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Dicen que cuando mueres ves una luz al final del camino. Y después de esa luz, tu vida pasa frente a tus ojos como una película. Eso me sucedió a mí después de caer del árbol; mi cuerpo no me dolía aún. Cuando abrí los ojos, vi mi vida frente a mí, porque mi vida era Jeonghan. Él estaba ahí, inclinado con el cabello detrás de la oreja, mirando a todos lados en busca de un charco de sangre o un hueso roto. Era el pequeño Jeonghan que recordaba cada vez que caía de la bicicleta o me raspaba las rodillas.

Ahora era más grande y más hermoso, pero seguía siendo el misma niño del que me había enamorado profundamente cuando éramos unos niños pequeños.

Era el niño por el cual jugaba con la pelota afuera de su casa. El niño en el que pensaba en mis sueños. El chico que vi cambiarse de escuela, a quien solía ir a ver a su casa aunque fuera en fotografías. El chico que me volvía loco, que me obsesionaba tanto que no verlo me dolía y verlo con alguien más me destrozaba. Literalmente.

Cuando Seungcheol me llevó a casa, no habló conmigo durante la primera mitad del camino. No sabía si prefería que me gritara que estaba realmente loco o que no dijera nada.

—¿En qué estabas pensando? —me preguntó cuando llegamos a un semáforo.

—Realmente no estaba pensando.

—De todas las tonterías que eres capaz de hacer, nunca pensé que harías esto.

—¿Caerme de un árbol? —pregunté.

—¡No, estúpido! —gritó —Espiar a mi hermano por la ventana de su cuarto.

—Técnicamente no estaba espiando a tu hermano.

—¿Estabas espiando a mi tía? ¡Dios mío, estás enfermo! —dijo con cara de asco.

—No, baboso, te aseguro que no me gustaría ver a tu tía desnuda.

—Pero sí a mi hermano.

—Bueno, sí —dije, pero Cheol me fulminó con la mirada. —No digo, no lo quiero ver desnudo, o sea... tú entiendes mi punto...

Seungcheol me dio un puñetazo en el hombro.

—¡Auch! —dije —Me pegaste justo en el brazo que me lastimé.

—A ver si así aprendes a no decir cosas inapropiadas sobre mi hermano delante de mí.

—Lo siento —dije, sobándome el brazo.

Me quedé mirando las casas que pasaban frente a mí durante un rato en el que no hablamos.

Recordaba lo hermoso que se veía Jeonghan así, sin esa calma que siempre tiene, más activo y lleno de emociones.

—¿Viste su cara? —pregunté con la imagen de Jeonghan en mi mente.

—¡Fue realmente gracioso ver a mi tía de esa manera! —dijo él riendo.

—Me refería a tu hermano, se veía hermoso, como un ángel —dije suspirando.

De repente, su risa se detuvo bruscamente y apretó las manos alrededor del volante.

Llegamos a mi casa y justo cuando estaba por bajarme del auto, Seungcheol me llamó.

—Joshua —dijo él.

—¿Qué pasa?

—¿Piensas contarle? —preguntó.

—¿Qué cosa?

—Ya sabes, decirle a Jeonghan sobre tu accidente —dijo un poco nervioso mientras se rascaba la nuca.

Me estremecí al recordar ese día.

My brother's best friend | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora