#234. Distancia

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Los Sombreros de Paja, se llenaron de incomodidad en el momento en que apareció ese ojo.

Despertó en ellos un instinto tan primitivo de miedo, especialmente en Robin, quien ya lo había visto en acción. Temía por la vida de Enel, temía por la vida de su capitán, incluso temía por la vida de Oven, se llevaban bien. Aunque había herido a Zoro y Sanji, no lo odiaba; comprendía que la situación era complicada.

¿Pero ahora? Todo Whole Cake iba a ser borrado. 

O eso pensó ella. 

Si no hubiera tenido al menos un dominio básico del Haki de Observación, no hubiera tenido oportunidad de seguirlo, pero la explosión apenas sí duró el tiempo suficiente para que lo notaran. Todos pudieron sentir su efecto en el mundo. 

Los mares de toda la Isla Whole Cake danzaban de miedo, los cielos se desmoronaban y el ojo que los observaba acusatoriamente quedó completamente descubierto entre las nubes a medida que comenzaba a agrietarse y caían sus piezas al suelo.

La rueda giratoria que Enel comandó hacia el ojo era indestructible, cortaba cualquier cosa y eventualmente desintegró el ojo en su núcleo. Nadie podía hacer otra cosa más que observar la escena en silencio con los ojos bien abiertos. Zoro no pudo evitar tragar un poco mientras un pensamiento bastante desalentador surgía en su mente.

'¿Es esa la fuerza que tienen los más poderosos del mundo? ¿Alguna vez podré alcanzar ese nivel en mi vida?' Sus inseguridades se destacaban al pensar en no poder proteger a sus compañeros si se enfrentaran a un ataque así. Literalmente no habría nada que pudiera hacer más que lanzarse y morir primero. El poder de Enel era abrumador y asfixiante para el espadachín peliverde.

La cosa no era mucho mejor para Sanji, quien todavía se culpaba por ser el responsable de haber puesto a toda su tripulación en la situación en la que se encontraban. El único consuelo que tenía era que todos habían sobrevivido, pero habían hecho enemigos con muchas personas y ahora tenía muchos más enemigos debido a él. 

Solo esperaba que Enel no fuera uno de ellos.

Robin estaba en parte conflictuada, ver lo fuerte que se había vuelto Enel. Por primera vez en su vida, comenzó a sentirse un poco insegura... ¿Era digna de un hombre como él? Pero esa pregunta en sí misma era estúpida. Enel era del tipo de hombre que tomaba sus propias decisiones. Ella no tenía derecho a decidir quién es digno de él y quién no. Solo él tenía ese derecho. Y parecía más que dispuesto a aceptar sus avances, aunque aún tenía preocupaciones más grandes.

Para ser honestos, ya esperaba que la brecha entre Enel y los demás se hiciera más grande. Pero el poder que presenció estaba a un nivel diferente comparado con todo lo visto antes. Llegaba a  superar el alcance legendario de las Armas Ancestrales. Lamentablemente, cuando se tiene el poder de un dios, las armas ancestrales pasan a ser burdos trucos como la prestidigitación. 

Sin importar el alcance de ese poder, Im se las arregló para derrotar a aquellos dioses extremadamente cansados incluso después de fusionarse con Urano. Pero, aparentemente no pudo matar a los dioses, al menos no a Raijin, hasta el punto de que sobrevivió en su tumba y esperó un sucesor durante siglos.

Para Robin, sin embargo, Enel había logrado superar el ataque más fuerte que había visto y lo hizo sin esfuerzo. Así que, al final, no pudo evitar sonreír al verlo demoler la cosa que, en algún momento, le había arrancado el brazo. 

No obstante, el Rey del Cielo no estaba tan eufórico como ella. En su forma despierta, sus pensamientos fluían con más claridad. Después de ver su pleno poder y potencial, le parecía natural sacar ese ojo del cielo. Ni siquiera sintió que había usado tanto poder para hacerlo. Al menos no había utilizado ningún poder especial, solo pura destrucción, en la cual su fruta del diablo sobresalía.

One Piece: Rey Del Cielo [201 - ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora