Ayer en la madrugada después de soltar a través de unas cuantas lágrimas lo que sentía en mi pecho, me miré al espejo y no me gustó lo que vi.
No porque no fuera bonita ni porque no estuviera acostumbrada a escucharlo por ahí.
Simplemente no lo sentía.
Precisamente hoy en la madrugada decidí preguntarle si me veía bonita y fuera cual fuera su respuesta, seguía sin sentirme bonita.
Me estaba pasando algo más que no sentirme bonita. No era yo esa persona reflejada en aquel espejo.
Seguía sin reconocerme y decidí volver a preguntarle si en realidad dejó de verme bonita o simplemente estaba loca.
Fuera cual fuera su respuesta, seguía estando confusa y medio loca e intenté quedarme dormida aunque el sueño no se apoderara de mi.
Me volví a mirar otra vez al espejo y no podía parar de llorar , de sentir como me estaba apagando lentamente y no porque no fuera bonita.
Sino porque algo estaba mal dentro de mi.
Entre llanto y llanto me quedé dormida y al levantarme me encontré un mensaje suyo diciendo que yo era la niña de sus sueños y que jamás dudase de lo bonita que me vieran sus ojos.
No me sentí bonita.
Y ahí fue cuando entendí que quizás me encontraba en mis días feos y no porque no fuera bonita.
Sino porque de eso se trata la vida.
De estar mal sin entenderte siquiera.
