21. Juanjo conoce la Residencia del Sol

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Luego de caminar varias cuadras, Juanjo finalmente estaba parado frente a la gran puerta roja que lo llevaría a la Residencia del Sol y a ver a los que serían sus compañeros. Tocó el timbre y espero, en el intercomunicador se escuchó a Lucas preguntar quién era, Juanjo le dejó saber que era él, en ese momento escuchó el ruido que le daba a entender que podía abrir la puerta.

Al entrar se topó con una escalera larga y recta que debía subir para llegar a la puerta que daba acceso a la residencia. Cuando estaba casi llegando al final, la puerta se abrió dejando paso a Lucas que lo estaba esperando con los brazos abiertos para darle la bienvenida.

— Juanjote! Bienvenido a tu nueva casa — Lucas exclamó señalando el interior de la residencia.

— Hola Loki, muchas gracias por recibirme. Estoy muy contento de conocer la casa y a los chicos.

Una vez dentro del lugar, Lucas señaló al grupo de personas que se encontraban en la sala esperándolo.

— Vení que te presento al resto de la banda.

En ese instante Juanjo no pudo evitar buscar con su mirada a la persona que coincidiera con la descripción física que le había dado Kiki de Martin, se sintió un poco decepcionado al darse cuenta de que el chico probablemente no estaba ahí, ya que solo había un hombre más en el grupo que no conocía y no coincidía para nada con la descripción que el tenía del vasco.

— A Kiki y Alex ya los conoces. Y ellos son Ruslana y Cris — dijo Lucas.

— Encantado, soy Juanjo — saludó con una sonrisa, aunque al comprobar que justamente Martin no estaba entre los presentes tuvo que evitar mostrar su cara de desilusión porque otra vez no lo iba a conocer. Parecía un cuento chino, a este paso jamás lo conocería.

— Solo falta Martin que no sabemos dónde está seguro se perdió otra vez. Es nuevo en Madrid y le pasa bastante seguido. Lo último que supimos de él es que estaba en camino, seguro que llega en cualquier momento — explicó Alex.

Comenzaron a recorrer la casa mostrándole todos los rincones. Pasó una muy buena tarde junto a los que serían sus nuevos compañeros. Entre todos le explicaban las reglas, como se repartían las tareas, la dinámica de la cena y la costumbre del asado dominguero, mientras seguían con el "house tour". Le mostraron la que sería su habitación que estaba justo en frente de la de Martin, el baño que compartiría con él y terminaron dirigiéndose a la terraza. Juanjo se quedó maravillado con la belleza de aquel lugar, entre las miles de plantitas, las luces y la ambientación parecía sacada de una revista.

Volvieron a la sala donde se sentaron todos a conversar, Lucas le explicó como sería su trabajo en el bar y que su primer día iba a ser la próxima semana. El domingo ya podría mudarse y su primer día de trabajo era el Martes por la noche. El horario era conveniente ya que tenía clases por la mañana y a veces por la tarde. Luego de unas horas llegó el momento de partir, se despidió amablemente de todos. El lugar le encantaba y sentía que podía adaptarse muy bien a la dinámica de la casa y a sus habitantes, bueno eso esperaba ya que aún le faltaba por conocer a uno de ellos. Igualmente se fue muy ilusionado del lugar, quería volver rápido al piso de sus amigas, tenía tantas cosas que contarles, el encuentro de la tarde con el perfecto desconocido, la visita y todos los detalles de esta. Ese día estaba cargado de emociones y sensaciones que aún le costaba procesar.

De camino al piso de sus amigas, entrando al metro no pudo evitar pensar en el chico con los ojos más bonitos que lo habían mirado nunca, recordó el momento de esa tarde. Estaba atrapado en ese instante, en los segundos que había durado el encuentro, su mente repetía la escena una y otra vez, necesitaba encontrar al dueño de esa libreta, estaba decidido a hacerlo aunque le tomara toda la vida, porque la conexión que sintió con él no la había sentido nunca con nadie, quizás había sentido unas chispitas de ilusión con la idea de conocer a Martin, pero el fuego que sintió con esa mirada lo superaba todo, en su mente la idea de conocer al vasco había pasado a segundo plano, su prioridad ahora era volver a cruzar su mirada con la del desconocido del metro, necesitaba saber si era recíproco, si al otro chico le pasó lo mismo que a él, porque había tenido la sensación de que fue mutuo y quizás el otro chico también estaba pensando en él, tratando de encontrarlo. 

Recordó la libreta y supo que en cuanto llegara a casa de sus amigas revisaría el contenido minuciosamente para encontrar cualquier rastro que lo llevara a esos ojitos color del bosque que tan locamente perdido lo habían dejado. 

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