Choi Soobin era un ángel que se mantenía metiéndose en problemas. Cuando finalmente comete el error más grande hasta la fecha, es exiliado a la Tierra.
Choi Yeonjun era un millonario e indiferente empresario que creía que el dinero podía comprar tod...
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Choi Soobin se acurrucó en la esquina de una nube, las alas blancas rodeaban su pequeño cuerpo, como si él mismo se escondiera del mundo... era exactamente lo que estaba tratando de hacer...
Él sabía que la había regado un montón, tal vez incluso demasiado esta vez. Soobin siempre había sido un fracaso de ángel, ese hecho había sido conocido por todos la primera vez que el chico había tratado de hacer un milagro y terminó quemando Roma en su lugar.
Eso no había sido un día muy bonito.
Soobin se estremeció, pensando en el pasado. La peste negra, el terremoto de San Francisco, la Gran Pandemia de la Gripe Española, el incendio en Chicago, el naufragio del Titanic. Todos los eventos que Soobin había causado accidentalmente mientras él había estado tratando de compartir un poco de alegría milagrosa con la Tierra.
-Cuando se trata de ángeles, tengo que ser el peor -murmuró para sí mismo Soobin, cruzando sus piernas más cerca de su pecho, tratando de enterrarse en la nube esponjosa en que estaba escondido. No era como si fuera completamente la culpa de Soobin. Él era un chico torpe. Incluso con sus alas, se tropezaba en el aire más de una vez al día. Él siempre estaba dejando caer las cosas, tropezando con los demás, y ahora... bueno ahora...
Había cometido el error más grande hasta la fecha.
El sonido del aleteo de alas llenó los oídos de Soobin y el ángel se encogió aún más, intentando en vano hacerse ovillo a sí mismo con más fuerza, una bola más pequeña.
-Soobin -susurró una voz conocida. El ángel levanto la cabeza de la nube en que estaba escondido y vio la mirada angustiada de su mejor amigo, Choi Beomgyu, él le devolvió la mirada.
Beomgyu era el ángel modelo, la apariencia perfectamente inocente (con esa sonrisa asesina y la cabeza llena de brillante pelo rubio), amable, con una voz increíble y una habilidad natural para hacer milagros. Por qué había decidido hacerse amigo de un perdedor desajustado como Soobin, aún desconcertaba al ángel de cabello negro.
-Gyu -Soobin susurro, con las lágrimas brillando en sus grandes ojos. Beomgyu inmediatamente voló hacia su mejor amigo y lo envolvió en un fuerte abrazo...
-Oh Binnie, ¿qué hiciste? -Beomgyu le preguntó, sacudiendo la cabeza. Soobin siempre había sido un loco, y Beomgyu lo amaba por eso. Sin embargo, esta vez fue un poco diferente que todas las demás.
-¡Gyu, no fue mi intención! Sólo estaba tratando de difundir un poco de alegría navideña a la gente en la Tierra -dijo Soobin rápidamente, -Sé que se supone que no debo hacer más milagros, pero había tanta gente que se veía tan triste, y yo quería animarlos, y...
-Choi Beomgyu. Choi Soobin.
Una voz grave y retumbante interrumpió el alegato de Soobin. Tragando profundamente, los ángeles se dieron la vuelta para ver la figura del ángel principal. Soobin se encogió aún más y las alas de Beomgyu inconscientemente se movieron para cubrir a su amigo.