Capitulo 07

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Con lo que me dijo quedo más tranquila. Tanto es así, que mi llanto se vuelve paulatino hasta cesar por completo. Me seco las lágrimas con ambas manos terminando por pasarlas por mi nariz para poder sonarla y destaparla. Miro a mi alrededor estando aun sentada en la punta de mi cama y me fijo en cada detalle que me proporciona mi cuarto. Todo sigue tal cual como lo dejé, desde la última vez que lo arreglé que fue hace ya varios días. Pero, por alguna razón, algo en el ambiente ha cambiado. Las luces alumbran como lo han hecho desde hace año, todo está como lo dejé, pero... se siente el ambiente de mi habitación totalmente pesada, tensa... oscura.

Buscando con la vista la raíz de este problema, no la consigo ver. Apoyando mis manos en la cama giro mi cuerpo en busca de lo que parece estar creando una "atmosfera pesada". Buscando y buscando consigo la fuente de la extraña sensación.

Al saber de que se trataba solo ladeo de un lado a otro la cabeza hasta volver la mirada hacia la puerta de mi habitación. No se trata de otra cosa que Alastor. Hasta cierto punto, me desespera verlo hurgar entre mis cosas y lanzar a los aires cuando no le gusta lo que tiene entre sus manos desordenando más mi cuarto de lo que ya estaba; Mi colección de peluche, libros de diferentes géneros y temas, revistas, mis libretas de anotaciones sabanas, lámparas...

Lo único que escucho como sus manos crujen al tomar cualquier cosa, un gruñido de desagrado y momentos después, se escucha como algo impacta sobre el suelo, sea de papel, cerámica, porcelanato, tela. Él no tiene nada que ver con las cosas de mi cuarto, pero por alguna razón tiene- lo que creo yo- la necesidad de ver lo que hay a su alrededor, y, para mi desgracia, conlleva con destruir todo lo mío a su paso.

Haciéndome la molesta, con mis pestañas humedecida, mis ojos rojos e hinchados, y con el gimoteo involuntario, me levanto de la cama para reclamarle. Abriendo mi boca, intento mascullar aunque sea una sola palabra, pero no sale nada mientras Alastor sigue destruyendo el lugar tirando todo a su paso. Me quedo helado. No puedo moverme. Ni hablar. Ni decir nada. Estoy completamente paralizada y ni siquiera sé el porqué de esto. El extraño ente se voltea con las cejas enarcada mientras sostiene con su mano un libro forrado todo de negro. Pasado unos cuantos segundos, el reacciona cambiando su semblante, yo por otro lado sigo igual de estática.

- ¿Dónde está el libro?-es lo único que me pregunta.

Sigo igual. Se me hace imposible poder contestarle, es como si me cuerpo estuviese totalmente adormilado. Intento mover aunque sea un solo musculo, pero siento tan pesado el cuerpo que se me hace imposible moverme.

Él viendo que estoy totalmente incapacitada de hablar, abre el libro rápidamente para leer por encima el contenido de este gruñido cada vez más fuerte a medida que llega a la página final. Al llegar a la tapa. El rostro de Alastor se desfigura en una mueca grotesca de agresiva e ira pura haciendo que lo cierre con fuerza y lo lance contra la puerta del closet. Al impactar sobre la madera, de esta se forma un gran boquete en la que el libro pasa hacia el otro lado, mientras que alrededor del hueco brota un líquido espeso de un color purpura oscuro de la que emana unos pequeños seres extraños que al tocar el suelo desaparecen.

-Nada... ¡no hay nada! ¿¡Donde podrá estar!?

Al escuchar cómo se va enervando el extraño ser cada vez más haciendo múltiples ruidos con la garganta, gruñidos, y vociferando todo tipo de cosa entre diente hace que tenga la suficiente fuerza como para volver a moverme, pensando que puede ser por el mismo miedo que produce verlo en ese estado y que me pueda atacar a mí una vez que termine con todo lo que hay en mi cuarto.

- ¿Y qué es eso que estás buscando? -le pregunto con apenas un hilo de voz.

El hombre se ha vuelto un energúmeno, una bestia, que ni siquiera se parece al ente que entro a mi cuarto hace un par de minutos atrás. No. su rostro se ha desfigurado por la ira misma. Su cuerpo también está sufriendo cambios radicales por la misma razón. Es todo un monstruo. Apenas escuchó una leve brisa que fue mi voz que se dirigió a él, se voltea de inmediato hacia donde estoy mal encarado mientras de sus ojos botan chispas. Su rostro se ve demacrado, pero alargado ahora. Muchas cicatrices decoran su rostro, sus labios se volvieron tan finitos que apenas si logro verlo, ¡sus ojos ahora son enormes! Aquel brillo que antes se le veía ya no se ve, ahora están completamente opacado y están todo negro: iris, esclerótica, pupila, no se diferencian.

Al verlo así, siento que estoy a nada de volver al estado de catalepsia que tuve hace un rato. Siento con una helada corriente de frío recorre todo mi cuerpo, desde la cabeza hasta los dedos de los pies. Es como si mi alma se saliera por mis pies. Miedo. El miedo abrumador controla todo mi cuerpo. No puedo hacer ni sentir nada que no sea este maldito sentimiento. El gira lentamente la cabeza hacia un lado con una sonrisa torcida.

-Repítelo nuevamente. Estás del otro lado de la habitación y apenas si te puedo escuchar. ¿¡Puedes repetirlo!?

- ¿Qué... que libro estás buscando? -hablé tan bajo que después de decirlo, empecé a dudar si de verdad dije algo o fue imaginación mía.

Él se echa para atrás cambiando el semblante por completo a uno más relajado. Su rostro lentamente vuelve a lo que supongo yo es la "normalidad para él", al igual que su cuerpo, se escucha cada uno de sus huesos crujir hasta volver a verse como cuando abrí los ojos después de la explosión. El cambio fue rápido, radical. En cuestión de segundo volvió a la normalidad terminando por exhalar un humo grisáceo apestoso que se dirige hacia mí. Sacudiendo mi mano de un lado a otro puedo mover el humo para no tener que olerlo más de lo que ya lo estoy haciendo.

-El libro... ¿Qué hiciste el libro? -replica entre dientes repitiéndome una y otra vez la pregunta enervándose más y más poniéndose como hace un rato que ni lo pude reconocer.

- ¿Pero a cuál libro te refieres? -le interrogo en voz baja señalándole todo los libros que ha dejado tirado por todo el piso del cuarto-. Ten por seguro que si me dices cual es el libro que estás buscando yo misma te lo buscaré-repliqué elevando el tono de mi voz colocando una mano en el pecho-. Te lo prometo. Pero me tienes que decir en cambio, ¿Cuál es? ¡En la casa hay cientos de miles de libros!

-El libro que tenía Johhan... ese mismo.

Un Cruel Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora