14 - Novata en Apuros

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Estaba nerviosa, porque el señor Collins no me había dicho a qué hora empezaba o cual sería la vestimenta y cosas así, estaba súper nerviosa de cometer algún fallo.

Me encontraba en la parte de abajo, el restaurante se encontraba vacío, no sabía si era normal. Camine entre las mesas y me fije en una puerta de color negra, de ahí provenía risas. Ingresé y me encontré con la cocina muy grande, pero no había nadie. Seguí caminando y transvasé otra puerta, toda la gente sentada me quedo viendo.

Dios, que se hace en estos momentos.

—Ehh... hola— alce mi mano saludando.

—Hola — saludaron todos.

—¿Quién te dejo entrar? — pregunta un señor, un tanto serio y malhumorado.

—Yo... — señalo mi hacia atrás, pero no me salen las palabras — El señor Collins... voy a trabajar aquí.

—Pero ahora nadie trabaja, incluso las mujeres se fueron. ¿No te lo dijo Sebastián?

—¿Quién es Sebastián? — fue lo primero que pregunte. Acaso había alguien más de jefe.

—Es el señor Collins — respondió un chico, muy amable.

—Ahhh — asiento varias veces — Es que no me ha dicho nada, solo me mostro el lugar donde seria mesera.

—Tendrás que hablar con la gerente para que tengas un horario y sobre tu vestuario — habló otro señor, este se veía más joven que el otro señor malhumorado.

—¿Tendré que esperarla?

—Claro niña, se fueron a descansar. Luego, en la tarde vienen.

—Ok, listo — dije y salí de ese lugar, me sentía muy presionada y que si me quedaba iban a decir muchas preguntas.

[...]

Tuve que esperar varias horas a que venga la gerente, estaba con sueño incluso me estaba quedando dormida en una de las mesas de arriba. Tuve que sacar mi celular para matar el aburrimiento.

Luego vino la gerente, una chica joven y muy amable. Me indico como se trabaja, cuáles eran las reglas, el tipo de peinado para que no haya problema con los clientes con sus comidas. La vestimenta, la falda no debe ser demasiado corto y no tengo que utilizar sostén de colores llamativos porque puede verse ya que el color de la camisa es blanca manga larga con un lazo. También que no debe entretenerme conversando, siempre debe ser amable con el cliente, pero si el cliente se está sobrepasando la puedo llamar a ella. Y demás cosas que ya olvidé.

Me dijo sobre los turnos de trabajo, así que estaré trabajando en las tardes y noches, tomando descanso en la mañana.

Estaba parada por la barra de bebidas, pensando. Hasta que me llamaron...

—Nueva despierta de esa nube, atención a la mesa número doce — escuché a la persona detrás de mí.

Supuestamente me había aprendido el número de cada mesa, pero ahora con gente era muy distinto al tener que saber cuál era cual.

—La pareja de tercera edad — me dice el señor.

Avance son nerviosismo.

—Buenas yo... ehh le serviré su... lo que se le ofrezca — hablé casi gagueando.

—¿Primer día? — preguntó la señora.

—Si

—Tranquila, solo déjeme ver que tienen en el menú, lo que pida puede anotarlo para que no se olvide. — me miro con una sonrisa. Agradecí mucho que no haya sido grosera.

UN LUGAR EN PAZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora