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Sunoo respiraba aceleradamente mientras corría por la estación de metro, su mochila rebotando en su espalda con cada zancada. Tenía que tomar el próximo tren hacia el aeropuerto, un viaje de dos horas que le permitiría llegar a tiempo para su vuelo. Sus pensamientos se arremolinaban en su cabeza mientras intentaba procesar todo lo que había sucedido en tan poco tiempo.

Finalmente, llegó al aeropuerto y, tras pasar por los controles de seguridad, se sentó en la sala de espera, agotado pero decidido. Al llegar a su destino, su madre lo recibió con una expresión seria y distante a pesar de que su hijo había llegado después de casi 4 horas de viaje y para colmo de madrugada.

— Sunoo, necesito que entiendas la gravedad de la situación — comenzó su madre, sin preámbulos. — Tu abuela ha empeorado y necesito ir a cuidarla. Mientras tanto, debes quedarte aquí y cuidar de tus hermanos.

— Pero mamá, por qué yo? No sé si podré manejarlo todo solo — respondió Sunoo, tratando de mantener la calma.

— No tienes otra opción. Tu padre y yo confiamos en ti. Aquí tienes la tarjeta con dinero para los gastos. —
añadió su madre, entregándole la tarjeta sin mostrar ninguna emoción.

Sunoo asintió, sintiendo el peso de la responsabilidad caer sobre sus hombros. Sabía que no sería fácil, pero no tenía otra opción.

Los días siguientes fueron un torbellino de actividades. Sunoo se encontró luchando para manejar a sus hermanos pequeños, quienes eran inquietos y requerían constante atención.

— Hyun-woo deja de correr por toda la casa! — gritó Sunoo, intentando mantener el orden.

— No puedes decirme qué hacer! — replicó Hyun-woo, de seis años, mientras seguía corriendo con un juguete en la mano.

— Do-yun, por favor, haz tu tarea. No quiero tener problemas cuando mamá vuelva —
pidió Sunoo, dirigiéndose a su otro hermano menor.

— Pero no entiendo esta parte de matemáticas. Me ayudas hyung? — preguntó Do-yun, levantando su cuaderno con una mirada frustrada.

Sunoo suspiró y se sentó junto a él, tratando de explicarle las sumas y restas. Mientras tanto, Hyun-woo seguía corriendo por la casa, tirando cosas y haciendo ruido.

Además de la lucha con sus hermanos, las preocupaciones sobre la salud de su abuela y la frialdad de sus padres le pesaban enormemente. Una tarde, recibió la devastadora noticia: su abuela había entrado en coma después de una cirugía complicada. Los médicos no sabían cuándo, o si, despertaría. La noticia lo golpeó como una bofetada, dejándolo aturdido y desesperado.

— No puede ser... — murmuró Sunoo, dejando caer el teléfono al escuchar la noticia.

Intentando mantenerse fuerte, Sunoo decidió  avanzar con las tareas que sus amigos le habían pasado. Sabía que debía informarles sobre su repentina partida, y aunque fue difícil, encontró apoyo y comprensión en ellos.

— Sunshine, cómo estás llevando todo? — preguntó Jake durante una videollamada.

— Es difícil, pero estoy tratando de manejarlo. Gracias por pasarme las tareas jakey hyung
— respondió Sunoo, agradecido por el apoyo de su amigo.

Después de hacer video llamada con sus amigos, Sunoo decidió salir a tomar aire fresco. Necesitaba un descanso de la carga emocional que estaba soportando. En el centro comercial, mientras caminaba sin rumbo, se encontró con Sunghoon.

— Sunoo!?, Qué haces aquí? —
exclamó Sunghoon, sorprendido de ver al chico.

—  Oh!, Sunghoon hyung!, Vine por una emergencia familiar. No tenía idea de que estarías aquí —
respondió Sunoo, con una leve sonrisa de alivio.

⋆୨୧˚Cupid ⋅˚₊‧ ୨୧ ‧₊˚ ⋅ Sunki˚୨୧⋆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora