031. Maestra Black.

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GIOVANNA observó a Hermione arrojar una almohada contra el suelo con molestia y arqueó una de sus cejas.

Hermione estaba sentada en la cama de su habitación, con los brazos cruzados y una expresión de frustración evidente. Giovanna, que se encontraba cómodamente recostada en la cama de Ginny, la observaba con una sonrisa divertida en los labios.

—¡No sé por qué se ha enfadado tanto! —exclamó Hermione, moviendo las manos en el aire—. Solo dije que tal vez ya debió haberse preparado para no quedar en el equipo. ¡Es la verdad!

Giovanna soltó una pequeña risa, cubriéndose la boca con la mano como si intentara contenerla.

—Ay, Hermione, cariño, en serio... ¿a quién se le ocurre hacer un comentario así sabiendo que Ron ya estaba molesto? —dijo Giovanna, alzando las cejas con una expresión claramente burlona—. Es como echarle sal a la herida, pero con un toque de... perfección, claro. Solo tú podrías hacerlo tan sutil.

Hermione le lanzó una mirada entre divertida y exasperada, aunque la sonrisa que empezaba a asomarse en sus labios delataba que la burla de Giovanna le hacía más gracia de lo que estaba dispuesta a admitir.

—No fue a propósito... bueno, no del todo —murmuró Hermione, con una pequeña sonrisa traviesa—. Simplemente... se me escapó.

Giovanna se incorporó un poco, mirando a Hermione con los ojos entrecerrados, como si la estuviera analizando.

—Claro que sí, cariño —dijo, con tono juguetón—. Seguro fue sin querer queriendo. Pero admítelo, hay algo dentro de ti que simplemente no puede resistir la tentación de demostrar que tienes razón... incluso cuando no deberías.

Hermione rodó los ojos, pero no pudo evitar reírse, ligeramente avergonzada.

—Bueno, ¿y qué si tengo razón? —preguntó, intentando sonar ofendida, pero su tono claramente mostraba que estaba disfrutando de la conversación—. Ron no puede esperar que todos finjan que es el mejor jugador cuando, bueno... no lo es.

Giovanna alzó las manos en señal de rendición, su sonrisa aún más amplia.

—Tienes razón, pero... ay, Hermione, a veces eres tan deliciosa y cruel sin darte cuenta —se inclinó hacia ella, su voz bajando a un tono más suave—. Y me encanta. Amo que seas mala.

Hermione negó con la cabeza, su rostro ligeramente sonrojado, pero la diversión era palpable en sus ojos.

—Deberías dejar de disfrutar tanto cuando me meto en problemas —respondió, con una risa suave.

—¿Yo? —Giovanna se llevó una mano al pecho en un gesto exagerado—. ¿Disfrutar? No, solo... aprecio el espectáculo. Somos un equipo, después de todo. Y ya sabes que a veces... ser un poco superior es parte del juego.

Hermione no respondió, pero la complicidad en su mirada lo decía todo. Había algo en ese intercambio, en ese sutil juego de poder, que ambas disfrutaban, una especie de competencia afectuosa donde la línea entre broma y verdad se desdibujaba, pero que ninguna de las dos tomaba demasiado en serio.

Hermione permaneció en silencio por un momento, mirando a Giovanna con una mezcla de diversión y cariño en los ojos. Suspiró y se dejó caer hacia atrás sobre su almohada, su expresión ahora más relajada.

END GAME  (H. Granger)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora