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Sentía un nudo en la garganta al pensar en todo. Cada vez que creía que todo estaba bien, me daba cuenta de que no lo estaba.

Subí las escaleras tratando de hacer el menor ruido posible. Ya no estaba seguro de si quería saber más sobre esa historia. Decidí no hacer más preguntas; si Joshua no quería contarme nada, no insistiría.

—¿Por qué lloras? —preguntó mi tía. Por primera vez la escuché hablar con ternura y calidez.

—¿Alguna vez te has enamorado? —le pregunté mientras limpiaba las lágrimas que caían por mis mejillas.

Por un momento vi tristeza en sus ojos. Me tomó de los hombros y me llevó a mi habitación. Se sentó en la cama y yo en el sillón que tenía enfrente.

—El amor es algo muy complicado —dijo recuperando la compostura.

—Pero se supone que el amor es sinónimo de felicidad y de poder contarle todo a esa persona. El amor no debería ser tan difícil —dije mientras rodeaba mis piernas con mis brazos.

—¿Estás hablando de ese chico que vino? —preguntó, y yo asentí.

—Cuando estás enamorado, haces locuras para ver feliz a esa persona —dijo, y vi sus ojos brillar.

—Cuando estás enamorado, la vida parece fácil, todo son risas y cariño. Lo único que importa es la otra persona, sientes que vuelas y no quieres que esa sensación termine nunca —dijo con una pequeña sonrisa en el rostro.

—Entonces, ¿por qué me duele amarlo? —pregunté, y ella bajó la vista.

—No lo sé —dijo en un suspiro.

—¿Entonces lo que siento por él no es amor? —pregunté.

—Nunca dije eso —me aclaró —El amor es algo muy retórico —dijo tratando de encontrar las palabras perfectas —¿Te digo una cosa? —dijo, y yo levanté la vista —El amor es algo tan mágico que nadie realmente sabe lo que es —dijo, y yo giré la cabeza al no entender —La gente dice amar muchas cosas, "amo el pastel de chocolate" —dijo como ejemplo —Pero también dicen que aman a esa persona especial. Entonces, ¿qué es el amor?

Me quedé pensando en sus palabras.

—¿Cuántos novios has tenido? —me preguntó.

—Tres —respondí.

—¿Y sentías lo mismo con todos? —negué con la cabeza.

—Pero los querías, ¿cierto? —dijo, y yo asentí.

—Eso, querido mío, es el amor. Sentir cosas nuevas cada vez que piensas en esa persona. Sentir cómo late tu corazón y no puedes dejar de sonreír al pensar en esa persona especial. Que todo lo que haces te recuerda a él y lo único en lo que piensas es cómo hacerlo feliz.

—¿Y todos los problemas que tengo? —preguntó.

Mi tía se levantó de la cama y se asomó por la ventana.

—Todo lo que vale la pena tener es difícil de alcanzar —dijo mientras suspiraba —Si todo fuera fácil, sería aburrido —añadió con tristeza. Bajó la cabeza y miró al suelo. Sabía que algo le dolía al recordar. Nunca la había visto tan vulnerable, llena de sentimientos. Me pregunté qué habría sido lo que le había pasado.

Ella levantó la cabeza y se enderezó como siempre.

—Bueno, creo que ya es muy tarde. Será mejor que nos vayamos a dormir —dijo en un tono más serio, como acostumbraba a hablarme.

Me puse de pie y abrí la puerta.

—¿Tía? —le hablé con la mitad de mi cuerpo detrás de la puerta —Gracias —dije y ella sonrió.

My brother's best friend | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora