11 - De un Año Para Otro

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Al día siguiente Leticia se levanto temprano, se puso de pie y se sentía raro, de paso algo le guindaba. Para su mala suerte había dormido como se le diera la gana y se había manchado.

Hizo mala cara, estaba cansad, se sentía débil y con malhumor.

Antes que llegara al baño Patrillave se puso frente a ella.

—Esto te dejo el joven Black— le tendió un pequeño papel doblado.

—Sus disculpas a lo mejor serán, bueno creo que yo debería disculparme. Ayer le grite, pero no fue mi intención. Luego lo busco. — agarro el papel e ingreso al baño.

—Si cualquier cosa que necesitas, ya sabes aquí estoy para ti — la escucho decir y ella solo asintió.

Luego de darse una larga ducha y de sufrir con la toalla sanitaria en su braga, se sentó sobre su cama para leer lo que decía el papel.

Enana lamento tanto no haberte dicho esto en persona, quise, pero no quisiste y para mí no había tiempo, ya mañana me tenía que ir. Pero prometí que te visitaría, te llamaría que no perderíamos la comunicación, así que lo voy a prometer. La directora no dejo que me despidiera de ti, supuestamente ella encontró una buena familia para mí, que necesitaban a un niño de mi edad. Solo quiero que te cuides de ti ya que no estoy yo. Cuídate, eres demasiado importante para dejarte caer por las grietas de tu vida y lucha por todo lo que te saque una sonrisa.

Leticia se quedó pensando por un largo rato, quizás era una broma o una mentira. Hasta que se decidió ir a buscarlo por todo el orfanato, no hubo rastro. Entonces si era verdad, él se fue y la dejo sola.

Vieja loca, ella no dejo que se despidiera de ella. Caminó con furia hasta el despacho y entró sin tocar.

—¡Vieja loca demente, como se le ocurre hacerme esto! — gritó y estrello la porta lapicero contra el suelo, haciendo que Bennett se encogiera de hombros

—Leticia, la pequeña y débil Leticia. Sola y sufriendo como lo he querido. Te cuento que cuando tenía tu edad, era la niña más feliz, era la consentida de papá. Pero todo se fue cuando mamá volvió a enamorarse y decidió casarse con el asqueroso del padre de tu madre. Y mi vida se tornó oscura cuando él me tocaba, porque decía que tenía un cuerpo espectacular, desde ese momento me volví fría y sabía que tenía que cobrar por lo que me habían hecho. Y lo hice, pero luego tu madre se hizo una adolescente, crecimos y me robo al chico que me gustaba, tu padre. Por eso te hago esto, porque tú has sido también una parte de mi desgracia de la vida que tengo. Así que no voy a estar soportando que una niña como tú me siga faltando el respeto.

—Estás loca, está enferma señora Bennett. La venganza y la envidia es mala.

—No, estoy siendo justa con mi vida.

La pequeña Leticia se había quedado sin palabras, la señora Bennett llegó a conocer a sus padres, más claro ella venia hacer hermanastra de su madre. En sí, venían hacer familia y entendió porque le hacía tanto sufrir, ella tuvo un pensamiento, quería que sufriera como ella sufrió de pequeña.

Ella salió del despacho encontrándose con Patrillave y la abrazo fuerte.

—Todo es su culpa... ella tiene la culpa de todo esto, no dejo que se despidiera de mí, la odio, la odio mucho y quiero que se muera.

—Ya mi niña, tranquilízate, todo esto pasará.

De la mano la llevó a su habitación para que durmiera y descansara.

[...]

Al despertarse Leticia ve a Patrillave a su lado sentada, y si más le dice que le cuente todo.

—Bueno él me dejo la carta y dijo que te la entregué nada más, pero escuché que eso no era cierto y.... se llevó tu oso Guffy — habló, pero su mirada sentía que había algo más.

—Qué no era cierto que? — preguntó intrigada y confundida — Espera que, el feo escarabajo se llevó mi oso o sea como.... como se atreve a dejarme...

—Por ahí escuché que él había venido como castigo, un familiar se lo impuso y que en realidad sus padres no están muertos, y lo de Guffy pues lo vi cuando se iba la cabeza del oso salía de su maleta y no pude hacer nada– respondió.

—¡Como vas a creer semejante cosa, nadie puede mentir sobre la muerte de alguien y mucho menos sobre sus padres! — gritó alterada poniéndose de pies– Bueno al menos tiene algo para acordarse de mi — susurro.

Leticia comenzó a caminar de un lado para otro desesperada y confundida. Ella no cree que él haya mentido sobre la muerte de sus padres. Pero, si por una parte fuera verdad, ella sacudió su cabeza, ella confía en su amigo y en todo lo que le había contado.

[...]

Había pasado ya un día y ella era pendiente a cualquier teléfono, incluso al teléfono de la directora y ahora se encontraba ahí escondida.

Media hora después, ya se estaba quedando dormida. Cuando comenzó a sonar el teléfono y sin pensarlo dos veces agarro llevándoselo al oído.

—Hola, Bennett — hablaron a través del teléfono, la voz era de un hombre adulto.

Quiso decir algo, pero tenía miedo y dejo el teléfono en su lugar.

Y así los segundos, minutos, horas, días, semanas, meses habían pasado y la llamada nunca llegó al igual que la de su visita. Nunca escuché por los parlantes llamándome que tenía a alguien esperando.

Se cuestioné varias veces pensando en que algún momento fue su culpa de que él se fuera, que quizás no lo trate lo suficientemente cómodo para que siguiera a mi lado o a lo mejor se había hartado de ella.

Pero era demasiado tarde, ya se había acostumbrado a él y se le hará difícil superarlo.

Y así ya no solo pasó una hora, ni un día. Paso un año, y nunca recibió su llamada. Se cansó de esperar que algún día viniera a visitarla. Sus días eran cada más triste, volvían hacer como antes, antes de que aparezca Xander.

Patrillave intentaba todo lo posible para que se sintiera bien, pero nada de lo que hacía le sacaba una sonrisa.

Los amigos no son para siempre... incluso hasta yo mismo me he abandonado. 



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