Capitulo 9

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Me quedo cara a cara con Alastor. En momentos como estos yo empiezo a hacer bromas sobre la situación para luego reirme, pero no creo que esté de humor como para que bromee con y sobre él. Pasan los segundo estando los dos estático detallando al otro sin decir, ni hacer nada más que observa a nuestro contrario. Él parece no querer moverse, no si yo no lo hago primero, y de mi parte pasa igual.

Lentamente la paciencia que cargaba se le empieza a agotar de manera muy notoria. Él me quita las sabanas que cargo encima lanzándola hacia atrás así como hizo con todas las cosas de mi cuarto destruyéndola por completo. Antes de poder decirle algo, Alastor me toma del brazo jalándome hasta poder levantarme y tumbarme de la cama. Estando sometida en el suelo él me arrastra hasta la puerta sin yo poder hacer algo. Su agarre es fuerte, es casi imposible que yo me le suelte así de fácil, la única opción sería...

- ¡No!

- ¿¡Per-pero!? ¿¡Si no he dicho nada!?-repliqué confundida.

-No hay necesidad de eso ni siquiera-me contesta él con la voz carrasposa-, cuando digo, "¡Vamos!" Te mueves y listo. ¿Es difícil comprenderlo?

Sin saber que decir, solo le bajo la mirada para ni siquiera verle la cara. Es complicado pelear con alguien tan testarudo como lo es él, y creo que lo dificulta aún más el hecho de saber cuál es su naturaleza.

Estando en el suelo intento luchar contra su agarre. Él, tranquilamente me dirige una mirada un tanto perturbadora por lo vacía que es. La escena admito que es patética; por más que luche no logro zafarme, mientras que Alastor solo me agarra del brazo ¡y ni siquiera con fuerza! Por más que lo intente me termino de cansar rápido provocando la risa del extraño ser, al poner su mano en la perilla de la puerta.

- ¡Aguanta! -repliqué teniendo nuevamente su atención. Alastor suspira con un leve gruñido-. ¡Un momento!

- ¿¡Ahora, QUE!? -me recrimina en voz alta retumbando las paredes de mi cuarto.

- ¿A quién quieres invocar del libro que me dijiste Args...?

No había terminado de hacerle la pregunta cuando Alastor se pone de todos los colores posibles; gamas de rojo, un amarillo ocre, blanco pálido, casi grisáceo como los muertos cuando él queda con la boca abierta intentando decirme algo, pero lo que escucho es una leve brisa que tiene la voz de Alastor diciendo algo tanto bajo y "atravesado" que me es imposible entenderle lo que quería decirme.

-No te estoy entendiendo nada. Por favor, habla más claro que no te entiendo-mascullo en voz baja para que no tenga razón por la que pueda molestarse.

Alastor cierra con la boca ladeando la cabeza de un lado a otro con una sonrisa un tanto sospechosa para mí. Él levanta sus dos manos para mostrarme sus palmas, como intentándome dar una repuesta con ese gesto, o pidiéndome que lo esperar. Y con la misma... Se esfumó. Su espalda tocó la pared y su piel se coloró de un color negro mate y se esfumo como una sombra cuando le da la luz. No estoy segura para donde agarro. Tampoco quiero hacer afirmaciones que no son, pero siento que no me equivocaría al señalar que se fue a la planta de debajo de la casa.

Ya ni ganas de dormir tengo. No solo por los disgustos que me hace pasar ese bastardo, si no que el sueño que me tenía tumbada, ya desapareció con Alastor. No me extrañaría que él tuviese algo que ver con esto, de todas formas ya no sé qué hacer.

Estando cerca de la cómoda con espejo, me asomo a este para poder tomar mi celular. Le doy al botón "power" para encenderlo, pero, por más que le dé, es imposible encenderlo. Estoy sin sueño. Desorientada totalmente. Sola, sin tener la compañía de alguien o algo para hablar y desahogarme, decido salir del cuarto.

Un Cruel Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora