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Eran las 4:48 de la tarde; Draco ya se encontraba en el aula de transformaciones, Harry aporreaba la puerta. Mcgongall le abrió.
-Verán, las instrucciones que les doy ahora, son las mismas para el resto de la semana- Harry suspiró- estás cajas que ven, son aproximadamente 100; contienen los archivos de cada estudiante de Hogwarts de los últimos 50 años. Limpiaran cada uno. Juntos y sin magia.
-Espero que la próxima vez lo piensen mejor antes de pelearse el primer día. Volveré a las 8 pm. Buena suerte.
La profesora salió, el paso de sus tacones resonó como un eco en el salón. Draco miró con odio a Harry y este le devolvió el gesto.
-Muy bien. Entre más rápido terminemos esto, más rápido nos dejarán ir. Empecemos.- Harry comenzó a limpiar, pero Draco seguía ahí parado.
-¿No vas a hacer nada?
-¿Debo limpiar esto como un muggle?- Parecía horrorizado, a Harry le hizo algo de gracia.
-Pues a menos que Mcgonagall no se haya llevado tu varita, si.
En silencio, los dos siguieron limpiando hasta pasadas las 8, cuando la profesora les indicó que era suficiente por ese día. Ninguno de los dos chicos se dio cuenta de las miradas de reojo del otro. Tampoco supieron que se durmieron pensando en la clase de pociones de esa mañana.
Como todas las mañanas, el trío de oro se encontraba desayunando en el gran comedor. Draco, Pansy, Blaize y Theo acababan de entrar. Los tres gryffindor se les quedaron mirando, incapaces de apartarles la vista.
-Hoy es martes, significa que no tenemos pociones con Snape. ¡Hoy es el día feliz de la semana!- Harry y Hermione rieron ante el comentario de Ron.
-No, Ron, no es feliz. Estoy castigado- Harry lo dijo en broma- Por cierto, ¿como te fue ayer con el equipo?
Siguieron conversando y el día pasó.
Ya eran las 5 en punto, los dos chicos volvían a estar limpiando archivos. Harry no lo soportaba más, daría lo que fuese por estar montando su escoba, sintiendo el fresco viento en la cara. Se moriría del aburrimiento si seguía ahí. Todo su sentido común le decía que era una pésima idea, pero no encontraba nada más que hacer.
-Oye, Malfoy. ¿Quieres hablar sobre algo?
El aludido pareció genuinamente sorprendido, un poco crispado, también.
-¿Me estás hablando?
-Pues eso parece. ¿Si? -Draco no sabía muy bien qué pensar, a lo mejor lo distraía un poco de su desgraciado castigo. Evaluó sus posibilidades, no tenía nada que perder.
-Muy bien, Potter. Sorpréndeme.
Harry era el sorprendido ahora; propuso eso, pero en ningún momento se le pasó por la cabeza que Draco aceptara.
-Ehh, pues si quieres podemos hacer preguntas. Comienzo yo. ¿Cual es tu color favorito?
A Draco le pareció la pregunta más tonta del mundo, pero estaba tan aburrido, que agradecía tener algo más que hacer.
-El verde, de Slytherin ¿Y el tuyo?
-Vaya, pues el rojo, de gryffindor.
-Bueno, sigo yo. ¿Cual es tu mascota?
-Una lechuza, se llama Hedwing ¿Tú?
-Un búho, se llama Edward.
Hicieron varias preguntas bastante triviales, Draco se preguntaba internamente si podía aprovechar esta oportunidad para responderse cosas que siempre había querido saber, solo porque le daba curiosidad. Sus mejillas se pusieron algo rojas cuando habló.
-¿Has tenido novia?- Preguntó Draco, llevaba tiempo queriendo saberlo. Harry se sorprendió un poco, pero respondió.
-Si, sólo una...- Estaba pensativo, pues aún se preguntaba por qué no le gustaba ninguna de las miles de chicas que habían en Hogwarts, por un momento, olvidó con quien estaba hablando y decidió contar lo que le atormentaba.
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Dos semanas castigados.
FanficUn día Harry Potter iba tan sumido en sus pensamiento, que no se dio cuenta con quien se chocaba, ni la hora que era... Como castigo por estar pelando en horas de la noche, Mcgonagall decide someter a los dos chicos a dos semanas castigados, sin sab...