien tocó la puerta.
-¡Pasa!- Gritó desde lejos, Ron asomó la cabeza.
-Harry, hasta que por fin te encuentro. ¿Donde se supone que te metes todos los días?- Harry enrojeció. Le dieron ganas de reír, pero se controló. Ron cambió de tema, era demasiado distraído como para darse cuenta de las reacciones de su amigo- Me mandaron a darte una razón, pero antes quiero contarte algo. El azabache, interesado, guardó su libro.
-¿Que pasa, Ron? No me digas que al fin te diste cuenta que te gusta Zabini.- Los tres gryffindor tenían esa constante broma entre ellos, pues el día de la biblioteca, cuando Harry volvió se encontró con Ron abrazado a Zabini, sin embargo esta vez la cara de Ron se puso del color de su pelo y le dio un pequeño golpe en el costado a Harry. Este río.
-Bueno... la verdad es que es algo parecido. Me besé con él. -A Harry se le iban a salir los ojos de la cara, luego de que Ron le contara su historia, se fue directo a la oficina de Mcgonagall, pues esta lo había mandado a llamar. Tocó la puerta. Se oyó un "Pase".
Harry se llevó una grata sorpresa cuando al abrir la puerta se encontró con los alegres rostros de Sirius y Remus, Mcgonagall estaba sentada a su lado.
-¡Sirius!- Harry corrió y le dio un abrazo, también le dio uno a Lupin. La profesora le informó que se les permitió visitarlo y que les daría un rato a solas, salió de la habitación.
Los tres se pusieron a conversar un rato acerca de la orden del fénix.
-Bueno, Harry, cuéntanos ¿Como vas? ¿Como va todo?- Preguntó Lupin, Sirius completó.
-¿Hay alguna chica guapa por ahí?- Le guiñó un ojo, Harry se sonrojó.
-Vaya, ¿esas mejillas rojas que significan?- Sirius rio- Cuéntanoslo todo.- Harry dudo un momento. Confiaba plenamente en ellos dos.
-Bueno en realidad...- Enrojeció aún más- es un chico.
Lupin y Sirius sonrieron, Sirius gritó "¡Lo sabia!, Me debes 10 galeones, Remus". Este, algo resentido, los sacó de su bolsillo y se los entregó de mala gana.
-¿Lo sabían?- Harry recordó a Ron y a Hermione.
-Si, Harry- Lupin sonrió- Te vi en cuarto, babeabas por Cedric.
-Y yo te vi cuando hablabas con Oliver Wood, Harry- Sirius lo miró- La verdad es que también babeabas por el.- todos rieron.
-¿Y quién es el afortunado, Harry?- Preguntó Sirius.
-Bueno, si se los digo ¿No me matarán?- Ambos negaron con la cabeza.
-¡Un momento!- Remus gritó, cosa rara en el- No me digas que es el rubio oxigwnado.-Harry se puso del color del pelo de Ron, su padrino tenía la boca abierta.
-¿Cómo demonios lo sabías?- Potter no sabía si reír o llorar.
-No lo se, Harry. Tu obsesión con el, como lo mirabas, como siempre hablabas de lo mismo, Oh, y no nos olvidemos de cuando en tercero te miró de arriba abajo mordiéndose el labio y tú te pusiste rojo como un tomate, ni cuando entraste en pánico porque Ojoloco lo convirtió en un hurón. Tengo que admitir que siempre los emparejé.
Todos se rieron. Su padrino y su antiguo profesor se levantaron y le dieron un abrazo a su chico preferido.
-Te queremos, Harry.
-Yo los quiero más.
FIN.
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Dos semanas castigados.
FanfictionUn día Harry Potter iba tan sumido en sus pensamiento, que no se dio cuenta con quien se chocaba, ni la hora que era... Como castigo por estar pelando en horas de la noche, Mcgonagall decide someter a los dos chicos a dos semanas castigados, sin sab...