Hoy por fin volví a enamorarme.
Volví a enamorarme de aquella nueva versión suya...esa que sentí muerta después de mucho tiempo.
Y que hoy por fin, volvió a acariciar mi dulce rostro pálido.
Volvió a escribirme cartas como si de los años 80 se tratase y me invitó a cenar viendo aquel sobrio atardecer.Hoy por fin volví a recuperar la ilusión.
Vi a Tiago en aquel coche de camino a casa.
Chico simple y dulce, poco amante de las conversaciones incómodas (conversaciones en general) y jaja soñador como yo.
Supongo que el destino volvió a unirnos.Supongo que en otra vida coincidimos y que yo estuviera tarde ese día para mi presentación fuera una manera; de dígase el destino de volver a cruzarnos.
Supongo que mis suposiciones sobran!!
Pero!!...Otra explicación no le encuentro para tan tremenda conexión.Quedamos en vernos en otro momento. Cuando estuviese menos ocupada y más enamorada de el, soltó!!
Debo admitir que tuve algo de vergüenza por escucharle hablar con tanta seguridad, como si se hubiera propuesto enamorarme y supiera que lo conseguiría.
Pero también he de confesar que me transmitió muchísima paz e ilusión, algo que desde hacía mucho tiempo mi alma anhelaba.
Algo que había perdido y di por hecho que no volvería a encontrar.
Contrario a lo que nos muestra la red...mi definición del amor no era la más perfecta porque nadie te cuenta que te encontrarás con un desastre intolerable y que a pesar de todo,tienes que estar ahí.
Nadie te cuenta que el amor es saber que esa persona es más que sus peores momentos y que se trata de ser mejor y no perfecto para que sea real.
Nadie te cuenta eso y creo que por esa razón perdí mis ganas de seguir perdiéndome intentando encontrar a alguien, pero...con Tiago fue diferente.
Fue diferente porque me pidió no perder la fe sin conocerle primero y reavivó la luz de esa niña interior que había en mi.
Esa que a pesar de todo seguía creyendo en los cuentos de hadas aunque en realidad no acabara comiendo perdices.