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La mañana siguiente, cuando todos los demás estaban ocupados con sus propias tareas y lo dejaron descansar, Alexander se deslizó fuera del complejo.

Había memorizado el camino a la cabaña desde su juventud, un refugio que Alejandro compartió solamente con él cuando querían escapar de todo. Mientras caminaba por el bosque, los recuerdos con Alejandro lo inundaban. La cabaña había sido su refugio, un lugar donde los dos hermanos habían compartido risas y sueños, lejos del mundo y sus problemas. Ahora, ese mismo lugar se convertiría en un escenario de búsqueda desesperada.

El viaje hacia la cabaña fue tenso, cada segundo se sentía eterno. Alexander, sentía que estaba entrando en un terreno peligroso, pero la posibilidad de encontrar a Magnus y obtener respuestas lo impulsaba a seguir adelante.

La cabaña se alzaba entre los árboles, tranquila y aparentemente desierta. Alexander se acercó con cautela, su corazón latiendo con fuerza. Al llegar a la puerta, tomó una respiración profunda y giró el pomo. La puerta se abrió con un crujido, revelando el interior oscuro y silencioso. Al entrar, Alexander reconoció inmediatamente las medidas de seguridad que Alejandro mencionó que había instalado hace unos años. Todo parecía indicar que alguien había estado allí recientemente. Siguió avanzando, sus sentidos alertas, buscando cualquier señal de vida.

Encontró el lugar completamente vacío, pero los rastros de actividad reciente eran inconfundibles. En la mesa de la cocina, había una taza con restos de café frío y unas migajas de pan. Una manta estaba tirada en el sofá, como si alguien la hubiera usado para descansar. En el suelo, unas huellas de barro fresco indicaban que alguien había entrado con prisa, posiblemente durante la lluvia de la noche anterior.

Alexander recorrió cada habitación, comprobando ventanas y puertas, asegurándose de que no había ninguna amenaza inminente. Al llegar al dormitorio principal, notó que la cama estaba deshecha, con las sábanas arrugadas y una almohada derrumbada en el suelo. En el escritorio al lado de la cama, un cuaderno abierto mostraba notas apresuradas, garabateadas en los márgenes de las páginas.

Se acercó al cuaderno y lo estudió. Las notas eran crípticas, pero algunas frases destacaban: "cambio de ubicación", "mantener perfil bajo", y "esperar confirmación". Alexander sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Era evidente que habían estado usando la cabaña como refugio temporal.

Con el cuaderno en la mano, Alexander se sentó en el borde de la cama, tratando de descifrar los mensajes y conectar los puntos. Estudió lo escrito ahí con más atención, buscando patrones o detalles que pudieran ofrecerle pistas sobre los movimientos recientes de Alejandro. Pasó las páginas lentamente, leyendo cada anotación:

"25 de enero - Contactar a J. para confirmar entrega."

"26 de enero - Cambio de ubicación necesario. Detectó actividad sospechosa cerca del perímetro."

"27 de enero - Mantener perfil bajo. No usar comunicaciones habituales."

"28 de enero - Esperar confirmación de V. antes de proceder."

Las fechas eran recientes, apenas unos semanas atrás. Alexander podía ver la urgencia en la escritura de Alejandro, la prisa con la que había anotado cada detalle. En una esquina de la página, había un pequeño mapa dibujado a mano, marcando lo que parecía ser un punto de encuentro.

Más adelante en el cuaderno, encontró una lista de suministros necesarios: "agua, comida enlatada, medicinas". Era evidente que Alejandro había estado preparándose para un periodo prolongado de aislamiento. Alexander siguió pasando las páginas, hasta que llegó a una sección donde la escritura cambiaba. Las notas eran más personales, menos estructuradas.

descarado ¡! malecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora