El territorio Ubarr que se encuentra en la costa noreste del Reino Roan.
La señora del territorio Ubarr, Popelina Ubarr, miró a su alrededor mientras disfrutaba de la fría brisa del océano.
La joven Amiru, su futura sucesora, la observaba con cautela.
Chapoteo, chapoteo.
Este era el lugar donde mejor podían escuchar las olas que chocaban contra la base naval.
Este puerto habitualmente oscuro y tranquilo, hoy seguía estando oscuro, pero no tranquilo.
¡Paaaaaat!
El círculo mágico de teletransportación brilló una vez más.
Popelina extendió la mano para pedir un apretón de manos.
"Bienvenido, vizconde."
"Ejem, es un placer volver a verte, señor Ubarr".
La persona que estrechaba torpemente la mano del señor Ubarr era un vizconde que solía ser parte de la facción del marqués Ailan de la región sureste.
Actualmente estaba tratando de mimetizarse con el resto del grupo mientras vestía su armadura.
Se alejó de Popelina y se dirigió hacia donde se encontraban los demás nobles. Ninguno de ellos tenía expresiones alegres en sus rostros. El vizconde ni siquiera saludó a los otros nobles de la facción sureste mientras observaba la base naval.
Luego puso su mano sobre su corazón tembloroso.
La voz de una persona todavía resonaba en su mente.
"El escudo no se rompió."
Recordó aquella intensa batalla. El vizconde que había presenciado aquella batalla desde su despacho del castillo no pudo evitar correr hacia allí de inmediato.
Esa persona vendría aquí.
El comandante militar de la región noreste, Cale Henituse.
Él vendría aquí esta noche.
El vizconde recordó lo que Cale Henituse había dicho mientras se alejaba de la mesa ovalada la última vez que se habían visto.
'Si la costumbre de los nobles es unirse a los fuertes, pronto tendréis que decidir a quién debéis uniros para sobrevivir.'
Si quería sobrevivir, necesitaba apegarse a Cale. Esta era su única oportunidad de lograrlo.
Sus ojos, así como los de los otros nobles, miraban continuamente a su alrededor.
No pudieron ocultar su sorpresa.
Apenas podían distinguir nada en la oscuridad. Sin embargo, los numerosos barcos y los soldados que se encontraban en perfecta formación les permitieron saber cuánto tiempo habían estado entrenando para esta batalla.
"Nos hemos quedado atrás."
Los nobles se dieron cuenta de que se habían quedado atrás y que sus fuerzas eran insignificantes en comparación. También se dieron cuenta de que ni siquiera estaban a los ojos de esa persona. Por eso estaban allí, esperando a que llegaran los fuertes.
En ese momento, el dispositivo de comunicación por video que llevaba en brazos la joven Amiru se encendió. Se giró hacia su madre y comenzó a hablar.
"Él está viniendo."
Todos los nobles se pusieron nerviosos ante su declaración.
'¿Es Cale?'
El círculo mágico de teletransportación comenzó a activarse.
¡Oooooooooo!
Parecía más grande que en cualquier otra ocasión en que se había activado, lo que significaba que transportaba a una gran cantidad de personas.
