Salió corriendo de los vestuarios, tratando de esconder su vergüenza y su decepción. Había sido tonta al dejarlo todo por un sueño: su vida, sus amigos, a Matt... Tai había rehecho su vida, tal y como esperaba, y había decidido que ella no tenía sitio para él. Sus lágrimas derramaban sin control, no sabía a dónde se dirigía, pero tenía claro que tenía que alejarse, que salir del estadio.
Cruzó otra esquina, quizás esa la llevara a la salida, cuando de repente... ¡Pum! chocó contra alguien y cayó al suelo de espaldas. Sora se llevó la mano al trasero, ¡Qué mala caída y en qué momento más inoportuno! Iba a mirar a la persona culpable de su penosa situación para cantarle las cuarenta cuando oyó su voz, y no le hizo falta tan siquiera verlo.
-Sora...-parecía tan sorprendido como ella de verse así, en esa situación. ¿Había estado dando vueltas en círculos mientras trataba de salir de allí? No podía saberlo, tampoco había prestado atención hacia dónde se dirigía. El destino era caprichoso después de todo, los viejos amigos se habían encontrado-¿Se puede saber qué estás haciendo... aquí?
Parecía desconcertado después de todo, como si hubiera visto un fantasma. No se lo creía, ahora que se habían visto estaba enfadada, no iba a dejar que viera sus lágrimas, que viera su parte vulnerable. Después de todo, él era el que había dado órdenes para que la mantuvieran alejada, ¿no es así?
-Vaya... qué casualidad-dijo ella levantándose, Tai le ofreció su mano, pero la orgullosa pelirroja prefirió levantarse sola.
-¿Casualidad?-espetó sorprendido el muchacho-Sora, hasta hace menos de un minuto pensaba que nos separaban millones de kilómetros, ¡Esto no es una casualidad! ¿Vas a decirme qué estás haciendo aquí?
Sora reparó con calma en él por primera vez y fue consciente de lo mucho que había cambiado. Estaba mucho más robusto que cuando lo vio por última vez, el deporte le había sentado de maravilla. Había recortado un poco su pelo, y parecía que había crecido algunos centímetros más. Su mirada también era mucho más madura que antes, y sus ojos castaños habían adquirido una profundidad que ella desconocía. Tai se había convertido en un hombre. ¿Cómo la vería entonces él a ella?
-Vine por un congreso de psicología, mi tutor de la universidad me invitó-respondió Sora. Pero no le había contado toda la verdad. Su verdadera intención era muy distinta a la de aprender algo más sobre psicología.
-Pero no estamos de la universidad de psicología, eso solo explica que estés en Madrid, no AQUÍ-recalcó esa última palabra para que respondiera de una vez. Tai no parecía dar crédito a haberse encontrado con ella, como si estuviera en un sueño o algo así. También bastante receloso, no entendía nada de lo que estaba pasando.
-Mis compañeros se enteraron de que se jugaba un partido en el campus-mintió-así que decidimos venir para pasar la tarde del sábado. Iba a salir a tomar el aire, pero como ves, me he perdido...
Tai no parecía muy conforme con la respuesta, pero pareció no querer indagar más sobre el tema. Sin previo aviso, cambió el rumbo de la conversación.
-La última persona que esperaría ver por aquí sería a ti-confesó-aunque ha sido una agradable sorpresa.
"¿¡Agradable sorpresa se atrevía a decir?! ¡Venga hombre, dime a la cara que me vaya y que me aleje de ti de una vez!"-Los pensamientos de Sora la atormentaban más que la propia actitud del muchacho.
-Bueno, me alegra de que mi presencia alegre a alguien-dijo Sora terca.
El rostro de Tai pareció ensombrecerse un poco. Entre los dos había un tema tabú que ambos querían solucionar, y puede que ese momento, improvisado, fuera mejor que cualquier otro planeado. Así que el chico, haciendo acopio de valor, lanzó el primer mensaje.
-No viniste a despedirte-soltó sin previo aviso-y verte aquí ahora, se me hace... raro... Extraño el destino, ¿no crees?
-Quizás si hubieras confiado en mí y me lo hubieras dicho con más tiempo, no me lo hubiese tomado así-respondió ella con voz apagada-Tai, era tu mejor amiga, ¿Qué estabas esperando?
-No quería herirte-respondió rápidamente. Sora se quedó paralizada al oírle, y esperó a que siguiera-estabas tan bien con Matt, con tu nueva vida... que yo me marchara te estropearía eso... Si a ti te dolió enterarte, imagínate lo que me dolió a mí tenerlo escondido... para verte feliz...
Sora no daba crédito a lo que oía. "Por favor no sigas" suplicaba para sí la pelirroja. Así que él no quiso hacerle daño, sabía que si se separaban los dos sufrirían. Esas palabras consiguieron conmoverla, sabía que ahora era su turno.
-Sí fui-soltó de pronto Sora, pero la cara de desconcierto de Tai la hizo concretar más-al aeropuerto... llegué a la hora justa, pude verte en el avión... yo... llegué tarde, pero al final sí quise despedirme...
-¿De verdad?-preguntó él incrédulo.
-¡Sí! Claro que es verdad, ¿Qué gano inventándome algo así?
Tai se echó a reír de repente, dejando paralizada a Sora. ¿Qué le parecía tan divertido?
-Sigue siendo igual de fácil hacerte enfadar-decía entre risas-no has cambiado nada.
-Siento si te he decepcionado-dijo ella cruzándose de brazos.
-¡Vamos, no te enfades!-replicó Tai, sonó una campana, el reloj marcaba las ocho de la tarde-escucha Sora, tengo que irme. Si no aparezco en los vestuarios van a matarme-Tai sacó de su bolsillo un trozo de papel-¿Tienes boli?-Sora sacó uno del bolso y se lo dio. De manera torpe y ajetreada Tai garabateó una dirección y se la dio-Mañana a las doce entreno en este estadio, pásate y podemos charlar después si quieres. Me alegro de verte-y dicho esto salió corriendo, dejando a Sora pasmada y con cara de tonta.
La chica no llegó a entender la situación. ¿Qué había pasado realmente? ¿Qué había de verdad en las palabras de la extraña rubia? ¿Se alegraba Tai de verdad de verla, o solo quería dejarle claro que se marchara de vida para siempre? Sora miró la dirección, estaba muy cerca del hotel en el que se hospedada. Iría al entrenamiento de mañana.
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Taiora: Digital.
FanfictionÉl la amaba a ella, pero ella solo le veía como su mejor amigo, o eso es lo que pensaba. Hasta que Taichi se va de Japón para comenzar su con beca de formación, será entonces el momento en que Sora se replantee sus sentimientos, y si ha tomado el ca...