Capitulo 05

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-Y si...-murmura Johhan, y antes que pueda decir algo, lo interrumpo atropelladamente.

- ¿Qué quieres qué yo haga ¡qué!? --enarco una de mis cejas y lo miro desafiante-. ¡No meteré el anciano al ataúd de padre! Me niego.

De un brinco él vuelve a la realidad y parpadea rápidamente para luego arrugarme la nariz y lo señalo desafiante con el dedo índice para dar más peso a mis palabras de indignación.

-...Se ve que me conoces...Entonces dejemos todo esto como está y volvamos a casa- me agarra por el codo de brazo derecho y me abraza mientras me a soba la espalda-. Si no quieres, no lo hagamos y ya.

No pude evitar llorar encima de él. Simplemente me derrumbé. Él sabe muy bien que esa es mi debilidad y es que desde hace rato que me estoy conteniendo, y al fin y al cabo, terminé por colapsar en el peor de los momentos. No puedo fingir ser algo que no soy. No soy fuerte. No soy valiente. No soy la que siempre va a resolver los problemas en el clímax de las situaciones. Mucho menos la figura perfecta para que la gente se apoye en mí en sus peores momentos. Solo no puedo.

-Creí... que si me volvía más fuerte que tú... tal vez... solo tal vez, podía ser el pilar para que no te derrumbaras en momentos así- hablo entrecortado sin poder dejar de gimotear no puedo parar por más que intente respirar profundo.

-No necesitas fingir ser fuerte, solo sé tú. Eso bastará para que en las peores situaciones sepas que hacer, en vez de fingir saber qué hacer. Eso es más que suficiente para mí-siento sus brazos cálidos, ya que me da un leve apretón con estos-. Tus defectos, te llevarán muy lejos, Dakota. Así que no te preocupes en fingir por mí. Yo estaré bien, linda.

Nos despegamos el uno del otro. Bajo la mirada para que él no me vea, pero Johann va y me seca las lágrimas levantando mi rostro. Me acaricia la cabeza y agarramos todo para llevar al anciano al ataúd de padre y mi padre... se irá con nosotros en la carretilla, eso supongo.

-Sabes... -Johann intenta abrir una conversación. Conociendo a mi amigo, me dirá algo psicodélicamente oscuro de él o de la situación- es rara nuestra relación ¿sabes? Tú, una pequeña que se quiere meter en el mundo del ocultismo y yo... un experto en esto y un trastornado, pero más allá de eso, nuestra relación va más allá de eso.

- ¿Trastorno? ¿Cuál?-mis ojos casi sale de mi rostro cuando dijo aquella palabra.

-Nada de qué preocuparnos-responde simple encogiéndose de hombros sin darle relevancia a lo que no es importante.

Nos quedamos callados, supongo que me quiso decir otra cosa y yo me enfrasque en otro. No nos decimos nada hasta que llegamos a la lápida que marca el lugar que queremos llegar. Agarro lo que queda de mi padre y lo cargo a la carretilla y Johann tira descuidadamente el cadáver del anciano sin pena ni gloria para el pobre.

Terminado el objetivo de nuestra misión (sacar a mi padre de aquí) ponemos la arena en su lugar al igual que la pala. Ahora el reto será llevarnos a la casa de Johann el cuerpo de mi padre. No queda muy lejos de donde estamos, básicamente sería bajar unas seis cuadras cuesta bajo, pero me parece que es mucho riesgo que nos vean así sin cubrir nada de la situación. Con esto corriendo por cada esquina de mi mente, salimos finalmente del cementerio y dejamos la cerradura como si nada hubiera pasado, claro está que, el primero en llegar al cementerio y lo toque, se le hará nada en la mano de tanto forcejeo que tuvo que darle para poder dejarlo con la apariencia de que nada ha pasado.

Seguimos el rumbo que necesitamos para completar nuestra misión de hoy sin dirigirnos la palabra.

Las calles desértica de la madrugada es algo fantástico para poder pasar sin que nos juzguen o que nos detengan, no obstante, apuramos nuestro andar para llegar lo más rápido posible, así evitamos cualquier "casualidad de casualidades" o susto, ya que no podemos confiarnos mucho de esta ventaja. Al cabo de unos minutos, llegamos.

Un Cruel Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora