Narrado por Fred.
Apreté el puño con fuerza mientras caminaba. Maldita sea. Maldita sea. Maldita sea. Maldita sea. Repetía una y otra vez en mi cabeza. Eres estú.pido, Fred Weasley, ¿de qué te sirvió enamorarte si así solo sufres más? Estabas mejor siendo un rompecorazones, pensé bastante decaído. Pero era cierto. Desde que me había enamorado de _____ lo que había hecho la mayor parte del tiempo era sufrir. Definitivamente las películas muggles eran un engaño. En las películas te lo ponían todo muy bonito, pero en el mundo real nada era así. Las cosas no eran tan fáciles, en el mundo real se sufría más que otra cosa. Pero ojala todo pudiera ser como en las películas. Ojala. Porque así nada de esto estaría pasando, no estaría sufriendo por amor.
Probablemente todo se había acabado. Y todo por culpa de ese estú.pido chico. ¿Por qué tuvo que acercarse a _____? Ella me pertenece. Bueno, quizás ya no.
Entonces, noté como la mano de alguien sujetaba uno de mis brazos, haciendo que frenara. Me paré en seco algo confundido y bajé la mirada hacia la mano que sujetaba mi brazo. Era una mano pequeña y fina, de piel pálida, probablemente también muy suave. Parecía la mano de una muñeca de porcelana. Tan simplemente perfecta. La cosa es que no me creía que justamente aquella mano fuera la que me estuviera sujetando. No tenía sentido, pero no había duda era su mano. Era la mano de _____.
Desvié mi mirada de la mano para centrarme en la persona a la que le pertenecía. Allí estaba _____. Sus ojos bicolores estaban rojos e hinchados, e incluso aun salían lagrimas de sus ojos. Lo cual no me gusto. Apreté la mandíbula.
Fred: -¿Qué quieres, Vittore? -Pregunté secamente. Me dolió. Me dolió tratarla así.
Tú: -Fred, no te vayas, por favor...-Susurró ella algo titubeante.-Yo no quiero que nuestra amistad se acabe, después de todo solo acaba de empezar.-Dijo pero esta vez con mucha más seguridad.-Por favor, Fred.
Tragué saliva. Ella no quería que nuestra amistad se terminara. Ella quería seguir estando conmigo. Aquello me hacia feliz, pero el estú.pido rostro de aquel chico aparecía de nuevo en mi mente. Maldita sea. Ella me había dicho que no le gustaba, pero había dudado al hacerlo. Si de verdad le gustaba no lo soportaría. Me volvería loco si eso pasaba. ¿Pero y si de verdad no le gustaba? Si era así y yo me estaba comportando de esa manera con ella, sería el mayor idio.ta del mundo. Además aun lo sería más porque ella ni siquiera sabría el porqué estaba tan molesto.
Fred: -¿De verdad quieres seguir a mi lado, al lado de uno de los gemelos Weasley? -Pregunté alzando una ceja.
Necesitaba escuchar con claridad que ella quería seguir a mi lado, que ella quería pasar tiempo conmigo. Necesitaba saber que tenía alguna oportunidad de estar con ella aunque no estuviera a su altura, porque no lo estaba. Eso seguro.
Tú: -Claro que sí, este tiempo ha sido el más feliz de toda mi vida.-Dijo ella con una pequeña sonrisa.
No solo me estaba dedicando una sonrisa si no que también estaba sosteniendo mi mirada. En ningún momento había apartado la vista. Seguía mirándome a los ojos. Sus ojos estaban tristes, pero tenían cierto brillo de esperanza. Esperanza de que yo quisiera quedarme también a su lado. Y claro que quería, porque ella lo era todo para mí.
Fred: -¿Estás segura? Acabaras metiéndote en líos.
Tú: -Pero tú dijiste que me cuidarías.-Noté un leve rubor en sus mejillas.
Narrado por Fred.
Al escuchar aquello sin poder evitarlo una sonrisa de oreja a oreja apareció en mi rostro. De repente el dolor estaba desapareciendo, dejando paso a una calidez enorme. Tragué saliva de nuevo sin apartar mis ojos de los suyos. Cuando me había visto sonreír un par de lágrimas habían caído por sus mejillas acompañadas de una sonrisa más amplia. Era la primera vez que la veía sonreír tanto. Asique todavía me hizo más feliz. No era una sonrisa completamente amplia pero se le acercaba.
Fred: -Entonces, no vas a poder librarte de mí.-Le dije aun sonriendo.
Sin previo aviso, ella me abrazó. Mis ojos se abrieron como platos. No podía creerme que ella estuviera abrazándome. Siempre era yo quien debía hacer ese tipo de cosas, pero esta vez ella había dado el paso. Vi como ella ocultaba su cara en mi pecho, quizás para que no pudiera ver sus lágrimas. Pero aunque no las viera las notaba. Sonreí inconscientemente.
Pasé mis brazos alrededor de su cintura con suavidad, acercándola todo lo que pude a mí. Podía sentir claramente la calidez que tenía su cuerpo y que poco a poco me estaba haciendo perder la razón. Estaba tan cerca, tan pegada, tan perfecta. Sí, ella definitivamente era la chica perfecta. No importaba cuanto sufriera valía la pena si luego podía estar así con ella. No pensaba rendirme, jamás. Conseguiría que ella fuera mía. Y cuando estuviéramos juntos, nunca permitiría que se alejara de mí. La colmaría de regalos. La amaría cada segundo que estuviéramos juntos e incluso separados, porque aun así seguiría amándola. Le robaría besos siempre que pudiera. La abrazaría, atrayéndola hacia mí, para sentir la calidez que ella provocaba en mi corazón. Algún día definitivamente ella sería solo mía.
Fred: -No pienso dejarte ir, _____.
Me quedé en shock al escuchar lo que yo mismo había dicho. No quería haber dicho aquello en voz alta. Maldita sea, ¿por qué tenía que haber pensando en voz alta? Era *****.
Noté como ella se movía, pero ni siquiera me atreví a mirarla. Notaba su mirada clavada en mí, pero yo la ignoraba. Sentía cierto calor en mis mejillas, estaba sonrojado. Espera... ¿desde cuándo yo me sonrojaba? Eso nunca había pasado. Bueno, ahí está, otra prueba de lo que me hacía sentir _____. Solo ella provocaba esas cosas en mí.
Tú: -¿Lo prometes?-Preguntó ella.
Alcé una ceja mientras, por fin, la miraba de nuevo a los ojos. Ella también estaba sonrojada. Pestañeé un par de veces seguidas intentando comprobar si lo que me había preguntado era verdad.
Fred: -Te lo prometo...-Dije sin más.
Ya me daba igual todo. Si podía estar con ella que le dieran al resto del mundo. Pero aun así no me atrevía a decirle lo que sentía. No. Aun no era el momento. Quería que el día en que me confesara fuera perfecto. Un día en que no la haría llorar. Un día en el que ella se sintiese como una reina. Asique había que esperar.
Tú: -Confió en ti.-Murmuró ella mientras volvía a esconder su cabeza en mi pecho.
Una oleada de calor me recorrió el cuerpo al escuchar aquello. Ella confiaba en mí. Poco a poco, dando un paso tras otro, conseguiría que ella fuera mía. No me importaba si el destino decía que no debíamos estar juntos, porque yo pensaba luchar por ella.
_____ Vittore, sé que no puedes oír esto, ya que lo estoy diciendo en mi mente, pero algún día te aseguro que serás mía. Algún día te convertirás en mi chica y no permitiré que me abandones. Porque a partir de ahora y para siempre, tú me perteneces.
Holaaaa, no es de los mas lindo Fredy? Es divinoooo, que piensan???
Besos, Elena
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Je t'aime [Fred Weasley y tu]
RandomHabía pasado toda su vida en Venecia, Italia, había nacido allí. Pero por razones de trabajo, ______ Vittore se ve obligada a abandonar su ciudad y mudarse a Londres junto con sus padres. Ella es una chica diferente al resto, ¿por qué? Porque para...