001. La princesa en aprietos . . .

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—Por aquí —dijo el rubio, cargando con los baúles de su prima por todo el andén hasta llegar finalmente a uno de los compartimientos vacíos—. Tendremos tiempo de descansar antes de encontrarnos con los demás.

—¿A quienes te refieres?

—Ya lo verás, los amarás.

La seguridad de Draco hizo que desconfiara sí de verdad esas personas le agradarían o no, pero decidió no cuestionar absolutamente nada mientras tomaba asiento, recogiendo su cabello.

—¿Estas nerviosa?

—A decir verdad, no. Solo cansada.

Draco trato de sonreírle para que de alguna forma hallara consuelo en él, pero ella solo lo ignoró y continuó viendo por la ventana.

—Creo conocer algo que te animará —dijo Draco con la emoción intacta cuando escuchó la campanilla de un carrito. Abandonó el compartimiento y ella por fin sintió paz.

Tal vez a lo que Draco se refería era irse para dejarla sola con sus pensamientos, y de ser así pudo haber sido la decisión más inteligente que había tomado su primo en años.

Pero lastimosamente Draco no lo vio de esa forma, y volvió de inmediato con bolsas enteras de dulces en sus manos.

—¡Oh, vamos —se mostró frustrado ante la mueca de la rubia—. Cuando éramos pequeños solías comer tantos dulces que no podías levantarte después, ¿qué pasó con eso?

—Crecí, Draco —contestó seca. Pudo observar como la ilusión de Draco se iba esfumando de a poco—. ¿Sabes que me animaría bastante?

—Pídeme lo que sea.

—Estar sola y dormir —se sintió ligeramente mal cuando la ilusión de Draco desapareció de su rostro por completo. Le dio un pequeño abrazo y fue interrumpida por el sonido del compartimiento abriéndose.

—Oh, disculpen —dijo la joven. En cuanto la miro ella pareció evitar a toda costa cualquier contacto visual. Tenía el cabello castaño, muy espeso y unos ojos aún más claros que su cabello, como del color avellana.

Cerró la puerta y ambos oyeron la puerta del compartimiento cerrarse, entonces Draco soltó un bufido que la hizo volver a la realidad.

—Nos veremos en Hogwarts, bello. Está todo bien.

Continuó su camino hasta darle la espalda a Draco, fue cuando este la tomó del brazo y ella lo apartó bruscamente como si le doliera.

—¿Que te ha pasado en estos tres años que estuvimos incomunicados? —preguntó Draco, bajando la mirada al brazo de Giovanna.

—No es algo que te interese saber —contestó tajante, abriendo la puerta.

—¡Ey! —exclamó la joven tras la puerta. Una pelinegra de unos hipnotizantes ojos verde esmeraldas—. Cuidado, corazón. Con esa brusquedad atravesarás a cualquiera.

—Lo siento.

—Oh, no te disculpes. Debes ser Giovanna Malfoy...

—Ferrario —corrigió Giovanna. Una ceja de la chica se elevó pero terminó encogiéndose de hombros.

—Un gusto, Giovanna Ferrario, soy Pansy Parkinson.

—Un placer —sonrió—. Es una lástima no poderme quedar a platicar mucho, tengo un par de asuntos pendientes pero estoy encantada.

—Totalmente comprensible —dijo Pansy, haciéndole lugar para que pudiese pasar. Detuvo a Draco de decir cualquier cosa y la rubia pudo marcharse tranquilamente luego de ello.

END GAME  (H. Granger)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora