Choi Soobin era un ángel que se mantenía metiéndose en problemas. Cuando finalmente comete el error más grande hasta la fecha, es exiliado a la Tierra.
Choi Yeonjun era un millonario e indiferente empresario que creía que el dinero podía comprar tod...
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Yeonjun paseaba por el mercado, donde la escarcha verde estaba apilada como leña a lo largo de los pasillos y torcidos puestos de toldos y alrededor de las ventanas de las tiendas. Compartimientos estaban compuestos de barriles con celosía levantada que parecían glorietas.
Tres cuerdas de escarcha verde colgaban alrededor del cuello de Yeonjun, y en una mano una cesta llena de musgo, rosas rojas, y rollos de cinta. En la otra mano estaba la compra de la que estaba más orgulloso, un gran ramo de azucenas blancas como la nieve.
Caminó a lo largo, respirando el limpio olor picante de pinos y tratando de imaginarse la imagen de Soobin.
No fue difícil. El chico angelical estaba parado a pocos metros de distancia.
Soobin estaba inclinado sobre un chico pequeño, que estaba mirándolo con ojos serios. El chico sostenía un silbato en una mano, y bajo el otro brazo tenía una vaca mecánica con una campana de latón alrededor del cuello.
Yeonjun se acercó a la pareja y agudizo el oído para escuchar.
—Sí, Jungwon, es verdad —Soobin estaba diciendo —¿No lo sabías?
El chico negó con la cabeza.
—Tengo una canción para ayudarte a recordar. Está en Inglés, pero pareces un chico muy inteligente que puede entenderla. ¿Quieres oírla?
Jungwon asintió con la cabeza vigorosamente.
Soobin se puso en cuclillas hasta que estaba a nivel de los ojos del chico, y dijo —Everytime a whistlesounds, an angel falls to the ground [Cada vez que suena un silbato, un ángel cae al suelo] —Hizo una pausa, frunciendo el ceño y dramáticamente sacudiendo la cabeza.
Jungwon se rió.
—Andeverytime a bell rings, an angel getsits wings [Y cada vez que suena una campana, un ángel consigue sus alas] —Soobin termino, sonriendo y asintiendo con la cabeza.
El chico miró el silbato, después a la vaca. Puso el silbato abajo y salió corriendo a decirle a su madre que quería a la vaca en su lugar.
Soobin se irguió, se inclinó de nuevo para recoger una cesta con escarcha verde. Con una gran sonrisa, dio media vuelta y luego se congeló en el momento que vio a Yeonjun.
Yeonjun no se movió. —Creí que aún dormías en tu habitación
—Pensé que estabas todavía en tu oficina.
No dijeron nada más. La noche anterior estaba todavía demasiado fresca en el recuerdo, e hizo el momento bastante incómodo y tenso.
Soobin miró el cuello de Yeonjun y entonces dio una pequeña sonrisa.